Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

martes, 26 de marzo de 2019

Viajando por los satélites (1)

Una vez analizados los cielos de los diferentes planetas del Sistema Solar en varios artículos de este blog, voy a intentar elucubrar cómo se verían los astros desde algunos de sus satélites.

Muy posiblemente dentro de un tiempo (mucho tiempo) se organizarán viajes turísticos por el Sistema Solar. Nuevos sistemas de propulsión permitirán organizar nuestras vacaciones por los distintos astros.

Si estás pensando en planificar  un viaje de esos y no te quieres limitar a las rutas clásicas te voy a dar alguna idea. 
Aunque bien pensado, si alguna vez se hace turismo por el Sistema Solar, los diferentes destinos estarán situados mayoritariamente en los satélites, ya que excepto Mercurio y Marte, no podríamos pasear por ningún otro planeta. Con superficie gaseosa o en el caso de Venus con temperaturas abrasadoras, sería imposible permanecer allí. En este sentido, solucionados los problemas de la radiación y del frío, los satélites con su superficie sólida serán mucho más acogedores.

El número y la variedad de destinos es grande. Hoy se conocen casi 200 satélites en el sistema solar, concretamente 185 moviéndose alrededor de los 8 planetas, y 11 de varios astros del cinturón de Kuiper, incluído Plutón, siendo Júpiter el que más tiene con 79, aunque no es definitivo porque se siguen descubriendo más.
En esta imagen tomada por la sonda Cassini aparecen 5 satélites de Saturno.
Créditos: NASA-
Gordan Ugarkovic

miércoles, 20 de marzo de 2019

¿Y la Semana Santa pa´ cuando?


¡Qué tarde cae este año la Semana Santa! 
Parece que se hace de rogar como el anillo de la canción de Jennifer López, de la que he tomado el título.
Ya sabemos que cada año es distinto y puede haber incluso más de un mes de diferencia.

Pero si se hicieran los cálculos de manera correcta, o si en el concilio de Nicea hubieran estado un poco más acertados a la hora de escribir las normas para su celebración, mañana día 21 ya sería Jueves Santo y no tendríamos que esperar hasta la segunda quincena de abril para disfrutar de esas vacaciones de primavera.


¿Y qué pinta este artículo en un blog de astronomía? Si, porque la determinación de estas fechas se basa en las fases de la Luna y las estaciones.
Efectivamente, si miras por ahí buscando la norma para determinar la fecha de Semana Santa, en casi todos los lugares leerás que “el domingo de resurrección es el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera” Así suele decirse, y así lo he contado yo en diversas ocasiones.

Varias imágenes de publicaciones, en todas pone lo mismo.

Hoy día 20, como posiblemente hayas oído, empieza la primavera y mañana día 21 hay luna llena. Por lo tanto este domingo día 24 debería ser la Pascua de Resurrección. ¡Pero no! No lo será hasta el 21 de abril.
Tengo que agradecer a mi colega y amigo Javier Martín, que me avisó hace ya tiempo de la anomalía de este año, y gracias a él he decidido escribir este post, por lo que estoy obligado a dedicárselo.

Para aclarar todo esto hay que ir al principio:
La iglesia católica quiso mantener la celebración de la fecha de la resurrección y la muerte de Cristo, pero claro, según el calendario vigente en aquel momento y lugar. Se sabe que la crucifixión se produjo el día 14 del mes de Nisán del calendario judío. Nuestro calendario es totalmente distinto y el 14 de Nisán para nosotros cae en fechas muy diferentes según el año.

Este calendario, como la mayoría en la antigüedad, era lunisolar: Cada mes se correspondía con una lunación y el comienzo del año se adecuaba al ciclo solar, a las estaciones. Por eso algunos años tenían 12 meses y otros 13 ya que en 365 días hay 12 lunaciones y unos días más.

domingo, 10 de marzo de 2019

Algo más que dar la hora


¿Quieres saber por dónde saldrá mañana el Sol, y a qué hora? ¿o en cualquier otra fecha? o ¿Cuánto durará el día?
No es necesario consultar las efemérides o bases de datos. Un simple reloj de Sol permite averiguarlo. Incuso la duración del día y la noche en otros lugares de la Tierra en cualquier día del año.

Han aparecido en este blog varios artículos sobre relojes de sol muy diferentes, algunos curiosos, otros más didácticos, porque estos instrumentos me parecen apasionantes y se puede aprender mucho con ellos.

Los relojes de Sol surgieron con el objetivo lógico de indicar la hora. Sin embargo aunque actualmente han perdido dicha utilidad, cada vez se ven más, y como auténticos monumentos se colocan en plazas, rotondas, fuentes, y otros lugares destacados.
Reloj solar horizontal en Irala (Bilbao) integrado como elemento de mobiliario urbano, de noche es un punto de luz que ilumina el pequeño auditorio.

No son solo adornos, como pueda serlo cualquier escultura que veamos por la calle, sino que tienen un valor cultural y científico.
Incluso cuando está nublado, con su observación se pueden obtener datos interesantes.

Entre todos los tipos de relojes solares, por sus diversas utilidades yo me quedo con el ecuatorial cilíndrico, modelo que recogen estas dos imágenes.
Como elemento monumental y escultórico-científico en un parque (junto al puerto de Palma), o didáctico en el patio de un instituto. (IES Angela Figuera-Sestao)
Además del reloj principal en la cara interna del cilindro, en ambos se ha trazado otro en la cara externa, sin gnomon,  y la frontera entre la zona sombreada e iluminada determina la hora 

En esencia un reloj solar cilíndrico consta de una superficie cilíndrica o parte de ella, en cuyo eje está colocada la varilla o gnomon de manera que su sombra se proyecte en la cara interna de dicho cilindro.
Aunque tradicionalmente es mucho menos frecuente que el reloj vertical, posiblemente porque los materiales necesarios no son tan fáciles de encontrar, no hay duda de que este reloj tiene mayores valores didácticos que cualquier otro.

viernes, 1 de marzo de 2019

El borde de la noche


Siguiendo con el tema del artículo anterior, con la duración de la noche, en éste se matiza su comienzo y final. Porque aunque digamos que es de día cuando el Sol está sobre el horizonte y que es de noche en caso contrario, lo cierto es que el paso de una a otra no es instantáneo.

¿Cuándo empieza la noche?
Depende. Hay varios criterios diferentes.

Después de que se pone el Sol, hay un periodo en que poco a poco el ambiente se va oscureciendo. Unos momentos casi mágicos en que los colores del cielo suelen mostrarnos unas tonalidades especiales, frecuentemente rojizas, de una gran belleza. Lógicamente después de haberse puesto el Sol, éste va bajando tras el horizonte y el cielo va tomando distintos tonos cada vez más oscuros. Es el crepúsculo.
Júpiter y Spica aparecen en el cielo crepuscular.   Julio de 2017

Si llamativo es el cielo y el horizonte por donde se ha puesto el Sol, también puede parecernos especial si miramos en sentido contrario, hacia el Este, porque posiblemente podamos ver entre unos 10 y 20 grados de altura una banda de color rosado o morado, muy diferente a los colores rojos del atardecer, a la que se le llama el cinturón de Venus.
El color rosa del arco se debe a la dispersión de la luz del Sol, enrojecida al atravesar la atmósfera.

 Y por la parte inferior del cinturón de Venus, entre éste y el horizonte, aparece  una franja oscura que es la sombra de nuestro planeta proyectada en la atmósfera. Según el Sol va bajando por debajo del horizonte Oeste, la sombra de la Tierra aparece por el Este subiendo. Muchas veces se aprecia claramente un cambio brusco de tonalidad, de un azul todavía claro, a una zona casi negra.
El cinturón de Venus y la sombra de la Tierra se aprecian en esta preciosa imagen de Christine Churchill

Algo similar ocurre antes de amanecer. Si nos levantamos cuando todavía es de noche, veremos que poco a poco el cielo va clareando y, si está despejado, en un momento da la sensación de que ya hay claridad suficiente y que el Sol debe estar a punto de salir, pero parece que se hace de rogar y tarda más de lo que debiera. En este caso mirando hacia el Oeste podría apreciarse también el cinturón de Venus, que va bajando hacia el horizonte.

viernes, 22 de febrero de 2019

La duración de la noche


La noche. El momento de observar el cielo.

El inevitable e imparable ciclo día-noche nos da dos ambientes totalmente diferentes y regula la actividad de los seres vivos. La mayoría prefieren descansar de noche, aunque también hay muchos animales nocturnos.
Entre las personas también las hay noctámbulas por el gusto de disfrutar los atractivos del ambiente nocturno, o  por afición u obligación, como los astrónomos.
De día y de noche el ambiente y las sensaciones son totalmente diferentes
Pero ¿Cuánto dura la noche? 
La respuesta no es fácil porque antes de nada hay que determinar cuándo empieza. En el próximo post hablaré de los crepúsculos, pero aquí de momento consideremos noche cuando el Sol está bajo el horizonte.

La duración del día y la noche en una determinada latitud está condicionada por las estaciones, pero si miramos en general por el Sistema Solar hay lugares muy especiales respecto a este tema.
Empezando por nuestro planeta, siempre se dice que en los polos la noche dura 6 meses, todo el otoño e invierno.
Indicación del Polo Sur. La foto se obtuvo en primavera o verano austral, porque es de día

Aún dentro de los círculos polares (latitud mayor que 66º33´) según nos alejemos de los polos la noche será más corta, habrá menos fechas seguidas en que no aparezca el Sol. Por ejemplo a 80º de latitud hay noche perpetua durante 4 meses aproximadamente, pero a 70º son poco menos de 2 meses. 

Lo mismo ocurre a medida que nos alejemos de la fecha del solsticio de invierno: a 80º de latitud Norte el 24 de febrero  (solo 3 días después de aparecer por primera vez) ya se mueve el Sol muy cerca del horizonte durante 4 horas, con lo que la noche dura  20 horas. pero el 1 de marzo solo 16.  
El tamaño del disco solar se ha exagerado un poco respecto al recorrido, pero con esa referencia se ha situado su altura

En cualquier fecha (excepto en los equinocios), habrá un lugar dentro de uno de los círculos polares donde el Sol se oculta un solo instante. Será primavera o verano en ese hemisferio, y después de días o meses sin ocultarse (o en la víspera del comienzo de ese periodo), va bajando hacia el horizonte Norte si estamos en el ártico o al Sur en la Antártida, se pone y seguidamente vuelve a salir, como se indica en el siguiente gráfico.


Desde la Antártida. Solo un instante sin sol


En el Solsticio de invierno se produce la noche más larga del año en cualquier latitud, dentro de los círculos polares no aparece el Sol en 24 horas, y en los equinoccios para cualquier lugar diferente a los polos la noche dura 12 horas, lo mismo que el día. Eso se ha dicho siempre, y de ahí proviene la palabra “equinoccio”

miércoles, 13 de febrero de 2019

El cielo del último planeta


Después de haber descrito en otros artículos los cielos de los diferentes planetas, con este post llegamos al octavo, Neptuno, que cierra actualmente la lista. En un pasado no muy lejano fueron más, y se habla mucho de un posible noveno planeta que extrañamente nadie acaba de encontrar, pero ahora oficialmente tenemos 8 y Neptuno es el último.

Como en el resto de los planetas gaseosos o de atmósfera muy densa, debemos suponer que nos situamos en el borde de esa atmósfera para mirar el cielo, porque en otro caso no veríamos nada. 
El cielo del planeta Neptuno aún de día es muy oscuro comparado con el nuestro porque el Sol está muy lejos. Comparado con Urano, la luz del Sol que le llega a Neptuno es solo la tercera parte que la que llega al planeta anterior, y unas 900 veces menos que la que nos llega a nosotros. Por ello el astro rey aparecería allí como una estrella muy brillante pero casi puntual con un diámetro de menos de 2 minutos de arco, 15 veces más pequeño que visto desde aquí.
El Sol, de solo 2´ de diámetro, sobre los irregulares anillos de Neptuno

En ese cielo serían visibles varios tenues anillos que no son uniformes, sino reforzados en varios lugares por arcos de materia más densa, que según diferentes investigadores parecen relativamente inestables.

miércoles, 30 de enero de 2019

Preparando el escenario

El pasado verano los planetas nos ofrecieron espectáculo al principio de la noche, pero la situación ha cambiado y actualmente Marte es el único que nos ha quedado a esas horas. Los demás se están dejando ver en el cielo de madrugada y el Sábado (2-2-19) precisamente antes del alba, hay un nuevo espectáculo celeste, quizás incluso más llamativo que el que la Luna nos brindó el pasado lunes día 21, porque es menos frecuente y se desarrolla de manera más rápida. 

Se trata de una ocultación del planeta Saturno por la Luna. Los protagonistas son los dos astros más fotogénicos vistos con un telescopio sencillo, y además estarán acompañados por otros personajes que ya están preparando la coreografía. Y que en otros escenarios ofrecerán en fechas futuras otras variantes del mismo espectáculo.
El problema vuelve a ser nuevamente la hora, ya que ocurre de madrugada, poco antes de salir el Sol, y en muchos lugares (como los alrededores de donde yo vivo) las previsiones meteorológicas vuelven a ser nefastas.

Pero quienes estos días han madrugado y no han tenido muchas nubes, ya habrán podido observar que hay “movida por el Este” El mismo día del eclipse, al finalizar éste podían verse por la zona opuesta del cielo dos brillantes luceros, Venus y Júpiter muy próximos entre sí. Y al día siguiente, aún más, como se aprecia en esta imagen obtenida desde Málaga por mi colega y amigo Sebastián Cardenete


Los dos astros más brillantes de la noche, aparte de la Luna uno junto al otro, el día 22 que fue cuando más se aproximaron. Antes de ese día Venus estaba más al Oeste, y ahora es al revés. 

Más cercano aún al horizonte Este se encuentra estos días Saturno, no tan brillante y casi pasando desapercibido, pero mucho más espectacular visto con un telescopio, y quizás el protagonista principal de la función que se desarrollará el sábado antes del amanecer.
Y por otro lado está la Luna, que tras su eclipse en fase llena como es de rigor, día a día va disminuyendo dicha fase y acercándose al escenario opuesto al que actuó recientemente, a donde llegará muy fina, solo dos días antes de la luna nueva.


La Luna, Júpiter y Venus, el último ya más hacia el Este, y la Luna acercándose a la zona. Imagen obtenida el día 29, también por Sebastián Cardenete.

domingo, 13 de enero de 2019

La Luna se sonroja otra vez


Parece que la historia se repite, y al igual que en 2018, en el primer mes de este año la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna produciéndose un eclipse lunar, tiñéndose de un tono rojizo nuestro satélite y, también como el pasado año, ocurre cuando la Luna está situada cerca del perigeo, el punto de su órbita más cercano a la Tierra, a lo que habitualmente se llama “superluna”. 
Aquel del año pasado desde Bilbao no fue visible, pero la imagen no habría sido muy diferente de ésta:

La imagen corresponde a un eclipse con la luna en el perigeo en 2015

Un magnífico espectáculo celeste, que aunque alguien piense que se ha vuelto habitual, no es así, y ésta es la última sesión completa durante unos cuantos años.

Últimamente a estos fenómenos se les ha anunciado con nombres rimbombantes: El año pasado fue la "superluna de sangre azul", y ahora se habla de “superluna de sangre de lobo”. 
Aunque para nosotros será el día 21, y es simultáneo en todos los lugares,
en el Oeste de Norteamérica será aún el día 20.

Antes de nada hay que decir que a los astrónomos en general no nos gustan estos nombres, que solo pueden servir para confundir o crear falsas expectativas que al final sean frustrantes, aunque hay personas, como algún responsable de la NASA que lo defiende, alegando que estos apelativos llamativos pueden hacer que la gente se interese por la Luna y en consecuencia por el espacio.
Incluso muchos titulares son redundantes porque hablan de la coincidencia de 4 fenómenos porque ocurrirá un eclipse total de Luna, que será además una "Superluna de sangre de lobo", cuando en realidad si se habla de luna de sangre se está refiriendo a un eclipse total de Luna.

viernes, 4 de enero de 2019

Anillos


Cuando en astronomía se habla de anillos, todo el mundo piensa en Saturno.


El sexto planeta del sistema solar ha sido siempre un icono planetario, el más fotogénico y el que muchas veces se ha tomado como modelo en dibujos o películas de ficción para poner imágenes llamativas.
En casi todas imágenes de cielos ficticios aparecen planetas anillados

Pero ¿por qué Saturno tiene anillos y el resto de los planetas no? Habitualmente al referirse a Saturno se hablaba de la joya del Sistema Solar.  A veces se decía que era una rareza, aunque ahora sabemos que no, y  en realidad también otros astros los tienen pero mucho menos evidentes. Además acaba de publicarse un estudio que sugiere que estos anillos son bastante efímeros y es casi una casualidad el que hayamos vivido en la época del adornado sexto planeta.

martes, 11 de diciembre de 2018

El cometa que ya nos llega.


A pesar de que recientemente manifesté mi intención de hacer una pausa y tomarme un descanso en el desarrollo del blog, lo cierto es que no he podido evitar que con este tema de actualidad haga esa pausa muy breve  o la retrase. Voy a intentar volver a los orígenes, de que este blog sea para todos los públicos, con contenidos sencillos, cercano, contando mis experiencias personales, pero sin olvidar los rombos con las secciones de ”si quieres más”.

Y es que ya está aquí el que dicen es el cometa más brillante de los últimos 4 años. Pero cuidado, que nadie espere un espectáculo extraordinario.


Aquí lo tenéis en varias versiones: Un dibujo de mi colega Kruchi de la AAV, porque casi siempre los dibujos astronómicos son más clarificadores que las imágenes tratadas con programas informáticos, dos imágenes de gran campo para compararlo con las estrellas de la zona y apreciar que no es fácil encontrarlo, obtenidas por Javier Martín y por Sensi Pastor, y  finalmente otras dos imágenes magníficas obtenidas y tratadas con equipos de buena calidad de Angel ferrer y Damian Peach.
Kruchi (AAV-BAE)





Javier Martín (Asocición Astronómica Mirandesa)


Sensi Pastor (Agrupación Astronómica región de Murcia Observatorio Murcia-La Murta





Angel Ferrer (Astrosafor)

Damian Peach


















Nuestro cometa se llama 46P/Wirtanen, que el 20 de noviembre  alcanzó la magnitud 6 con lo que siguiendo los criterios habituales respecto al brillo de los astros y su observación desde donde no hubiera contaminación lumínica, debería haberse visto ya sin ayuda óptica, y en algunos lugares así se anunció. Sin embargo parece que aparte de fotos o imágenes a través de instrumentos ópticos a fecha de hoy no tengo noticias de que nadie lo haya conseguido (quizás es solo que no me he enterado).
(Aunque para dejar constancia fotográfica, valgan las anteriores imágenes)

jueves, 15 de noviembre de 2018

El cielo del séptimo planeta


En distintos artículos de este blog, describí el aspecto del cielo como supuestamente se vería observado desde diferentes astros, siendo el relativo a Saturno, el último capítulo hasta ahora. La serie debe seguir y, aunque los últimos planetas no tienen demasiados aspectos llamativos reseñables, alguno sí hay.

Ahora que, poco después de su oposición, Urano es visible durante casi toda la noche, eso me sirve de excusa para imaginar cómo se vería el cielo desde allí.

¿Cómo es el cielo de Urano?

Al igual que los gigantes gaseosos, Urano no tiene una superficie sólida sobre la que situarse y poder observar, por lo que debemos imaginar lo que se vería en su cielo suponiendo que nos pudiésemos situar sobre la parte superior de su atmósfera.


El Sol es apenas una estrella brillante, un pequeño disco de poco más de un minuto de diámetro (unas 25 veces más pequeño que visto desde aquí) y el cielo estaría adornado por sus finos anillos, que desde el ecuador se verían como una línea cruzando de Este a Oeste por el cenit.
Imagen tomada de Stellarium, que simula la visión del cielo en latitudes medias aún dentro de la atmósfera de Urano. Se aprecian débilmente los anillos.
Hay una circunstancia que condiciona la mecánica celeste desde Urano: la inclinación de su eje que es nada menos que de casi 98º (más exactamente 97.77º), y el planeta rota casi tumbado sobre su plano de traslación.

miércoles, 31 de octubre de 2018

Destellos en el cielo



Es muy posible que alguna vez lo hayas visto cuando estabas mirando los astros, o simplemente tenías la vista en parte por encima del horizonte. De pronto, una intensa luz se enciende, manteniéndose durante unos breves segundos antes de desaparecer.

Mucho más potente que cualquier estrella o planeta, puede verse incluso desde las ciudades con gran contaminación lumínica porque su brillo puede superar la magnitud -8. (Como el brillo de una fina luna creciente pero concentrado en un solo punto). Los más brillantes teóricamente podrían verse a simple vista de día, aunque en este caso la dificultad está en saber exactamente dónde aparecerá, ante la falta de referencias.

Si estabas en un lugar con un cielo limpio, antes del fogonazo podrías haber visto la típica débil luz de un satélite artificial que va moviéndose, y cómo de pronto la luminosidad aumentaba enormemente, mientras que después del destello puede seguir viéndose moverse muy débil. Pero lo habitual es que solo se vea el fogonazo.
Es un “iridium”


Trazo dejado por uno de estos satélites en la constelación de Andrómeda, cerca de Casiopea, el 4 de agosto de 2016. Sabiendo dónde y cuándo va a producirse el destello, unos segundos antes puede realizarse un disparo con la cámara de una duración de varios segundos para asegurarse. En este caso la exposición es de 30 segundos, por lo que las estrellas han acumulado luz durante más tiempo que el iridium, de apenas 3 segundos, pese a lo cual destaca sobre ellas.
En la imagen se aprecia claramente el trazo que ha dejado al moverse durante ese tiempo, pero en una observación directa la sorpresa por la gran intensidad de luz prima sobre el movimiento. 

Aunque pudiera pensarse que estos fogonazos están programados y tienen una finalidad concreta, lo cierto es que son fruto de la casualidad.