Hace poco más de 2 años la nave de la misión espacial Lucy partió con
el objetivo de estudiar de cerca y obtener datos de varios asteroides, la
mayoría de los llamados “troyanos” en la órbita de Júpiter. Puedes ver el post que le dediqué, aunque no es imprescindible en esta historia.
Como es habitual en estos casos suelen surgir pequeños
problemas, y en esta ocasión uno de los dos grandes paneles solares de Lucy no
se abrió totalmente. El asunto pudo dejarse prácticamente solucionado pero
entre unas cosas y otras habría que corregir el rumbo de la nave.
Esto tampoco es un hecho muy extraño, en todas las misiones suele haber comprobaciones del rumbo y se realizan pequeñas correcciones utilizando la energía de la propia nave. Pero en esta ocasión como iba a pasar relativamente cerca de otro pequeño asteroide de un tamaño de 1 kilómetro llamado Dinkinesh (maravilloso), ya el pasado mes de mayo se modificó muy levemente la dirección para que se acercara un poco más a dicho asteroide (a solo 425 Km) con una precisión concreta y utilizando la asistencia gravitatoria del astro corrigiera la órbita de manera adecuada.
Según otras versiones los técnicos, con posterioridad al
lanzamiento, quisieron que sobrevolara Dinkinesh para probar un nuevo sistema
de seguimiento y navegación.
El caso es que al acercarse a Dinkinesh, hace solo unos días
surgió la sorpresa: Las imágenes de Lucy mostraban claramente que este
asteroide de 790 metros tiene un satélite de unos 220 metros, que curiosamente
no se había detectado previamente aunque parece que algunos lo habían intuido por las variaciones de brillo que mostraba.
Primera imagen que se difundió de Dinkinesh y su satélite. Créditos: NASA/Godard/SwRl/Johns Hopkins APL/NOAO |
Aunque en esta imagen pudiera parecer que están en contacto, las sucesivas demostraron que era un satélite, como se ve en este montaje:
Créditos: NASA/Goddard/SwRI/ASU |
Pero el día 8 (el pasado miércoles) aumentó la sorpresa, porque se ha visto que en realidad el satélite de Dinkinesh son dos lunas de contacto entre ellas (tocándose) y que en las imágenes anteriores no se apreciaban porque una tapaba a la otra.
Dinkinesh y sus dos lunas |
Por lo tanto estas circunstancias nos ha llevado a conocer que no es solo un asteroide, ni dos, sino 3.
Anteriormente, gracias al proyecto Lucy, y posteriormente a
su lanzamiento, ya se descubrió que Polymele, uno de los asteroides troyanos
que visitará esta nave, también es binario.
Y también lo es otro de ellos: Patroclo-Menoetius, aunque
esto ya se sabía desde hace mucho.
Por ello, aunque antes del lanzamiento se hablaba de que Lucy
iba a visitar 6 asteroides (o 7 contando a Menoetius), al final contando las
lunas, van a ser 11. Y eso si no aparecen más.
Asteroides con satélites:
Se conocen ya más de 400 asteroides que poseen uno o varios satélites, o con indicios de tenerlos, y por supuesto que habrá más. Pueden
parecer muchos, pero teniendo en cuenta el más de un millón de asteroides descubiertos
hasta ahora…
Estos asteroides binarios, o con satélites pueden ser
originados por un impacto o por atracción gravitatoria en un encuentro a baja
velocidad relativa.
El primero que se detectó fue (243) Ida con su satélite al que se llamó Dáctil, descubierto por la sonda Galileo. Ida y Dáctil comparten muchas características físicas, lo que sugiere un origen común para ambos.
Ida y el pequeño Dáctil que, aunque parece lo contrario, está en primer plano |
El segundo fue (45) Eugenia, a quien en 1998 se le encontró
un satélite que se le denominó Petitprince por el personaje de Saint Exupery, y en 2004 se le encontró otro aunque
parece que no fue anunciado hasta 2007.
Sin embargo Eugenia no fue el primero en tener oficialmente
2 satélites, porque a (87) Silvia en 2001 y 2005 se le
descubrieron dos pequeños asteroides orbitándola, que recibieron los nombres de Rómulo y Remo, que en la leyenda romana eran hijos de Rea Silvia.
Silvia, Rómulo y Remo |
Se conocen casi 20 asteroides triples, entre ellos (216) Cleopatra con sus satélites Alexhelios y Cleoselene, (93) Minerva o (3122) Florence, aunque seguramente habrá muchos más.
Y más que chocante, echándole imaginación sería emocionante el practicar un nuevo
deporte de riesgo, el asteroiding, o salto (con o sin cuerda) entre 2001 SN 263
de poco más de 2 km y sus cercanos satélites.
Esquema de los tamaños y distancias, a la escala que aparece, de este trío de asteroides |
Su pequeño tamaño, y por tanto pequeña atracción gravitatoria, haría que con un salto se pudiera vencer su velocidad de escape y salir al espacio. Y si se ha calculado bien la dirección, llegar a otro de los componentes del trío. Habría que calcular donde estaría nuestro destino cuando llegásemos a él, porque también se iría moviendo durante nuestro “salto”.
Otro ejemplo muy similar es 1994 CC, aún más pequeño (diámetro 0.65 km) y con sus satélites aún más próximos que los del anterior, a solo 1.7 y 6.1 km
Asteroides binarios de contacto
Al igual que los dos satélites de Dinkinesh hay otros casos de asteroides o cometas en que su extraña forma indica que se han formado por la unión de
otros dos. Estos, con el paso del tiempo, se habrían acercado entre sí y habrían tenido un impacto suave con lo que quedarían unidos formando los astros
binarios de contacto, como los recientemente descubiertos por Lucy.
Más ejemplos que se pueden mencionar podrían ser, el asteroide (216) Cleopatra citado
antes por sus satélites y con una forma muy extraña, (25143) Itokawa (486958), el lejano Arrokoth del que tenemos imágenes por haber sido visitado por la nave New Horizons después de acercase a Plutón, o el famoso cometa Churyumov Gerasimenko entre otros muchos.
La primera es una recreación artística, y las otras son imágenes reales |
Estos astros también podrían haber surgido después de un fuerte impacto
con otro cuerpo celeste, haberse separado en trozos y volverse a juntar.
La tercera posibilidad, de ser dos astros lejanos que se han
cruzado sus caminos como en el caso anterior, pero haber quedado unidos, es
menos probable porque con toda probabilidad la velocidad de impacto sería muy
elevada y se habrían destruido.
En cualquier caso, las situaciones extrañas en el mundo de
los asteroides son muchas, como el caso de (90) Antiope: un asteroide doble con
componentes similares de gran tamaño con casi 90 km cada uno y muy próximas entre ellos que, aunque no sea así, da la impresión de que en cualquier
momento fueran a impactar o a juntarse formando un binario por contacto:
Imágenes de Antiope |