Una extraña y débil luz está esperando tu mirada.
En la pasada primavera por fin
pude verlo. Después de un viaje de 500 km entre ida y vuelta, que mereció la pena,
porque no es fácil y hay que buscar un lugar adecuado.
Es posible que suelas mirar al
cielo de vez en cuando y creas que ya has visto todo lo que puede apreciarse a
simple vista. Pero lo más probable es que nunca hayas llegado a intuir siquiera
la llamada “Luz zodiacal”, tal como me ocurría a mí hasta la noche del 2 de
abril de este año. Al final del post, antes anexo con el rombo, aparece un
relato de aquella experiencia.
Aunque es un tema curioso e
interesante, hasta ahora no he escrito sobre ello porque no me parecía adecuado
hablar de algo que puede verse pero yo nunca lo había conseguido, y tampoco lo
hice después de aquel día porque las condiciones empeoraban rápidamente… hasta
ahora.
Preciosa imagen de la luz zodiacal obtenida por Leonor Ana Hernández |
Lo dejé en la recámara hasta que llegara el momento adecuado y ahora que vuelve a ser época propicia te invito a que lo intentes.
Se dice que la mayoría de las
personas de este planeta no han podido ver nunca la Vía Láctea por su poco
brillo y la contaminación lumínica de la mayoría de los lugares. Pero aún
muchas menos habrán podido ver la luz zodiacal: una banda con forma triangular alargada
con el lado más corto en el horizonte, más débil que la de nuestra galaxia, que
sin embargo desde lugares con un cielo oscuro puede apreciarse o intuirse sobre
todo al comienzo de la primavera una hora y media o dos horas tras la puesta de
Sol o al principio del otoño con el mismo margen antes del amanecer.
Otra imagen obtenida por Leonor, desde Atacama, donde aparecen la Vía Láctea y la Luz Zodiacal, ésta mucho más difusa. |
¿Cómo se produce?
Este fenómeno surge cuando la luz
del Sol es dispersada por una multitud de partículas de polvo que se encuentran
cerca de la eclíptica (el plano en que se encuentran los planetas); una zona en
forma de lente que llega casi hasta la órbita de Júpiter.
Por ello desde aquí se ve con la
forma de un estrecho triángulo que por supuesto es inapreciable de día o cuando
todavía el cielo no está muy oscuro, pero tampoco en horas próximas a la
medianoche porque el Sol está demasiado por debajo del horizonte y porque solo la
parte central es lo bastante densa para dispersar la luz solar y ser visible.
¿Por qué ese nombre?
Debido a la posición de las
partículas de polvo en la eclíptica, la luz proyectada aparecerá en esa zona,
por donde transitan los planetas, y que como es sabido coincide con las
constelaciones zodiacales. De ahí el apelativo de “zodiacal”
¿Cuándo puede verse?
Para poder observarla se tienen
que dar varias circunstancias:
- Uno de los factores
determinantes para poder ver tan débil resplandor es que no haya Luna, ni
siquiera en fase fina. Por ello, una vez descartados los días próximos a la
luna llena, cuando está creciente pero antes del cuarto podría verse de
madrugada porque que a esas horas ya se habrá puesto, o en menguante después de
anochecer porque todavía no habrá salido.
Hay otro factor, incluso más
importante, y es que la eclíptica esté lo más vertical posible respecto al
horizonte, para que el triángulo luminoso aparezca a suficiente altura evitando
la extinción (disminución de brillo debido a que atravesaría gran capa de
atmósfera)
Teniendo en cuenta la inclinación
de la eclíptica en distintas fechas, y en cada hemisferio, que expliqué en su día y copio un par de gráficos, los mejores
momentos son las fechas próximas a los equinoccios: en el de otoño de
madrugada, y en el de primavera después de anochecer. No olvidar que como las
estaciones son diferentes en cada hemisferio cuando la situación sea favorable
en el norte de madrugada (como ahora) en el sur será favorable al principio de
la noche.
Gráficos similares a estos ya aparecieron en el artículo "La eclíptica" donde pueden verse otros análogos y una explicación detallada.
Teniendo en cuenta ambos
factores, ahora mismo la luz zodiacal puede verse después de anochecer en el hemisferio Sur
hasta el día 26 o 27 de septiembre en que la Luna comenzará a molestar, y la siguiente oportunidad
será del 19 al 27 de octubre.
En el hemisferio norte habrá que esperar hasta el día 24 porque aquí molesta la Luna ahora (en menguante está presente al final de la noche), y luego durante 2 semanas podríamos intentar ver a nuestra protagonista de madrugada.
Si no nos gusta madrugar habrá que esperar al final del invierno, concretamente a partir del 10 de marzo cuando la luna menguante esté ausente al principio de la noche, y la eclíptica bastante vertical, como se recoge en este otro gráfico:
Otro factor decisivo para poder apreciarla es la ausencia casi total de contaminación lumínica: En toda la provincia de Bizkaia no he encontrado un solo lugar donde pueda verse la luz zodiacal.
Desde zonas próximas al ecuador prácticamente siempre tienen la eclíptica bastante vertical, por lo que podrá verse en cualquier fecha en que la Luna no está en el cielo, siendo por tanto la mejor zona para observarla.
Estos párrafos que siguen fueron
escritos hace medio año, concretamente el 3 de abril, con la idea de
publicarlos entonces en este blog. Pero luego pensé que era más importante el
aspecto didáctico del tema, y siendo ya fechas tardías para su observación,
empeoradas por la luz de la Luna, decidí dejarlo para la siguiente ocasión,
precisamente ahora a finales del verano, para que quizás pueda motivar a
alguien a intentarlo.
“Por fin lo conseguí. Algo que
nunca había visto, que no parecía fácil, que desde luego había que ir al
comienzo de la primavera a un lugar con el cielo muy limpio como el pueblo de
mi madre, lo cual pensé hacer hace dos años pero el confinamiento me lo impidió.
La luz zodiacal, esa tenue banda
blanquecina con forma triangular alargada e inclinada, más débil que la vía
láctea, ahí estaba apenas intuida pero que la cámara captó sin ninguna duda.
El mes anterior lo había
intentado, buscando el lugar más oscuro de mi provincia, pero fue en vano y la
contaminación lumínica de varias capitales lo hacía imposible.
El del sábado fue un viaje
relámpago de ida y vuelta con peligro casi de que la nevada dejara
impracticables las carreteras, pero con un cielo espectacular a la llegada al
lugar escogido, una finísima Luna en el crepúsculo que anunciaba que pronto se
despediría…
Efectivamente, al empezar a oscurecer la telonera abandona el escenario quedando las estrellas que acompañarían a la diva que alguien diría que ya empezaba a intuirse.
… y ya de noche un rato de frío intenso en el camino de la Loma entre Torre y Caleruega pero que con la emoción uno no se entera. Bueno, se enteró solo mi mano derecha despojada del guante para poder manipular la cámara, que quedó pronto inutilizada al perder sensibilidad con el frío y hube de cambiar por la otra.
Ahí está, acompañada de aviones y satélites. |
La misma imagen con anotaciones para clarificar |
Sé que la foto puede no decir mucho porque es muy débil, pero ahí está precisamente el mérito. Aunque objetivamente era mucho más atractiva la finísima luna de 37 horas que se pudo ver en el crepúsculo, la famosa constelación de Orión que junto a Sirio dominaba la noche o incluso los dos cúmulos de las Híades y las Pléyades que aparecen en las fotos, y que por cierto serán el tema de un próximo post, o hasta la espectacular caída de copos de nieve sobre el parabrisas del coche a la vuelta.
Pero el objetivo era observar el vaporoso
reflejo de polvo cósmico situado en el plano del Sistema solar, la luz
zodiacal. Ser testigo y poder hablar de ello en primera persona. OBJETIVO
CUMPLIDO”.
¿Cómo se produce esa extraña luz?
¿Qué es la luz zodiacal? Se supone que se forma por el reflejo de la Luz del Sol en partículas de polvo situadas en torno al plano del Sistema Solar, pero no está del todo claro el origen de esas partículas. Siempre se había dicho que se trataba de polvo expulsado en las inmediaciones del Sol por los innumerables cometas de largo periodo que cruzan la zona desde hace miles de millones de años y también por los choques entre asteroides.
Sin embargo en 2010 David Nesvorn y Peter Jenniskens propusieron que su origen estaba en los cometas de corto periodo, fundamentalmente los de la familia de Júpiter con los que las trayectorias de las partículas de polvo tenían cierta semejanza, descartando a los asteroides y a los antiguos cometas, cuyos restos no habrían podido quedar en la zona durante mucho tiempo.
Órbitas de los cometas de la familia de Júpiter. Casi todos ellos recorren precisamente la zona donde se encuentran los granos de polvo que origina la luz zodiacal. |
Y hace solo unos meses un equipo dirigido por John Leif Jorgensen publicó un trabajo que pone esta interpretación en duda y a partir del análisis de las partículas que habían chocado con la nave Juno en su camino hacia Júpiter dedujo que procedían del polvoriento Marte.
Parece que la gran mayoría de estas partículas se encuentra entre la Tierra y Júpiter. La Tierra las atraería por gravedad limitando su desplazamiento más hacia el Sol, y el planeta gigante las mantendría en el interior de su órbita por fenómenos de resonancia.
Representación de la nube de polvo que origina la luz zodiacal |
Esta interpretación tiene algunos
inconvenientes que habrá que seguir analizando, pero no deja de ser curioso que
con los medios actuales hayan surgido varias hipótesis diferentes, y que lo que
hasta hace muy poco se daba por cierto, ahora casi se ha descartado.
Sea lo que sea, te invito a que
intentes observarlo, y a que no saques la conclusión de que esto de la luz
zodiacal es un cuento.