Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

jueves, 7 de octubre de 2021

¿Afecta la Luna al ser humano? - La influencia de la Luna (4)

Después de 3 capítulos sobre la relación entre las mareas y la atracción de la Luna publicados en el mes de abril, llega este cuarto totalmente diferente y que en realidad era uno de los objetivos de todo aquel preámbulo.


Este nuevo artículo, sobre la influencia de la Luna en las personas, quizás se salga del ámbito de la astronomía. Pudiera estar sesgado por mis opiniones personales, pero he decidido escribirlo porque mucha gente me pregunta sobre el tema, e incluso me han pedido impartir charlas y he intervenido en entrevistas y debates en los medios de comunicación.

Es muy posible que no estés de acuerdo con algunas (o todas) de las afirmaciones que aquí aparecen. A diferencia de la mayoría de temas que he tratado en otras ocasiones, nada de lo de éste se puede comprobar al 100%, y espero que no te haga dejar de leer mi blog.

- No hay mareas en nuestro cuerpo

Como decía al principio ya he escrito 3 artículos dejando claro la influencia de la Luna en las mareas (puedes verlos clicando aquí: A, B, C). En los mares sí, pero en nuestro cuerpo …

Suele oírse a menudo esta frase “La Luna provoca la subida del agua de los mares, nuestro cuerpo es en gran porcentaje agua, y por ello hará el mismo efecto y nos debe influir


Por supuesto que la Luna atrae al agua de nuestro cuerpo con la misma intensidad, por unidad de masa, que al agua de los océanos. Pero la masa del agua de los océanos es muchísimo mayor que la de nuestro cuerpo, y sobre todo, nuestro tamaño es muchísimo menor, de manera que el diferencial de la atracción sobre nuestra cabeza o sobre nuestros pies, que es lo que provocaría una subida de nuestro agua corporal en la dirección en la que está la Luna es pequeñísimo. Alguien lo ha calculado (un prestigioso divulgador científico), y ha comprobado que el efecto de esa diferencia de fuerza haría moverse al agua de una parte de nuestro cuerpo una distancia ¡¡¡menor al tamaño de un átomo!!! Pero menos del tamaño de un átomo no puede moverse nada. Cualquier objeto de cierto volumen que tengamos cerca (una roca, un edificio o incluso una persona) producirá un efecto mayor de atracción diferencial sobre el agua de nuestro cuerpo que la Luna.

Por ello hay que decir claramente que la Luna no provoca un efecto marea sobre el agua de nuestro cuerpo, como lo hace sobre el agua del mar. ROTUNDAMENTE NO.

- Influencia psicológica

La Luna, con su luz, su presencia en el cielo y sus cambios, tiene que influir sobre el espíritu humano”. Esa es otra de las frases que hemos oído muchas veces.

Está claro que en este ámbito, no solo la Luna, sino cualquier circunstancia que pensemos que nos influye, tendrá un efecto por autosugestión. Hay cantidad de manías irracionales que mucha gente tiene y utiliza para que le den buena suerte. “cuando voy a una entrevista de trabajo o tengo que hacer algo importante me pongo una prenda concreta que me trae suerte” afirman muchas personas. Evidentemente el estado de ánimo positivo reforzado por ello le influirá, pero objetivamente no tiene nada que ver. Lo de la Luna sería algo similar.

La Luna influirá en nuestro ánimo lo que queramos que nos deje influir, al igual que cualquier otra cosa.

Es evidente que las circunstancias objetivas que pudieran afectar o sugestionar son muchísimo más evidentes con el Sol, que con la Luna. El astro rey nos marca los ritmos biológicos de una manera clara, condiciona enormemente más las circunstancias ambientales, y casi nadie habla sobre “la influencia del Sol”.

- La luna llena y los nacimientos

Yo siempre había oído que la Luna nos influía, era algo que no me preocupaba, casi lo aceptaba tácitamente, y hasta hace algo más de 30 años no me lo planteé. Se oyen muchas cosas, pero uno debería fiarse al menos de los que dicen los profesionales, y una amiga mía que trabaja en un hospital, en maternidad, aseguraba que sí. “Los días de luna llena hay más nacimientos”, me dijo.

Evidentemente yo no lo podía poner en duda, porque en ese ámbito ella tenía experiencia y yo no. Pero se me ocurrió hacer un estudio estadístico con el objeto de cuantificar esa influencia: El día de luna llena ¿habrá muchos más nacimientos que la media? ¿por ejemplo el doble? ¿o solo un porcentaje menor?

Los resultados fueron definitivos, me sorprendieron, e hicieron que cambiara totalmente de opinión en estos temas. La afirmación de mi amiga era totalmente falsa.

Fue hace mucho, en 1990, recogimos miles de datos de fechas de nacimientos del archivo histórico de matriculaciones del instituto donde yo trabajaba. Realicé un programa con el que calculaba la fase lunar en cualquier fecha, mi alumnado fue introduciendo los datos en los ordenadores, y el programa calculaba distintos parámetros: Número y porcentaje de personas nacidas el día de luna llena, o en el día contiguo, distancia en días a la luna más próxima, o dividiendo la lunación en las cuatro fases, número y porcentaje de personas nacidas en cada uno de ellos.

Todos los parámetros obtenidos correspondían a una distribución aleatoria de nacimientos, donde la luna llena no tiene ninguna influencia.

He encontrado entre mis papeles uno de los estudios, y aquí están los resultados. 

Quizás el último parámetro sea el más significativo o más claro, y lo recojo también en este gráfico para hacerlo más visual (Gracias Javi por la sugerencia)

Queda claro que no predominan los nacimientos en Luna llena. Con más datos se aproximaban todas aún más al 25%

El programa se pasó a muchos compañeros de otros centros, se utilizó en ferias didácticas, se recogieron miles y miles de datos, y siempre el mismo resultado. No hay más nacimientos el día de luna llena o en días próximos a él. La creencia popular es totalmente falsa.

Me han llegado referencias de estudios similares y posteriores realizados en diversos lugares y siempre el resultado ha sido el mismo.

¿Por qué me mintió mi amiga? ¿Por qué incluso en ámbitos profesionales relacionados con ello se afirma algo que es falso?

Se pueden hacer muchas elucubraciones.

Hay dos circunstancias que se dan en todas las creencias falsas de todos los ámbitos:

1- Si algo está extendido, se tiende a creerlo sin más, a repetirlo sin comprobarlo o a admitir indicios falsos. Incluso, es muy posible, que un día que en la maternidad tengan muchos nacimientos, alguien diga “Hoy hay muchos nacimientos, será que hay luna llena”, y quien lo escucha lo repite pero modificado “hoy hay luna llena y por eso estamos a tope de trabajo”, cuando en realidad no haya luna llena ese día: Nadie se ha molestado en comprobar qué fase lunar hay, algo que habitualmente no se sabe, no miramos al cielo, puede estar nublado y con tantas luces la Luna no es evidente.

2- El llamado sesgo de confirmación. Ante cualquier creencia un solo dato a favor nos la confirma, e inconscientemente montones de datos en contra no son tenidos en cuenta por nuestro cerebro. Es muy frecuente oír: “Es verdad. Mi vecina dio a luz ayer, justo en luna llena”. Y no hay más que hablar. 

En realidad eso solo demuestra que también en los días de luna llena hay nacimientos (evidentemente, faltaría más). Aunque suponga caer yo mismo en esa contradicción, debo decir (para quienes aceptan este sesgo) que mi hijo mayor debía haber nacido en luna llena según los cálculos del ginecólogo, pero se adelantó una semana. Mi otro hijo, nació dos días después de la luna llena, y la Luna no le adelantó el parto a mi mujer. Y ¡menos mal! porque un incidente con las llaves del coche ocurrido el día de la luna llena mientras observaba un eclipse con mi alumnado, habría hecho que no la hubiera podido llevar al hospital.

Aunque en los hospitales se trabaje con base científica, siempre se pueden colar errores entre su personal. Algunos estudios contradictorios sobre el COVID-19 durante la pandemia así lo demuestran.

Alguien ha apuntado otra posibilidad para el error de los profesionales de las maternidades que, aunque no es muy probable, lo recojo porque está relacionado con la mecánica celeste: Si aleatoriamente miramos al cielo cualquier noche buscando la Luna y la vemos, lo más probable es que esté en fase llena o muy próxima, porque la luna llena está sobre el horizonte toda la noche, los cuartos creciente o menguante solo la mitad de la noche, y la luna nueva nunca. Si alguien en la maternidad una noche con mucho trabajo mira a ver si hay luna llena, si no la ve es un dato que no le vale, pero si la ve y el dato le sirve, lo más probable es que la vea llena únicamente por razones de mecánica celeste. independientemente de que haya habido muchos o pocos nacimientos

- Delitos o urgencias psiquiátricas.

Siempre se ha dicho que con luna llena estos hechos aumentan.  Pues parece que también esto es falso.

Pero hay publicados muchos artículos que lo afirman” me dirás.

Hoy en día sabemos que se publican montones de cosas falsas, las "fake news" están a la orden del día, pero eso siempre ha ocurrido. Aunque la publicación de artículos llamativos sobre el efecto de la luna llena favoreciendo la comisión de delitos tiene más aceptación que los que lo niegan, hay también estudios aparentemente mucho más serios y citando fuentes fidedignas, donde se ha comprobado lo contrario.

Aquí también realicé una investigación con mi alumnado, revisando las noticias sobre delitos de sangre recogidas por un diario de información general de todo un año que llegaba al instituto y se guardaba en la biblioteca. Evidentemente debido al número, mucho menor que el de fechas de nacimiento, el valor estadístico es menos rotundo, pero los resultados fueron los mismos. No había ninguna correlación con las fases lunares.


Tampoco en los asesinatos machistas, cuyas relaciones no son difíciles de encontrar, influye la Luna, como comprobé personalmente hace unos meses. Fue antes de la pandemia, en el informe de 2019, y espero que los que desgraciadamente hayan ocurrido luego no hayan cambiado el resultado, y sobre todo que no aporten datos significativos porque no hayan sido muchos. Aquí están los enlaces por si quieres comprobar: busca las fases lunares en un calendario de esos años o con un programa de efemérides y coteja los datos 2019 , 2020 , 2021.

Un estudio realizado en la universidad de Nueva York (UNY) también desmiente ese supuesto incremento de delitos en luna llena: Puedes verlo aquí

La palabra “lunático” que se atribuye a quien no está muy cuerdo, y la relación entre las locuras y la fase de luna llena queda en entredicho también por estadísticas de ingresos o urgencias en hospitales psiquiátricos, en los que no se ha encontrado ninguna correlación.

 

Otras supuestas influencias

En muchos ámbitos de la vida hay dichos, creencias, refranes, que ahí están y mucha gente los asume; se dicen y ahí quedan. Además de lo citado hay muchas otras cuestiones que suelen achacarse a la fase de la Luna. Desde la relación de la duración del ciclo mensual de las mujeres con el del periodo de fases, hasta el momento idóneo para cortarse las uñas.

-¡Claro que está relacionado! Que cada 28 días me viene la regla”, he oído alguna vez. Pues entonces no tiene nada que ver, que el ciclo lunar no son 28 días, sino 29.5 ¿Alguna mujer tiene la regla siempre en una misma fase lunar?

- "Para que el pelo te crezca fuerte, debes cortarlo en fase ..." No digo cual, porque aquí hay varias opiniones diferentes. Hace poco me pasé por unas cuantas peluquerías de Durango y pregunté si solían tener más clientela en alguna fase lunar. "Pues no. Antes de los fines de semana es cuando vienen más". 

Una de las peluqueras me explicó detenidamente la supuesta influencia, pero reconoció que sus clientes no debían de saberlo porque no acudían más los días propicios.


- Algo parecido ocurre con el corte de las uñas. Aquí parece que va por comunidades autónomas, y lo que me decía mi amigo gallego (y que era de dominio público en su tierra) era lo contrario que otro andaluz. Se puede hacer el chiste, pero te lo dejo a tí.


Algunas actividades humanas que sí están marcadas por las fases lunares

- Como no todo va a ser negativo, hay que decir que evidentemente la fase lunar influye en algunas actividades humanas, por ejemplo las que están relacionadas con las mareas: Los horarios de trabajo de los mariscadores, o de los pescadores costeros, las maniobras de entrada o salida de barcos en puertos de poco calado, etc.

- Recuerdo que en época universitaria solíamos ir a jugar al futbol a la playa algunos sábados por la mañana. Como necesariamente debía ser en marea baja para tener un espacio amplio y liso, y con el retardo de más de un par de horas en la costa de Bizkaia (según el establecimiento del puerto) las semanas que la fase estaba próxima a los cuartos no había plan. La Luna debía estar próxima a fase nueva o llena para que nos coincidiera la bajamar.

- Cuando realicé el servicio militar, en una ocasión hicimos una marcha nocturna y fue una experiencia magnífica porque una vez en el campo alejados del cuartel todo el paisaje se veía perfectamente gracias a la luz de la Luna. Las siguientes ocasiones, también fue en luna llena, y es cuando se organizan estas actividades con motivaciones lúdicas. Si nunca lo has hecho, aprovecha ahora, y en una próxima noche de luna llena (el 20 de octubre, el 19 de noviembre o los días contiguos) date un paseo por el campo lejos de las luces. Descubrirás algo excepcional. Unos paisajes que aunque quizás conocidos, te parecerán nuevos y unas extrañas sensaciones.  De noche, pero se verá todo como si fuera de día.

Las marchas nocturnas casi siempre se organizan las noches de luna llena por razones evidentes

- Parece que hay estudios que indican que la facilidad de conciliar el sueño o la duración del mismo, también está relacionado con la fase lunar. Hace años me llegó una investigación de una universidad suiza, y parece que no es el único


Puedes leer los artículos en los enlaces, pero te adelanto que el motivo que se cita podría sería la melatonina, hormona necesaria para conciliar el sueño y que se produce cuando hay oscuridad. La luz de la Luna creciente o incluso llena que sale antes de irnos a dormir, dificultaría el sueño. 

Pero a pesar de estos estudios yo no pongo la mano en el fuego, porque últimamente se oye hablar de muchas investigaciones “científicas” de resultados contradictorios, aunque sean sobre otros temas. Éstos han sido realizados con muestras de población muy pequeñas, y está claro que actualmente no es precisamente la luz de la Luna la que antes de ir a dormir nos pueda privar de la oscuridad. Yo anoche dormí mal, pero como un dato solo no sirve, voy a fijarme qué fase es cada vez que vuelva a ocurrir.

- También nuestro satélite nos influye a los astrónomos a la hora de programar las observaciones: Si queremos ver la Luna elegiremos una fase creciente que se puede ver desde el principio de la noche; pero en general para observar objetos débiles evitaremos la Luna, al menos los días relativamente cercanos a la fase llena.


Como conclusión de todo esto, habría que decir que aparte de circunstancias y actividades claramente condicionadas por la luz de la luna llena o de las mareas, muchas de las supuestas influencias lunares, aunque aceptadas por mucha gente, son un auténtico camelo, mientras que en algún caso concreto podría otorgárseles al menos el beneficio de la duda. La Luna cambia, los cambios son recogidos por nuestros sentidos, y evidentemente pueden tener su influencia. ¿Hasta qué punto? ¿Más influencia que cualquiera de las miles de circunstancias que ocurren en nuestra vida diaria?… Si yo me creía todo antes de hacer la estadística de los nacimientos, ahora no me queda más remedio que ser muy crítico en todos los casos.

Cuando me llegue la noticia de que haya un estudio contrastado sobre la influencia de la Luna sobre los seres humanos, editaré este post y lo incluiré. La ciencia nunca es definitiva; pero de momento, esto es lo que hay.

Aunque bien pensado,... la Luna nos influye o nos ha influido de una manera decisiva y mucho mayor que adelantando partos o haciendo que el pelo crezca más fuerte: Gracias a ella estamos aquí

- Debido a las enormes mareas que ocurrían cuando estaba mucho más cerca de nuestro planeta, la vida salió del mar y pudo evolucionar hasta nuestra especie.

Los animales marinos quedaban varados en tierra durante la bajamar y algunos pudieron sobrevivir y adaptarse a la vida en suelo firme.

- Además la Luna mantiene el clima benigno permitiendo nuestra supervivencia, al actuar sobre el eje terrestre y evitar una inclinación excesiva que haría las estaciones mucho más marcadas y como consecuencia nuestro planeta inhabitable.

Cuanto más inclinado estuviese el eje de giro de la Tierra, las estaciones serían más extremas

- También nos marca el ritmo de vida: La rotación terrestre hace miles de millones de años duraba solo 6 horas, y ha sido la Luna la que la ha frenado, haciendo que cada 24 horas iniciemos una nueva jornada. ¿Te imaginas yendo a dormir cada 6 horas y levantándonos solo 2 horas después?

Un posible horario para un día de 6 horas

¡Vaya si nos ha influido la Luna!

CONTINUARÁ

jueves, 30 de septiembre de 2021

Baile sincronizado en Neptuno

Hace unos días fue la oposición de Neptuno, concretamente el 17 de este mes de septiembre.

Pero nadie habló de ello y no se le prestó ninguna atención en los medios como suele hacerse por ejemplo con Marte o Júpiter. Es lógico porque el octavo y último planeta no puede verse a simple vista como los otros, y debido a su gran distancia desde el Sol, su aumento de brillo en la oposición es muy pequeño.

Sin embargo por aquellos lugares ocurren cosas sorprendentes y no quiero dejar pasar más tiempo sin dedicarle un post a Neptuno, o mejor dicho a sus dos satélites más interiores: Náyade y Talasa.

Representaciones de las personalidades mitológicas de Náyade (ninfa de las aguas dulces) y Talasa (diosa del mediterráneo) junto a una imagen del primero de los satélites.

Ambos tienen una forma muy alargada, su tamaño ronda los 100 kilómetros y se mueven más deprisa que la rotación de Neptuno por lo que eso hace que se vayan acercando poco a poco al planeta hasta que en un futuro lejano choquen con él o con sus anillos, como ocurre con Fobos, el mayor de los satélites de Marte.

Pero lo más destacable de la pareja es que mantienen un baile muy especial. Sus órbitas, prácticamente circulares, están separadas por solo 1848 kilómetros, que no es nada en términos astronómicos.

Gráfico a escala donde se aprecia la cercanía entre las órbitas de los dos satélites

Es cierto que aún más cercanas están las órbitas Jano y Epimeteo, satélites de Saturno; y si para evitar un choque cuando se aproximaban aquellos realizaban un baile “a lo agarrado”, casi dándose la mano e intercambiando posiciones, tal como conté en el artículo que les dediqué en su día, estos dos mantienen las distancias llevando a cabo otra danza muy diferente “a lo suelto”.

Lógicamente al tener las órbitas tan cercanas sus periodos orbitales también son similares, y es casi cada 17 vueltas de Talasa cuando es alcanzada por Náyade. Si las órbitas estuvieran en el mismo plano en ese momento del adelantamiento su distancia sería los mencionados 1848 km, demasiado cerca como para que sus órbitas no se desestabilizaran. Pero mientras el plano orbital de Talasa prácticamente coincide con el ecuatorial de Neptuno, el de Náyade está inclinado casi 5º, con lo que en general la distancia entre ambos en esos momentos de encuentro sería mayor.

No está a escala, habiéndose exagerado la inclinación del plano orbital de Náyade, para una mejor comprensión de la situación.

Pero eso no solucionaría el problema porque los lugares de adelantamiento van recorriendo toda la órbita y en principio en algún momento se podrían aproximar al nodo (punto de corte de la órbita de Náyade con el plano orbital de Talasa)  y la distancia entre los dos satélites sería pequeña. 

Sin embargo hay un mecanismo que se ha adecuado exactamente a los movimientos de ambos, que consiste en el desplazamiento de los nodos de tal manera que siempre los adelantamientos se producen a una misma distancia, concretamente a unos 3470 kilómetros y siempre alejados de los nodos. Justo a 45º de ellos.

El resultado de este "baile de evasión" se ilustra con el siguiente vídeo, realizado a partir de las investigaciones del equipo de Marina Brozovic del LPC de California, que descubrieron el tema hace un par de años, y lo califican como “una coreografía nunca antes vista

Está realizado desde el punto de vista de Talasa, y por ello su posición permanece quieta


Se puede ver como aparentemente Neptuno gira al revés (sentido retrógrado) porque tal como se ha dicho el periodo de traslación de Talasa es menor que el periodo de rotación de Neptuno.

Como las velocidades de ambos satélites son similares, desde Talasa se ve moverse a Náyade relativamente despacio, pero subiendo y bajando cada 7 horas porque su órbita está inclinada y en ese tiempo (entre dos subidas, por ejemplo) la completa.

En la animación se aprecian numerosas órbitas de Náyade vistas desde Talasa que incluyen el primer adelantamiento, pero en el gráfico final aparecen 3 veces más para completar las 4 aproximaciones posibles:

Lugares de adelantamiento de Talasa a Náyade. Los puntos de adelantamiento están separados de los nodos (más arriba o más abajo de la posición de Talasa) con lo que la distancia entre los dos satélites será mayor.

La perfecta sincronización entre estos dos satélites es toda una muestra más de las curiosas circunstancias que se producen en los movimientos de los astros del Sistema Solar, pero realmente sorprendente, siendo la primera vez que se encuentra algo similar, y a la que los descubridores han denominado resonancia de cuarto orden.


Los números explican la coreografía.

La distancia de Náyade y Talasa al centro de Neptuno es de 48227 y 50075 kilómetros respectivamente, o dicho de otra forma 23605 y 25453 a la superficie del planeta, y la excentricidad de sus órbitas de solo 0.0003 y 0.0002.

Sus periodos orbitales son de 7.0565 y 7.4756 horas por lo que cada 125.858 horas (algo más de 5 días) Náyade adelanta a Talasa, cuando el primero ha dado 17.836 vueltas y el segundo una menos: 16.836 desde el encuentro anterior.

Como la parte decimal 0.836 es mayor de 0.5 puede considerarse que los puntos de adelantamiento siguen una secuencia retrógrada, de dirección contraria al movimiento de los satélites, de 59.1º: De A a B en el gráfico:

Como es relativamente frecuente en astros de órbitas contiguas, ambos están en resonancia aunque en este caso con números muy elevados, concretamente en relación de 107 a 101, por lo que los adelantamientos se producirán aproximadamente en 6 lugares concretos y equidistantes de sus órbitas (107-101=6), y esto podría producir una situación estable (que no se acercasen a más de 2604 km, en posiciones a 30º del nodo), aunque quizás no fuese suficiente.

Posible situación con una resonancia exacta y simétrica a la línea de los nodos (No es el caso)
En las posiciones de adelantamiento 2, 3, 5 y 6 la distancia sería de 2604 km. En 1 y en 4 sería mayor

Pero como ocurre siempre en estos casos la resonancia no es exacta y en cada ciclo de 6 adelantamientos el lugar se desplaza 0.0145 vueltas, es decir 5.2º, con lo que al cabo de un cierto número de vueltas el adelantamiento se produciría muy cerca de un nodo ya que los puntos de adelantamiento barrerían todo el círculo.

En la parte superior aparecen los lugares de cada 6 adelantamientos que acabarían recorriendo toda la órbita

Pero la circunstancia más extraordinaria es que los nodos se van desplazando en sentido directo a una velocidad de 0.246º/hora o 30.9º por cada periodo de adelantamiento, de manera que todas las aproximaciones se producen cuando Náyade está a 45º de uno de los nodos (en el punto medio entre un nodo y su punto más lejano), y por ello la menor distancia que separa a los dos satélites (la distancia que les separa en los adelantamientos) es siempre de unos 3470 kilómetros.

Además los nodos no se van alternando, sino que el lugar de adelantamiento se sitúa a los mencionados 45º del nodo ascendente dos veces seguidas (por un lado y por el otro) y luego otras dos al descendente.

En el siguiente gráfico se representan en perspectiva dos adelantamientos consecutivos, el movimiento de los nodos y la distancia entre los satélites.


En este otro gráfico, con la imagen proyectada en planta sobre la órbita de Talasa, aparecen 7 posiciones sucesivas  en que se produce el adelantamiento, donde los lugares de los mismos van girando 59.1º de uno a otro en sentido retrógrado, de tal manera que en sucesivos pasos se completaría toda la superficie posible, pero sin embargo el movimiento de los nodos en sentido contrario mantiene fija la estructura de esta danza, con las posiciones de todos los adelantamientos a 90º de un nodo.


Visto desde Talasa la situación 1 es igual que la 5 ya que se vería a Náyade bajando 45º después de pasar por el nodo descendente; la 2 igual que la 6  en que se le vería bajando 45º antes de pasar por el nodo descendente y la 3 igual que la 7 subiendo desde el nodo ascendente. Por ello solo son cuatro las posibles opciones, que se completan con la 4 en que se vería a Náyade subiendo hacia el nodo ascendente. Estos son los 4 pasos principales de este baile tan especial.

Aunque este movimiento nodal de Náyade pueda parecer exagerado, es de solo 1.7º por cada vuelta, muy parecido al de nuestra Luna, que es de 1.6º.

¿Habría sido provocado por la entrometida Talasa? Según los investigadores parece que no.

Parece ser que la situación actual de la pareja es fruto de una serie de circunstancias ocurridas anteriormente. Cuando Neptuno capturó a su gran satélite Tritón todo el sistema de lunas se alborotó, Náyade habría adquirido su movimiento actual en una órbita inclinada por una relación previa con otra de las lunas y posteriormente se le habría aproximado la casquivana Talasa, colocándose a la distancia adecuada para realizar el baile. Hace ver que se acerca mucho, pero no quiere comprometerse demasiado y en realidad da los pasos adecuados para mantenerse a distancia.

martes, 21 de septiembre de 2021

Efemérides para el curso 2021-22. (3)- La Luna con los planetas

En un reciente artículo recogía las diversas conjunciones planetarias que ocurrirán en este curso y proporcionarán imágenes atractivas que llaman la atención. Pero sin duda la presencia de la Luna acompañada de planetas o estrellas brillantes es mucho más llamativa, y de ello va este tercer capítulo sobre el tema de efemérides astronómicas.

La Luna con su luz cenicienta, junto a Júpiter y Saturno 4 días antes de la conjunción de éstos el año pasado.

Aunque mucha gente admira sobre todo el brillo de la luna llena, pienso que incluso a simple vista es más atractiva cuando muestra una fina fase creciente o menguante, y en la mayoría de los casos es así como la veremos angularmente cerca de los planetas durante este curso.

Con Júpiter y Saturno

En este primer cuatrimestre son reseñables los acercamientos mensuales de la Luna creciente a Saturno y Júpiter, que se encuentran en la constelación de Capricornio separados por unos 15º por lo que visto desde aquí serán visitados por nuestro satélite casi en días seguidos (la Luna se desplaza unos 13º cada día), y cada mes en una fase más fina.

Según la longitud geográfica del lugar la proximidad de la Luna con cada uno de los planetas será diferente, ya que serán visibles en distintos  momentos y en el intervalo entre uno y otro nuestro satélite se va desplazando.

Por ejemplo en octubre desde el Este de Asia se verá más cercana, tanto a Saturno como a Júpiter, que desde Madrid.

El 14 y 15 de octubre vistos desde Tokio y desde Madrid, una hora después de la puesta de sol.

En noviembre, el día 10 en cuarto creciente se la verá más próxima a Saturno desde Europa y al día siguiente más a Júpiter desde América.

El 10 y 11 de noviembre desde Madrid y desde México una hora después de la puesta de sol

En diciembre estará en la zona también Venus y los cuatro astros darán unas de las imágenes más atractivas de este curso los días 6, 7, 8 y 9, especialmente el 6, con una fina fase lunar de solo 2 días. Pongo primero la situación desde Sudamérica porque el día 6 la Luna se verá más cerca de Venus, pero es similar desde otros lugares.

Desde Buenos Aires y desde Madrid, una hora después de la puesta de sol

Los días 4 y 5 de enero vuelve a coincidir con Saturno y Júpiter en una fase aún más fina, con la presencia también de Mercurio y Venus muy cercano ya al horizonte, en el último encuentro después de anochecer.


Con Venus

Las conjunciones mensuales de la Luna con Venus siempre son muy llamativas por el brillo del planeta y la fase, siempre fina, de la Luna ya que la elongación de Venus (separación angular con el Sol) siempre es menor de 48º, y por ello la Luna allí no llegará a los 4 días antes o después del novilunio.

Aunque esta aparición vespertina de Venus, que comenzó el pasado verano y durará hasta fin de año en el hemisferio norte, será mucho menos destacada que la anterior en 2020, el que se encuentre con la Luna todavía en el crepúsculo le da un toque sugerente.

Encuentro de la Luna y Venus el pasado agosto, cuando no se acercaron demasiado

La mayor o menor proximidad entre ambos astros determinará su espectacularidad. Depende de la posición de la Luna en su órbita y de la longitud geográfica del lugar. Para el Oeste de Europa puede destacarse la situación en octubre, el día 9, que se muestra en la siguiente figura, o también el 27 de mayo y el 26 de junio que aparecen más adelante.

 9 de octubre, desde Madrid, una hora después de la puesta de sol

Desde América será muy llamativa la situación del 6 de diciembre, mencionada antes.

 

Una vez entrado de lleno el 2022 casi todos los planetas observables a simple vista se sitúan al Este del Sol y por eso la Luna se reunirá con ellos de madrugada y en fase menguante:

Se producirán varias agrupaciones interesantes:

- El 27 de febrero de madrugada aparecerán cercanos y en una línea perpendicular a la eclíptica Venus, Marte y la Luna con la presencia también de Saturno y Mercurio. Aunque la observación de estos dos desde Europa será muy difícil, desde Sudamérica será mucho más sencillo y en cualquier caso el trío no dejará de ser llamativo.

45 minutos antes de la salida del Sol desde Buenos Aires y desde Madrid

Desde Buenos Aires la eclíptica está más vertical que desde Madrid por dos motivos: La mayor cercanía al ecuador (latitud 34º 38´ S frente a 40 N) y por estar cerca del equinoccio de primavera por la mañana.

- El 28 de marzo en un pañuelo Venus-Marte-Saturno y la Luna, también de madrugada

El 28 de marzo desde Madrid, una hora antes de la salida del Sol

- El 27 de abril Venus, Júpiter y la Luna formarán un atractivo triángulo, con la presencia de Marte y Saturno también en la zona pero más alejados.

El 27 de abril desde Madrid, una hora antes de la salida del Sol

- El 2 de mayo una luna muy fina junto a Mercurio, entre las Pléyades y la Híades


Los días 2 y 3 de mayo desde Madrid, una hora después de la puesta del Sol

- El 25 de mayo nuestro satélite se situará junto a Júpiter y Marte, y 2 días después estará muy cerca de Venus.

El 25 y 27 de mayo desde Madrid, una hora antes de la salida del Sol

- Para finalizar el curso un desfile de todos los protagonistas: el 26 de junio la Luna nuevamente junto a Venus y la presencia de todos los planetas observables a simple vista

El 26 de junio desde Madrid, una hora antes de la salida del Sol

La misma situación desde Buenos Aires, con la eclíptica más vertical, Saturno se sale del recuadro por arriba a la izquierda.

miércoles, 15 de septiembre de 2021

Retrogradación planetaria

Este post es consecuencia de un comentario realizado en el anterior. Intentando profundizar sobre un tema que se me preguntaba, he aprendido algunas cosas (siempre se aprende buscando respuestas) y por ello se lo dedico a Pablo José, ya que si no fuera por él, esto no habría salido a la luz. Y también a Leticia, que seguramente lo estará esperando.

Si una noche de éstas en que esté despejado nos fijamos en Júpiter, ese punto brillante hacia el Sureste, el más destacado de esa zona (o al nordeste si estamos en el hemisferio sur) o de todo el cielo si ya se ha ocultado Venus, veremos que está situado junto a un par de estrellas (son delta y gamma de Capricornio).

Volvamos a mirarlo dentro de unos días o varias semanas y con la referencia de esas dos estrellas, veremos que se ha movido alejándose de una de ellas y acercándose a la otra. Pero teniendo en cuenta el movimiento en su órbita del planeta en sentido contrario a las agujas del reloj visto desde el norte, ¿No deberíamos verlo desplazarse en sentido contrario?

En esta imagen tomada el 28 de julio se ha añadido la posición de Júpiter y Saturno hoy mismo 15 de septiembre, y se ha marcado la referencia del par de estrellas citado. Ya se aprecia un claro desplazamiento de los dos planetas hacia el Oeste.

En la antigua Grecia se conocían dos tipos de astros en el cielo: las estrellas fijas y las errantes, que literalmente les llamaban asteres planetai (πλανήτες αστέρες)

Por lo tanto la palabra “planeta” proviene del término griego planetai que significaba “errante” y así fueron llamados estos astros que se movían sobre el fondo de las constelaciones de estrellas fijas. Aunque entre estas errantes estaba el Sol y la Luna, el resto tenían aspecto de estrellas y son precisamente Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno, los 5 planetas que pueden verse sin ayuda óptica, y su movimiento aparente en el cielo es realmente llamativo.

Si las estrellas fijas se mueven todas a la par, manteniendo la forma de las constelaciones, las 5 errantes mencionadas, aparte del movimiento diario conjuntamente con todas las constelaciones, se van moviendo de día en día hacia el Este sobre el fondo de las estrellas, pero de vez en cuando retroceden hacia el Oeste durante un tiempo, para volver luego a su sentido habitual. A este retroceso se le llama retrogradación.

Precisamente Júpiter y Saturno ahora mismo están retrogradando

Desde el siglo XVI se sabe que estos astros errantes se mueven alrededor del Sol lo mismo que la Tierra, pero anteriormente se creía que todo giraba en torno a nosotros, y para explicar esas extrañas retrogradaciones se imaginaron complicados esquemas con órbitas giratorias llamadas epiciclos que se trasladaban alrededor de la Tierra según otras trayectorias llamadas deferentes.

Explicación de la retrogradación en el antiguo sistema geocéntrico

En realidad, todo es más sencillo y la mayor parte del tiempo los vemos moverse hacia el Este (hacia la izquierda desde el hemisferio norte) debido a su giro alrededor del Sol, pero cuando la Tierra adelanta a un planeta exterior éste parece retroceder respecto al fondo, moviéndose hacia el Oeste, como ocurre cuando adelantamos a un vehículo que circula más lento que nosotros y en el momento del adelantamiento le vemos moverse hacia atrás sobre el fondo.

En el caso de un planeta interior (Mercurio o Venus) que se mueven más rápido que la Tierra, el efecto es similar aunque la situación es totalmente diferente, ya que vemos moverse al planeta en la dirección que lleva realmente, retrogradando cuando nos adelanta siguiendo una trayectoria hacia el Oeste visto desde aquí; pero cuando están en la parte opuesta de su órbita se mueven hacia el Este. Si en el primer caso el movimiento de la Tierra era la causa de la retrogradación, en este último hace que la retrogradación dure menos que si estuviera quieta.

Posiciones sucesivas de la Tierra, Venus y Marte con retrogradación de los dos planetas


Este adelantamiento de Venus o Mercurio, y su retrogradación hacia el Oeste ocurre precisamente cuando pasan de verse por la tarde a la mañana (conjunción inferior), y no es fácil de observar porque ocurrirá en el crepúsculo, cuando no se ven estrellas de referencia, o incluso cuando solo están sobre el horizonte en pleno día.


Trayectorias sobre el fondo estrellado durante la retrogradación.

Si los planos orbitales de los planetas coincidieran con el de la Tierra, los veríamos desplazarse siempre siguiendo la línea de la eclíptica. Normalmente hacia el Oeste, y retrocediendo hacia el Este exactamente sobre la misma línea desandando el camino durante la retrogradación para seguir luego nuevamente hacia el Oeste, es decir que pasarían 3 veces por unos mismos puntos, como se ha representado en el siguiente gráfico:


Pero no es así, sino que describen llamativas trayectorias en forma de lazo o de "Z" (o de Z invertida) debido a la inclinación de sus órbitas respecto a la órbita terrestre.

Distintos tipos de trayectorias en la retrogradación

Conviene distinguir entre el plano de la eclíptica (plano en el espacio que contiene la órbita de la Tierra) y la línea de la eclíptica que es la proyección de ese plano sobre la esfera celeste y que es eso: una línea. Nosotros estamos situados dentro del plano de la eclíptica pero la línea de la eclíptica está en nuestro cielo, atravesando las constelaciones zodiacales.

Si el planeta está en el nodo lo vemos exactamente en la línea de la eclíptica, sea cual sea la posición de la Tierra porque ambos están en ese mismo plano.

Habitualmente vemos todos los planetas a una cierta distancia de la línea de la eclíptica que va aumentando o disminuyendo hasta que atraviesan esa línea justo en el momento en que se sitúan en uno de los nodos. Al ángulo con el que vemos un planeta separado de dicha línea de la eclíptica se le llama latitud eclíptica y otra cosa será la altura respecto al plano de la eclíptica, en unidades de longitud.


 Causas de las trayectorias aparentes durante la retrogradación:

Existen dos motivos para que las trayectorias planetarias dibujen lazos o “zetas” en la retrogradación: La inclinación de sus órbitas y la distancia desde la Tierra en cada momento.

Analizando el primero y dejando de lado el segundo:

Como la órbita del planeta está situada en un plano inclinado respecto al de la eclíptica lo vemos moverse acercándose o alejándose continuamente de la línea eclíptica (variando su latitud eclíptica),  atraviesa en esta línea justo cuando está en uno de los nodos, y por eso cuando retrograda no lo hace en una misma línea.

Si durante la retrogradación pasa por el punto B del gráfico anterior, antes y después de ese momento tendrá una menor latitud eclíptica y realizará un lazo con la curva en el norte (lazo tipo 1), lo contrario ocurrirá si pasa por el punto D, trazando un lazo tipo 2. 

Si en ese periodo pasa por el nodo ascendente A, antes y después irá aumentando la latitud eclíptica y trazará una Z (tipo 3) y en caso de que pase por el nodo descendente C trazará una Z invertida (tipo 4).

En todos los casos desde el hemisferio sur la imagen se vería invertida (mejor dicho, girada 180º), y desde el ecuador girada 90º

Una retrogradación en forma de Z, desde el hemisferio Sur seguirá pareciendo una Z y desde el ecuador una N si se observa el planeta hacia el Oeste, o una N invertida si está hacia el Este

En principio parece que también si durante la retrogradación no pasase por esos puntos de máxima o mínima separación con el plano de la eclíptica B o D, se produciría una Z o Z invertida porque la variación de la latitud eclíptica en todo ese tramo tendría la misma tendencia ascendente o descendente.

Pero en ese caso se producirían muchos menos lazos y más zetas que los que en realidad ocurren (ver tabla al final), por lo que hay que considerar el otro factor que interviene: como se ha dicho, la distancia al planeta.

Las retrogradaciones siempre se producen cuando la distancia entre el planeta y la Tierra es mínima, y al disminuir esa distancia aumentará el ángulo de separación (la latitud eclíptica hacia el Sur o hacia el Norte) respecto a la línea de la eclíptica.

Para visualizarlo, supongamos que el planeta está por encima del plano de la eclíptica pero no cambia su separación con dicho plano (no es real pero sirve para entender la situación), como en el siguiente gráfico. Al comenzar la retrogradación lo veríamos que se va separando de la eclíptica, alcanzaría la máxima separación angular en el momento central (momento de mayor proximidad) y luego iría disminuyendo, de manera que lo veríamos trazar un lazo:

Cuanto más cerca esté la Tierra del planeta, más separado de la eclíptica se verá

Por ello, la trayectoria con forma de lazo es más frecuente, y solo se verá una Z (normal o invertida) cuando durante la retrogradación el planeta cambia mucho su separación con el plano de la eclíptica, es decir cuando en ese periodo pasa por uno de los nodos, o sus cercanías.

El siguiente cuadro recoge los periodos de retrogradación y relación del tipo de trayectorias de cada planeta.

Todo son valores promedios, y en el caso de Marte y sobre todo de Mercurio, pueden variar bastante por la excentricidad de sus órbitas, de manera que duran menos y tienen una menor amplitud cuando el planeta está cerca del perihelio en la retrogradación.


Podemos deducir:

- Todos los años habrá retrogradación de Júpiter y Saturno (al menos en parte, porque sumando 365 más la duración de la retrogradación es mayor que el periodo sinódico), cada 2 años de Marte, cada año y medio de Venus y  al menos 3 veces al año de Mercurio, pero estas últimas son totalmente inobservables por su proximidad al Sol.

- La duración de la retrogradación es mayor cuanto más lejos del Sol está el planeta porque se mueve más despacio, siendo de casi 5 meses la de Saturno, por lo que aún sin llegar al 50% en un momento cualquiera es relativamente probable que esté retrogradando.

- En todos los casos el número de "lazos" es mayor que el de "zetas", siendo el triple en Marte y solo 3 de cada 5 en Venus, donde además se dan las figuras más amplias (mayor diferencia en latitud eclíptica durante la retrogradación) debido a que, excepto Mercurio, es el que tiene la mayor inclinación orbital y también es el que más se acerca a la Tierra. Incluso algunos lazos lo son por muy poco, como el próximo que trazará a final de este año y comienzo de 2022, representado en  la siguiente figura.