Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

viernes, 5 de junio de 2020

El eclipse de hoy, que nadie verá, y sus colegas en el trío

Es posible que hayas oído que esta noche del 5 al 6 de junio se produce un eclipse de Luna.

Ocurrirá en torno a las 21:30 hora central europea (19:30 T.U.), y si la previsión meteorológica para tu región anuncia nubes, no te preocupes. Aunque estuviera despejado, no verías prácticamente nada porque se trata de un eclipse penumbral, donde apenas puede intuirse un tenue oscurecimiento de una zona de nuestro satélite. Pero además dentro de los penumbrales hay grados y éste no es precisamente de los mejores.

Mi objetivo al publicar esto es advertirte de que te va a decepcionar, si es que te hubiera llegado la noticia del evento (adornado frecuentemente con las habituales tonterías de la Luna de fresa), o si lo lees una vez que haya pasado (lo cual es muy probable porque lo escribo con muy poco margen de tiempo) que no lamentes el no haberte enterado antes.

Imagen del eclipse penumbral del 10-1-2020 cuando ya apenas se apreciaba un ligero oscurecimiento por la zona de la derecha.

El eclipse de hoy, en su mejor momento, será aún más tenue que el de la imagen, y eso que en la foto se pueden percibir esas ligeras diferencias de tonalidad mejor que en una visión directa con nuestro ojo ya que éste (o quizás sea nuestro cerebro) minimiza las diferencias de brillo para captar un mayor rango y detalles en los extremos.

Por si fuera poco, ocurrirá cuando en la península Ibérica y Canarias el cielo crepuscular estará aún muy brillante, con la Luna muy baja, o incluso aún sin aparecer, y en América la Luna prácticamente no saldrá hasta que todo el fenómeno haya finalizado. 

Mapa de visibilidad del eclipse tomado de eclipse.gsfc.nasa.gov al que le he añadido 2 indicaciones
¡Cuidado!, porque hay que interpretarlo, y podría engañar. Por ejemplo, aunque parece indicar que en la costa oriental de Sudamérica algo podría verse, será el final del eclipse cuando es totalmente imperceptible, y con la Luna en el horizonte brillante. Allí No se apreciará nada de nada.
Como solo podrá intuirse algo en los momentos cercanos al máximo, a la izquierda de la línea roja no se verá nada, y solo a la derecha de la línea verde podría apreciarse al estar la Luna suficientemente alta.

Los eclipses de Luna se producen cuando nuestro satélite entra en la sombra de la Tierra, deja de recibir la luz del Sol y por ello se oscurece. Pero en los penumbrales no llega a entrar, sino que se queda en el borde de esa sombra, en la penumbra, y sigue recibiendo una gran cantidad de luz solar.

La explicación la dí con motivo de otro fenómeno similar que ocurrió el pasado mes de enero, concretamente el día 10. Puedes verlo linkando aquí: “La Luna en la penumbra” , y la imagen más significativa que dio aquel eclipse fue ésta:

En esta foto, que corresponde al momento central de aquel eclipse, sí puede apreciarse mejor el efecto de la penumbra en la zona inferior derecha de la Luna, cuando nuestro satélite estaba muy cerca de la sombra de la Tierra, pero nada espectacular. A simple vista apenas se notaba.

Como expliqué en ese post, la zona de la penumbra no es uniforme, sino que mientras que en las proximidades de la sombra puede percibirse una ligera oscuridad, esta casi desaparece en cuanto se aleja un poco. Si el eclipse penumbral de enero fue de los buenos, dentro de la poca cosa que son los penumbrales, éste es de los malos porque la Luna pasa por la zona exterior de la penumbra y no llega a aproximarse apenas a la sombra.

Comparación de los dos eclipses. En éste la Luna se acerca mucho menos a la sombra de la Tierra

Como todos los eclipses de Luna se producen cuando ésta se encuentra en el plenilunio, lo único que podrás ver es una luna llena tan luminosa como siempre.

Alguna vez he comentado que los eclipses suelen ir por parejas (uno de Sol y otro de Luna) separados por dos semanas, y luego hay que esperar casi 6 meses para que ocurra la siguiente pareja. Pero a veces van por tríos: uno de Luna, 15 días después el de Sol y luego de otras dos semanas otro de Luna (o bien de Sol, de Luna y de Sol). Esto es lo que ocurre ahora, porque el día 21 de junio habrá un precioso eclipse anular de Sol y el 5 de julio otro de Luna.

Esto de que haya 3 tan seguidos, que parece bueno, nunca lo es. Y menos en este caso para la inmensa mayoría de los lectores de este blog. Porque el de julio será penumbral, aún peor que éste, y el de Sol no se verá desde América ni desde la mayor parte de Europa. Se podrá admirar un bonito anillo de luz solo desde una estrecha franja que atraviesa China, Paquistán, Sur de la península Arábiga y parte de la zona central de Africa.

Pero me temo que nadie de allí va a leer esto, aunque Google me dice que todos los días tengo un montón de entradas desde Hong Kong; pero lógicamente deben ser robots.

Zonas desde las que será visible el eclipse de Sol del 21-6

En cuanto al otro eclipse de Luna penumbral, el que ocurrirá el 5 de julio, con el siguiente gráfico queda claro que no se podrá apreciar nada desde ningún lugar.

La gran distancia entre la Luna y el borde de la sombra terrestre hará que el oscurecimiento de ésta se imperceptible.
Todos los gráficos se han tomado (y adaptado) de eclipse.gsfc.nasa.gov

Con este post doy continuidad al criterio anunciado ayer mismo de publicar artículos, aunque sean más breves de lo acostumbrado, siempre que haya alguna noticia o fenómeno reseñable, para que este blog pueda servir de referencia habitual. 

A pesar de esa intención de brevedad, en este caso puede ser conveniente ampliar un poco más con el anexo habitual.



Una explicación bastante completa de la mecánica y la periodicidad de los eclipses puedes encontrarla en el anexo del post “Eclipses de libro - 2” 

Pero pongo ahora un resumen escueto por si no te apetece linkar o leeer ese artículo tan extenso.

Cuando ocurre un eclipse, nuestro satélite tiene que estar necesariamente en fase llena (si es eclipse de Luna) o nueva (si es de Sol). Pero eso no es suficiente porque las órbitas de la Tierra alrededor del Sol y la de la Luna alrededor de la Tierra no están en el mismo plano.

Por ello debe cumplirse otra condición, y es que en ese momento del plenilunio o novilunio, la Luna se encuentre en uno de los nodos (punto de intersección de los dos planos orbitales) o cerca de él.


En las posiciones A no hay eclipse porque debido a la inclinación de la órbita de la Luna las sombras de un astro pasan por debajo del otro. Sí lo hay en las del B porque la Luna está en alguno de los dos nodos y a la misma altura (en la eclíptica) que la Tierra

Con el paso de los meses la Tierra va tomando diferentes posiciones en su órbita alrededor del Sol y los nodos de la órbita lunar se van desplazando ligeramente con el tiempo. A lo largo de cinco lunaciones, la posición de la Luna llena se va aproximando a uno de los nodos. Cuando en una Luna llena ya está suficientemente cerca del nodo hay eclipse lunar. Dos semanas antes (o después) estará también cerca del otro nodo, en fase nueva y habrá eclipse de Sol. Otras dos semanas después normalmente ya se habrá alejado del nodo (se habrá pasado) y no hay eclipse.

En el caso de los tríos, como ahora, el primer eclipse ocurre cuando todavía no está demasiado cerca del nodo y el siguiente cuando ya se ha pasado pero no se ha alejado demasiado. Los dos serán malos. 

Sin embargo el que está entre ellos (en este caso el de Sol) pilla casi exactamente en el nodo y será bueno. Lo que se denomina un eclipse "central" que se verá total o anular desde zonas relativamente cercanas al ecuador, y parcial desde una gran parte de la Tierra.

Un trío de eclipses, como el actual: En la posición 1 hay eclipse de Luna, en 2 de Sol y en 3 nuevamente de Luna. En los de Luna (1 y 3) ésta no llega a entrar en el cono de sombra, sino solo en la penumbra.

Si en el trío hay un solo eclipse de Luna escoltado por dos de Sol, éstos serán solo parciales y visibles apenas desde las zonas polares (uno en cada polo) o cercanías, mientras que el de Luna será total y de gran duración. Esto ocurrió, por ejemplo, en julio y agosto de 2018.

Todo esto lo expliqué en radio Euskadi. Pongo el enlace por si por una vez prefieres oírlo en mi propia voz, clikando en él. Está al final de la grabación, a partir del minuto 44:05 : https://euskalpmdeus-vh.akamaihd.net/multimedia/audios/2020/06/03/2613797/20200603_21524923_0012823688_002_001_MECANICA_MAD.mp3

Aunque no venga a cuento no me resisto a citar una curiosidad: La grabación se hizo en marzo,  (solemos grabar unos cuantos programas seguidos que luego se van emitiendo cada uno en su momento) cuando aquí aún no había confinamiento pero en China estaban en lo peor de la pandemia con las fronteras cerradas y por eso dije que “Quien sabe si el 21 de junio ya se pueda ir a China a ver al eclipse de Sol”. Pero curiosamente se ha emitido cuando en China ya no hay epidemia y aquí en ese momento se hablaba de que precisamente el día 21 se abrirían las fronteras (aunque ahora lo hayan retrasado), por lo que hasta podría haber sido adecuada la frase con un significado opuesto al que yo la pronuncié.

jueves, 4 de junio de 2020

Venus, visible en su conjunción

Con este post voy a alterar la línea habitual de artículos muy largos y con demasiados datos, a veces difíciles de leer hasta el final.
Aunque éstos seguirán apareciendo intentaré, con artículos más breves, dar con frecuencia una cierta frescura y presencia más atractiva sobre todo de cara a quienes solo miran internet en su teléfono móvil (cada día más gente), donde todo lo que sea texto parece mucho más largo.


Esta pasada madrugada se ha producido la conjunción de Venus y aunque teóricamente, y en principio, podría pensarse que en esta posición el segundo planeta debería ser imposible de observar, algunos afortunados con equipo adecuado y experiencia en estos temas han podido obtener imágenes como ésta:
Imagen de Venus, en forma de anillo luminoso, obtenida por Nicolas Lefaudeux y recogida en https://www.spaceweather.com/ 

Corresponde al momento en que Venus ha estado alineado con el Sol, delante de él visto desde la Tierra, en la llamada “conjunción inferior", que aunque comparte apelativo con la otra (la “conjunción superior”), el apellido es totalmente opuesto al espectáculo que nos dan en uno y otro caso. 

En la conjunción inferior Venus se sitúa en el punto más próximo a la Tierra, mostrando su máximo tamaño y (teóricamente) la fase nueva. Lo contrario ocurre en la conjunción superior.
Aunque evidentemente los tamaños de los astros están aumentados y no guardan proporción, las órbitas y distancias están a la misma escala 
Las distancias de la Tierra a Venus en ambos casos (indicadas por las llaves) son tremendamente diferentes. 
 

En realidad Venus no ha pasado por delante del disco solar (eso habría sido un tránsito y como mucho ocurren dos veces en un siglo) porque su órbita y la de la Tierra no están exactamente en el mismo plano y en esta ocasión, en su mayor proximidad, se ha situado a algo menos de medio grado del centro solar, es decir, a escasos 15 minutos de arco al norte del borde de su disco. 
Posición de Venus respecto al Sol en el momento de su máxima aproximación. Tanto los tamaños aparentes como la distancia están a la misma escala.

Al igual que con la Luna, este proceso de aparente acercamiento desde el Este del Sol, paso junto a él y posterior alejamiento por su Oeste (en la Luna o en la conjunción superior es del Oeste hacia el Este) se manifiesta claramente en la fase. 

La situación de esta conjunción inferior sería análoga a la Luna nueva: Los días anteriores mostrando un arco cada vez más fino, invisible en el momento de fase nueva y días contiguos, y de nuevo otro fino arco que se va ampliando, en fechas posteriores. 

Imágenes de las fases menguantes de Venus, que he ido tomando desde mi ventana en distintas fechas
Aunque el fondo aparece negro, se han tomado todas ellas de día pero se ha regulado la exposición para que la fase del planeta aparezca más definida sobre el fondo oscuro. Cada una se ha realizado con  toma única y sin tratamiento informático.


Al igual que con la luna nueva, teóricamente hoy debería haber sido imposible ver a Venus. Sin embargo, han llegado preciosas imágenes, como la que aparece al principio del post, donde muestra su borde iluminado, como un fino anillo.

Esto es debido a la densa atmósfera del segundo planeta. Prácticamente desde detrás de él, el Sol ha iluminado esta atmósfera que de esa manera nos ha dejado ver su contorno brillante. Todo un espectáculo. Se pueden ver más imágenes en esta web.

Aunque no es exactamente lo mismo, la situación sería similar a esas imágenes a contraluz donde el cabello de una persona destaca luminoso:


No siempre la imagen que ofrece Venus en su conjunción inferior es igual. En este caso ha pasado angularmente muy cerca del Sol, pero otras veces no tanto. 
Por ejemplo en agosto de 2015 en máximo acercamiento fue de 8º, y pudo observarse una fase solo un poco más fina que en la última de la serie en las imágenes anteriores (la del 26-5), siendo mucho más fácil de observar y fotografiar que ahora, en que la luz solar lo ha hecho muy complicado. 
Yo mismo, con unos medios muy inferiores a los de ahora, obtuve esta foto el mismo día de la conjunción simplemente colocando la cámara delante del ocular sin ningún adaptador.
Venus en la conjunción inferior del 15-8-2015. La fase nunca fue más fina que la de la imagen. Fue disminuyendo hasta ese momento y luego volvió a aumentar.

La conjunción inferior es el momento teórico en que Venus pasa de su presentación vespertina a la matutina  aunque, a simple vista, hay varias semanas en que no es posible observarlo por su cercanía angular al Sol. 

Por tanto, y aunque tendremos que esperar unos días para poder comprobarlo con nuestros propios ojos, ya ha comenzado el reinado del "Lucero del Alba".

viernes, 29 de mayo de 2020

La ISS sigue de actualidad

Aunque muy recientemente he escrito sobre la Estación Espacial Internacional con motivo de los numerosos pasos que de manera continuada fueron visibles desde la península Ibérica hace justo dos semanas, estoy obligado a volver con ella a causa de dos viajes programados hasta allí con una diferencia de pocos días.

Uno porque es noticia a nivel mundial y otro por un tema personal.

Curiosamente en ambos casos los lanzamientos no se producen desde el cosmódromo de Baikonur, la mayor base espacial del mundo situada en la república ex soviética de Kazajistan, de donde parten la inmensa mayoría de los viajes (tripulados o no) a la ISS.

1- Desde Florida (USA)
Todo el mundo está pendiente estos días de la nave Crew Dragon, de la empresa SpaceX, en la que por primera vez van a viajar a la ISS dos astronautas gracias a la iniciativa del sector privado.  

Imagen simulada de como será el acople de la Crew Dragon con la  ISS

Ello hace posible que después de 9 años, y tras los gravísimos problemas que tuvieron los transbordadores espaciales, las tripulaciones de la Estación Espacial, o parte de ellas, puedan salir de suelo estadounidense y no dependan exclusivamente de las naves rusas Soyuz.
Los dos viajeros de la NASA, que no tendrán que orinar en la rueda antes del lanzamiento.

No me voy a extender en detalles porque mucho se ha publicado del tema, y solo enlazo este artículo de Daniel Marín, el mayor experto en astronaútica que yo conozco, donde se narra el proceso con profusión: "Así será el lanzamiento ..."

Todo estaba previsto para que los dos astronautas, Bob Behnken y Doug Hurley,  comenzaran su viaje el pasado miércoles día 27, pero las condiciones meteorológicas obligaron a aplazarlo hasta mañana sábado, siguiendo el mismo protocolo que se narra en el mencionado artículo.

Aunque la noticia es importante, para mí personalmente no lo era tanto como la otra que me tocaba de cerca, y de hecho no lo recogí en este blog. Y no lo habría sido si todo se hubiera producido como estaba previsto.

Pero con el cambio de planes mis expectativas y el interés por seguir los detalles mejoraron cuando mi colega Manu Arregi (autor del blog "El navegante", y quien me animó a abrir éste) se dio cuenta, y compartió, que  con la nueva fecha y si se cumplen todas las previsiones, tendremos un magnífico espectáculo desde toda la península Ibérica, pero especialmente aquí, en el norte de la misma, desde donde podrá verse el paso de la Crew Dragon, surcando los cielos mañana sábado en torno a las 23:17.

Pero eso no es todo.

- Solo 3 minutos antes (a las 23:14) la ISS tendrá un paso muy llamativo, casi con la misma trayectoria.

- Conviene seguir mirando el movimiento de ambas porque poco más de un minuto después de pasar por su punto más alto (en las horas indicadas) se eclipsarán al entrar en la sombra de la Tierra y desaparecerán como por arte de magia.

Incluso poco antes del eclipse de la ISS podrían verse las dos simultáneamente en nuestro cielo, aunque en zonas muy separadas. Yo no voy a mirar aún a la Crew para no perderme el eclipse de la ISS.

Si se volviese a suspender el lanzamiento o modificar la hora prevista, lo de la ISS se verá igual pero claro, nos quedaremos como bobos mirando al cielo esperando a la Crew Dragon, como me ocurrió el miércoles, cuando las previsiones eran de que con suerte la veríamos desde aquí muy muy débil junto al horizonte y desde el resto de la península no se hubiera visto nada.

La mejor situación la tenemos los del norte, donde los pasos serán casi cenitales, con la Crew Dragon brillando tanto como las estrellas más brillantes del cielo en esos momentos (Arturo o Vega), y la ISS ¡con magnitud -3.7! Por ejemplo, esta es la previsión de Heavens-Above.com para Bilbao:



Pongo a continuación los gráficos para otros lugares con títulos redundantes para una mejor comparación rápida.

Cuanto más al sur la altura y el brillo de ambas será menor. Por ejemplo en Madrid:


Desde el Este de la península, el eclipse de la Crew Dragon (y también de la ISS, pero ésta no es ahora la protagonista aunque brille mucho más) se producirá más cerca de la máxima elevación que alcance en su trayectoria, lo que, en mi opinión le dará una mayor espectacularidad. En Valencia por ejemplo:


O en Barcelona:


Resulta significativo que en Lleida, solo a unos 100 km al Oeste de Barcelona, el eclipse de la Crew Dragon se produce un poco más hacia el este en el cielo y por tanto un poco más alta (cerca de la estrella Dubhe de la Osa Mayor), pero lo suficiente para que se vea mucho más brillante (con magnitud 0.5),  

Aunque ahora no se puede viajar fuera de la provincia por la pandemia, ya le propondría un imaginario cambio a algún colega catalán, y sacrificaría un poco de brillo a costa de ver el eclipse algo más alto que en Bilbao y cuando está incrementándose el brillo.

Desde el sur de la península, la observación será más difícil porque ambas circularán a baja altura sobre el horizonte, aunque hay algunas buenas referencias que pueden ayudar. En Sevilla ésta será la situación:

Si desde allí la bruma del horizonte no impide ver la constelación de Casiopea (esa que tiene forma de doble uve y que estará situada justo sobre el horizonte norte), no habrá ningún problema en localizar a la Crew Dragon cuando pase por esa zona, pero un poco más alta, con un brillo similar a alguna de sus características 5 estrellas principales que forman la W. 

En caso de que Casiopea no se vea, será mucho más fácil localizar a Deneb de la constelación del Cisne (esa estrella que destaca sobre le horizonte NE), fijarse en la zona porque desde nuestra perspectiva hacia allí se dirigirá la nave y cuando esté a punto de llegar se producirá el eclipse.

Y si Deneb tampoco se localiza fácilmente, será mucho más fácil encontrar primero a la brillante Vega, como referencia, y luego a Deneb que está cerca. 

Trayectoria de la Crew Dragon sobre el horizonte de Sevilla, antes de eclipsarse


Apuntando con prismáticos primero hacia Casiopea (justo a las 23:17) y luego hacia Deneb (un minuto más tarde) no debería haber problema.

En todo caso, la trayectoria de la ISS tres minutos antes, mucho más brillante y muy similar (la Crew Dragon se moverá casi paralela pero un poco más baja) será de gran ayuda para fijar de manera precisa el escenario.

Bueno, pues eso, que aprovechando que parece que todavía no vienen las nubes, que con estas temperaturas elevadas apetecerá estar en la calle a esas horas y mucha gente estará mirando la Luna (e incluso Mercurio que se habrá visto hasta unos cuantos minutos antes, tal como cuento en el anterior post), puede ser un bonito espectáculo.

Lo único que falta es que también en la zona de lanzamiento, en Florida, la meteorología sea adecuada y no haya una nueva cancelación que modifique todas estas previsiones. 


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Actualización el 31-5

Hubo suerte y excepto en la zona más meridional, desde la mayoría de los lugares de la península pudieron verse ambos pasos.

Dos imágenes con parte de la trayectoria de la ISS y la Crew Dragon, sobre el fondo estrellado, desde el centro de Bilbao, con mucha contaminación lumínica. La diferencia de brillo entre las dos queda patente y las fotos sirven de comparación:

La Estación Espacial


La Crew Dragon casi en el mismo campo estelar. en la constelación de la Corona Boreal.
 A pesar de aumentar la exposición no es fácil distinguir la trayectoria al primer vistazo. Pero, como siempre que se obtienen estas imágenes con una única toma, hay que decir que el brillo del satélite respecto al de las estrellas que aparecen  en la foto fue mucho mayor que el que aquí se ve porque éstas acumulan luz durante los largos segundo de exposición y la Crew Dragon no.

Pongo también un vídeo de la ISS. Es la parte final del paso por el cielo de Bilbao, cuando ya estaba muy baja y débil, pero quise captar el eclipse. A la derecha, como referencia, aparece una palmera. 

La calidad no es buena y está grabado con mi móvil nuevo que todavía no controlo bien, pero es testimonial, incluso con algún diálogo que no viene a cuento con quien siempre está dispuesta a ayudarme en estas cosas, que fue quien realizó la tarea simultánea de obtener las imágenes anteriores.

Si quieres apreciar algo, debes ponerlo en pantalla completa.


Actualización 2-6

La ISS sigue pasando por delante de mis ventanas (hasta pasado mañana en que acaba este ciclo vespertino para Bilbao) y ahora estos pasos se me hacen mucho más atractivos después de que llegaran allí estas dos últimas misiones con sus preciadas cargas.

Anoche la ví pasar muy cerca de la estrella Spica de Virgo, y se me ocurrió fotografiarla de otra manera: exposiciones continuas de 0.5 segundos (tiempo que tengo intención de reducir en el paso de hoy) y un montaje GIF que da una imagen mucho más clara y espectacular que las anteriores. ¡Lástima que no se me ocurriera este pasado sábado!

 Spica está cerca del centro de la imagen, y al principio se la aprecia justo en el borde de la nube cuando se acerca la ISS, que a pesar de estar detrás brilla lo suficiente como para verse claramente. Mientras pasa la Estación Espacial la estrella queda oculta en gran medida por esa ligera nube.

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2- Desde Japón

He estado a punto de comenzar con este apartado porque, aunque es lo que a tí menos te importe, esto es un blog personal y para mí es mucho más interesante e incluso emotivo.  

El paso de la ISS del martes día 26 (que se aprecia justo, justo y en no muy buenas condiciones en este vídeo que tomé desde casa) aunque muy bajo y débil, para mí ha sido el más emocionante desde que la sigo, hace mucho tiempo, cuando en el camping poníamos las sillas en plan tribuna para verla toda la familia y esperábamos ansiosos hasta que aparecía.


Han pasado más de 20 años de aquello y desde el lunes la Estación Espacial lleva un accesorio nuevo, donde parte de la electrónica (la tarjeta de la foto) ha sido diseñada por David, mi hijo mayor.

La empresa Satlantis, ubicada en Leioa-Bizkaia, y dirigida por la ex ministra Cristina Garmendia ha fabricado una cámara de muy alta resolución y de peso muy inferior a otras de similares prestaciones, por lo que es ideal para observar la Tierra desde el espacio. Y parte de la electrónica la encargaron a SoCe, donde trabaja David.


El miércoles día 20 fue lanzada desde Japón por la agencia espacial JAXA y ya se encuentra en la ISS a la espera de que sea colocada en el módulo nipón Kibo. 
El cohete lanzador, con su carga en la zona superior, poco antes del despegue

La empresaria Garmendia presume diciendo que "hemos vendido una cámara a los del país de las cámaras", aunque a mí lo que me motiva es que parte de ella la ha diseñado mi hijo.

miércoles, 27 de mayo de 2020

Cuando el primer planeta se convierte en la estrella del crepúsculo

Siguiendo con el tema del post anterior, ya se ha realizado el relevo entre los dos planetas interiores (Venus y Mercurio) en lo que respecta a su aparición vespertina. Venus ya se retira, y apenas le quedan unos pocos días en que pueda observarse, con dificultad, junto al horizonte tras la puestas de sol en un cielo crepuscular, aún brillante, y Mercurio se va a mantener durante más tiempo visible pero, como siempre que actúa en el hemisferio norte, muy discreto y sin llamar la atención.

Si Venus había sido durante más de 6 meses la auténtica estrella en sus actuaciones al principio de la noche, ahora ese papel le corresponde a Mercurio.

Las siguientes imágenes puede ilustrar la situación de la marcha de Venus y la permanencia de Mercurio, aunque sea solo de manera simbólica, porque aunque Venus está a punto de desaparecer tras los árboles del horizonte, los días posteriores ha vuelto a verse.

El 23 de mayo Venus se marcha por el horizonte, como despidiéndose, mientras que Mercurio (arriba y a la izquierda de las imágenes), más débil pero mejor situado, se mantiene ahí.
Instantes después de la imagen anterior, aún pude ver a Venus entre los árboles del horizonte, antes de ocultarse.

La posición relativa de los dos planetas en estos pasados días ha cambiado muy rápidamente, debido a su proximidad en el cielo vistos desde la perspectiva de la Tierra. Hasta el jueves 21 Venus tenía una mayor elongación (estaba más separado angularmente del Sol) pero ya el 22 fue superado por Mercurio que de esta manera aparece más alto y se pone más tarde dando tiempo a que el cielo oscurezca un poco más y pueda ser visible, aunque de manera muy débil. 

Aún así, estos atardeceres después del relevo la mejor manera para encontrar a Mercurio era intentar ver Venus antes de su puesta y a partir de él mirar un poco hacia arriba y a la izquierda, mejor con unos prismáticos para localizarlo exactamente sobre una referencia en vertical en el horizonte, y después a simple vista casi intuir ese puntito mucho más débil que Venus de magnitud en torno a -0.5 frente a -4 (los números que indican la magnitud son menores cuanto más brillo, en este caso en que ambos son negativos, -4 indica mucho más brillo que -0.5)

Así aparecían los dos planetas el día 23, todavía con el cielo muy luminoso en una toma más amplia que las anteriores.

Sin embargo ya no es posible porque Venus se ha despedido. Hasta el día 4 de junio no es su conjunción, el cambio a su periodo matutino al pasar "al otro lado" del Sol, pero ya está muy cerca angularmente de él, demasiado como para poder distinguirse en el brillante crepúsculo antes de ocultarse. Ayer día 26 pude verlo con relativa facilidad pero hoy no, a pesar de tener un cielo muy limpio y haber buscado un horizonte más bajo.

Por ello la única ayuda para encontrar a Mercurio será rastrear la zona próxima al horizonte Oeste-Suroeste con unos prismáticos sin más referencia. Como no es fácil, cuando se consigue ver ese puntito brillante sobre el fondo azul claro del cielo como en la imagen, la sensación es muy agradable.

Aquí aparece Mercurio en solitario, en el centro de la imagen.

Recojo a continuación varias imágenes de los dos planetas que he tomado desde mi balcón en días sucesivos cuando intercambiaron posiciones, y que a pesar de la mala climatología que habitualmente solíamos tener en Bilbao, y las dos semanas anteriores haber tenido continuamente el cielo cubierto, en estos días clave solo uno de ellos estuvo nublado.

Están tomadas con una diferencia de 23 horas y 56 minutos, exactamente la duración de una rotación terrestre. Por ello, aunque por la luz del crepúsculo no son visibles las estrellas, las posiciones de los planetas respecto al horizonte sirven de referencia para apreciar ese movimiento sobre la esfera celeste, sobre el fondo de las constelaciones, que estaría situada en la misma posición en cada una de esas tomas.

He señalado las posiciones de Venus (flechas blancas) y Mercurio (en amarillo) porque, aunque en las imágenes originales se ven perfectamente, en este montaje puede ser difícil localizar encontrar los planetas. Por una parte debido a que al hacer la composición y luego al subirlas al blog pierden mucha calidad y detalle, y además las primeras hubo que hacerlas en condiciones críticas y desfavorables para, para mantener la misma hora sidérea (4 minutos de diferencia de un día a otro): Las primera con Mercurio ya muy bajo y las últimas con el cielo aún muy claro.

Efectivamente, en cada imagen el cielo aparece vez más brillante que en la anterior, porque la hora de la toma se va adelantando y además el Sol se pone cada vez más tarde.

Aunque resulte redundante, vuelvo a poner las 4 imágenes una a una, completas y sin anotaciones, para ver si a pesar de la pérdida de calidad al subirlas, es posible que puedas localizar a Mercurio con las referencias anteriores.


19-5     21:17

20-5     21:13

21-5   21:09


23-5    21:01


Ahora que Mercurio se queda solo en el crepúsculo vespertino, es el momento de fijarnos en él y admirar su imagen sutil. Aunque no estará totalmente solo en nuestro cielo, porque la Luna creciente le hará compañía aunque cada día más lejos de él.

El día 25, la Luna fina y Mercurio, en zonas opuestas de la imagen, daban un bonito espectáculo una vez que se había retirado Venus.


El primer planeta, el más difícil

No es la primera vez que hablo de la observación de Mercurio en este blog, pero para entender mi insistencia conviene tener en cuenta varias circunstancias:

De los cinco planetas visibles en nuestro cielo sin instrumentos ópticos Mercurio es, con diferencia, el más difícil, con muchísima diferencia sobre todo desde el hemisferio norte.
Urano y Neptuno por su lejanía muestran un brillo insuficiente, aunque el primero de ellos puede estar en el límite de la visión humana en cielos extremadamente limpios, y de los otros cincos (el tercero, claro, no cuenta) Mercurio es el más esquivo por ser el que tiene su órbita más cercana al Sol.

Desde nuestra perspectiva el primer planeta siempre estará en nuestro cielo cerca del Sol, y por ello en pleno día lo tendremos por encima del horizonte, evidentemente invisible sin telescopio. Hay que esperar a la máxima separación angular respecto al Sol visto desde aquí (la máxima elongación) para que el astro rey se oculte, y dé tiempo a que oscurezca un poco el cielo antes de que Mercurio se vaya tras él. O si está situado al otro lado del Sol (a su Oeste) para que salga antes que él con tiempo suficiente para que la claridad del alba no nos impida distinguirlo.

Mercurio, solo puede verse en los crépusculos (al menos desde el hemisferio norte). Desde Bilbao el 27-5-2020

Por temas relativos a la diferente inclinación de la eclíptica respecto al horizonte en los crepúsculos según la estación, las mejores opciones para ver al esquivo planeta, que según parece incluso Copérnico se lamentaba de no haberlo visto nunca, se dan cerca del equinoccio de primavera si es por la tarde o del de otoño si es visible antes de amanecer.  
Además por una tremenda y perfectamente coordinada casualidad que se une a la posición en esos casos de la excéntrica órbita del planeta, las oportunidades para verlo desde el hemisferio Sur son muchísimo mayores. Todo esto lo expliqué en "El esquivo planeta sureño se asoma por el norte"

El pasado mes de febrero hubo otra oportunidad, similar a la presente de ver a Mercurio al atardecer y aunque también estaba Venus en el crepúsculo vespertino, a diferencia de ahora los dos planetas permanecieron muy distantes entre sí.

El 7 de febrero de 2020 desde Bilbao. En esta imagen de amplio campo, Venus aparece en la parte superior mientras Mercurio está ya muy cerca del horizonte, en aquellas fechas en el Oeste-Suroeste, debido al diferente lugar de puesta del Sol en invierno.


Repito aquí, copiando parte de lo que publiqué entonces, y adaptándolo para que no tengas que linkar.

En los siguientes gráficos se recogen las situaciones en el momento clave de las puestas y salidas de Mercurio desde las latitudes 40º Norte (Madrid) y 35º Sur (Buenos Aires o Montevideo) en 2020. Para otras latitudes no demasiado lejanas a éstas la situación es muy similar: El primero es válido aproximadamente para  gran parte de Europa, Asia, EEUU,... y el segundo en la zona meridional de Sudamérica y de Africa, Australia,..

La zona central negra corresponde a la noche, la azul clara el día, y las franjas de azul oscuro al crepúsculo. Las líneas sinusoidales de color naranja y amarillo representan el momento de puesta y salida de Mercurio, y cuanto más se introduzcan en la zona oscura, más posibilidades habrá de poderlo observar.


En el gráfico se puede apreciar que este año en varias ocasiones podrá verse desde el hemisferio sur a Mercurio en plena noche, mientras que en el hemisferio septentrional apenas en la máxima elongación de noviembre de madrugada el primer planeta saldrá por el horizonte con el cielo totalmente negro, ligeramente antes del comienzo del crepúsculo.

Ninguna de las dos situaciones (ni la de febrero ni la de mayo-junio) es demasiado buena, con el cielo todavía brillante, porque en general las mejores ocurren cuando la máxima elongación oriental es en primavera, y estas dos pillan justo antes y después.
Por ello aunque este año las máximas elongaciones orientales ocurren el 10-2 y el 4-6, las condiciones se mantienen en los días contiguos, hacia la primavera. Por ejemplo, se verá prácticamente a la misma altura en un cielo igual de oscuro el 12-2 y el 2-6. 

Además hay otro dato, aún más determinante, que desplaza unos días el mejor momento: En las apariciones vespertinas, debido a la disminución de la fase, el brillo de Mercurio va disminuyendo de un día a otro. En el caso presente de mayo-junio de 2020 las dos circunstancias se unen para que sea más fácil visualizar a Mercurio varios días antes de su máxima elongación, aunque paradójicamente sea esa fecha la que suele aparecer en casi todos los sitios como referencia para su observación. 

Yo pude verlo claramente por primera vez el día 19 de mayo, cuando su magnitud era -0.8. La situación análoga con la misma altura sobre el horizonte y la misma oscuridad del cielo se producirá el 11 de junio, pero tendrá una magnitud de solo 1.22. El día 4, en su máxima elongación su magnitud será de 0.45, y a partir de entonces será muy difícil de localizar.

Como se ha dicho, en noviembre la cosa pinta algo mejor (no mucho) pero habrá que madrugar, o nos puede pillar yendo al trabajo (esperemos que el coronavirus no lo siga dificultando) ya que la máxima elongación ocurre en otoño, que es la mejor estación para verlo de madrugada en el hemisferio norte. El día 10-11-2020 Mercurio saldrá por el horizonte Este con el cielo ligeramente más oscuro que cuando ahora se pone.
En ese caso también estará acompañado de Venus, pero no se cruzarán como ahora y estarán mucho más alejados uno del otro.

Por ello para quienes vivimos en el hemisferio norte esta es nuestra última oportunidad este año sin madrugar para que, si no lo hemos visto aún, no nos pase como a Copérnico.

Para los habitantes del hemisferio Sur esta aparición es muy mala. Es mejor que no se molesten en intentarlo porque solo tendrán que esperar a su primavera para darnos una tremenda envidia, y en gran parte de los meses de septiembre y octubre lo verán sin ningún problema al principio de la noche pero ya con el cielo totalmente negro y suficientemente alto respecto al horizonte. 


San Pedro de Atacama, el 7-3-2013. Mercurio, acompañado de la Luna, aparece alto  y en un cielo negro, totalmente imposible en el hemisferio norte

Si vives en el hemisferio norte y has pensado hacer algún viaje al sur, elige unas fechas en que Mercurio muestre allí su mejor imagen. No hagas como yo, que fui al azar, porque seguro que tú no tendrás la suerte de que te coincida con la mejor presentación del primer planeta de toda la década, como me ocurrió a mí.

A pesar de que las condiciones para la observación del resto de planetas son iguales desde los dos hemisferios (aunque las mejores puedan corresponder a fechas diferentes), precisamente para ver al más difícil, no. Ya lo he dicho varias veces: Si quieres ver bien a Mercurio tienes que ir al Sur.

miércoles, 20 de mayo de 2020

Mercurio releva a Venus

Ya me he referido varias veces en este blog a la magnífica presentación del segundo planeta durante los últimos 6 meses, sobre nuestros cielos en el crepúsculo vespertino y primeras horas de la noche, por ejemplo en "La estrella de este invierno..."

Pero como todo tiene su final, también Venus va a dejar de verse a últimos de mayo, para aparecer en los cielos matutinos unas dos semanas después como el “Lucero del Alba”. Pero a pesar de que era el único planeta que en estos meses ha podido verse por la tarde, no nos va a dejar sin presencia planetaria vespertina, porque casualmente justo en las fechas  en que  el segundo se marcha, aparece el primero.

Ayer 19 de mayo a las 22:15 en el limpio cielo de Bilbao, sobre su horizonte Oeste-Noroeste, Mercurio (en la imagen un débil puntito muy cerca de los árboles del horizonte) ya se apreciaba a simple vista, mientras está acercándose a Venus para recoger pasado mañana el testigo.

Pero es un relevo a la baja. Es como si en una carrera de 4X100 un atleta aficionado y en baja forma le cogiera el relevo al recordman mundial de velocidad, porque tanto en el brillo como en la duración diaria y total, de estas apariciones vespertinas la diferencia entre los dos es enorme.

Trayectoria prevista para la entrega del testigo sobre el horizonte.  En una imagen con más campo que la anterior, y tomada unos minutos antes, se ha trazado el movimiento de los dos planetas durante el relevo, tomando como referencia el fondo de la esfera celeste. 

El momento del relevo (la conjunción planetaria exacta) será el día 22 a las 10h (8 TU) cuando Mercurio pasará a menos de 1º al Sur de Venus. A las horas en que ocurre el crepúsculo (único momento en que serán visibles) desde el Oeste de Europa el 21 al atardecer ya se les verá muy próximos y el 22 el primer planeta ya estará más alto sobre el horizonte que el segundo 

Pero aún así, los atardeceres en que sigamos viendo a Venus (cada vez más difícil, ocultándose antes y en un cielo más brillante) destacará mucho más que Mercurio e incluso nos puede servir de referencia para encontrar al esquivo primer planeta, porque su brillo será mucho mayor (Magnitud -4 frente a -0.3, cifras ya atenuadas por la atmósfera).

Tanto el día 21 como el 22 la separación angular será de menos de 2º durante el crepúsculo desde Europa y América (desde Australia incluso menor que 1º el día 22) por lo que serán visibles a la vez con unos prismáticos, uno al lado del otro, y se podrá apreciar la fina y espectacular fase de Venus mientras el pequeño disco de Mercurio apenas se verá como un puntito mucho más débil.

Esta sería, aproximadamente, la visión con unos prismáticos que cubrieran un campo de solo 3º, manteniendo la proporción de tamaños y distancias. (Los que utilizamos habitualmente en observación del cielo pueden tener el doble). Aunque las imágenes parecen excesivamente pequeñas, lo que veamos será mucho más evidente porque la imagen cubriría toda nuestra visión y el ojo se adapta mucho mejor al verlo directamente, que al mirar una imagen en una pantalla, tanto en calidad como en percepción del detalle. 
En el montaje se han utilizado imágenes reales de los planetas del día 19-5 obtenidas por separado.


Es muy curioso el que la aparición vespertina de Venus empezó en noviembre cuando Júpiter se retiraba de la zona (como quedó recogido en "Zeus y Afrodita, ...!) y acaba ahora cuando comienza la de Mercurio. Esto ha sido una enorme casualidad y ni el mejor equipo de relevos se habría pasado el testigo de manera tan coordinada.


El aspecto de ambos planetas.

A simple vista el aspecto que muestran Venus y Mercurio es muy distinto, como he dicho, por la gran diferencia en el brillo aunque ambos se vean con aspecto puntual, comos si fuesen estrellas; pero vistos a través de un telescopio será aún mayor por el tamaño y la forma.

Además de que el segundo planeta es más grande que el primero, ahora está mucho más cerca de la Tierra. Y por su posición la fase será muy diferente:

Posiciones Mercurio, Venus y la Tierra en sus órbitas el día 22-5-2020. Aunque la alineación en planta es exacta, veremos "pasar" a Mercurio un poco por debajo de Venus porque las órbitas no están exactamente en el mismo plano.
Aunque el tamaño de los astros se ha exagerado, la forma, tamaño relativo y situación de las órbitas es precisa. 

La fase menguante de Venus, estas semanas muy fina, contrasta con el pequeño disco que nos muestra Mercurio, que aún estando también menguante (ambos presentan esa fase cuando son visibles por la tarde) todavía es casi llena.

Estas dos imágenes se veían ayer en mi telescopio:

Imagen tomada a través del telescopio de cada uno de los planetas el 19-5, pero que no van a variar mucho durante estos próximos días. La ampliación de ambas fotos es la misma, y permite comparar los tamaños aparentes.
Son las mismas imágenes que he utilizado arriba para el montaje de la visión con unos prismáticos pero aquí , en mayor escala, se aprecia mejor la fase y la relación de tamaños  


Días de espectáculos 

Además de la conjunción de Venus y Mercurio del día 22, que permitirá verlos muy cercanos entre sí, también en fechas contiguas se producen otras circunstancias que se sumarán para hacer el fenómeno más llamativo

-- La Luna de testigo

La Luna siempre adorna este tipo de conjunciones cuando le da tiempo a pasar por allí en las fechas clave, añadiendo el elemento más espectacular al fenómeno.

En este caso, aunque por la proximidad al horizonte en el crepúsculo será muy breve, muy sutil por la consecuente fina fase, y no dará tiempo a que mucha gente pueda fijarse por lo que no será un espectáculo de masas, por esos mismos motivos será mucho más bello.

El día 24 una finísima Luna creciente de solo dos días después de nueva, formará una preciosa coreografía con los dos planetas. Mercurio quedará situado justo entre Venus y nuestro satélite, ambos con la misma fase.

Como el movimiento de la Luna en la esfera celeste es relativamente rápido, y el periodo de observación en cada lugar muy breve, coincidiendo en cada lugar con el crepúsculo, la situación cambiará según  el lugar del planeta desde el que se observe.

Desde América la simetría será mayor, y Mercurio quedará situado casi exactamente en el punto medio entre Venus y la Luna, mientras que en Europa (visible unas horas antes) se verá más cerca de Mercurio que de Venus.

A diferencia de lo relatado antes, relativo a la variación en las posiciones de los dos planetas desde diferentes puntos de la Tierra, en este caso el movimiento de la Luna es mucho más rápido y esas variaciones serán mayores

-- También la ISS

El lunes 25, se incorpora a la coreografía la Estación Espacial, que desde donde yo vivo se la verá pasar por ahí, casi casi delante de Venus, completando un póker muy sugerente por momentos.

La ISS pasa a las 22h 18, pero muy bajo para verlo a simple vista.  A solo 5º con magnitud -0.85 pasará junto a Venus.

Aunque cuando la ISS se aleje de la zona de los dos planetas y coja más altura se verá bien a simple vista, su visita a Mercurio, Venus y la Luna habrá que fisgarla con prismáticos.



Situaciones desde distintos lugares de la Tierra 

Aunque el movimiento de ambos planetas en la esfera celeste es muy ligero, en los momentos de máxima aproximación habrá diferencias en su posición relativa en solo unas horas. Y como solo son visibles durante un pequeño intervalo de tiempo en el crepúsculo, esta posición y su separación angular será algo diferente según el lugar del planeta en que se observe. Así la máxima aproximación, que será ligeramente inferior a 1º podrá verse desde la zona oriental de Australia.

Desde Europa occidental tanto el día 21 como el 22 estarán a la misma distancia, en el primer caso antes de la oposición, y en segundo después.
Desde América se verá más tarde, por lo que el día 21 será mejor. En américa del Sur no mucho mejor que en Europa, porque aunque la diferencia de longitud geográfica es notable, la diferencia en la hora del crepúsculo vespertino no lo es tanto ya que allí es otoño, ya camino del solsticio de invierno y el sol se pone antes de lo habitual.
El siguiente gráfico recoge estas situaciones:


Este gráfico está referido a la ecliptica, con lo que si se toma como referencia su posición respecto al horizonte, (que siempre por la zona de Mercurio es clave), hay otro factor muy determinante: 

- En el hemisferio Sur empeora las condiciones porque en otoño al atardecer está muy horizontal, con la desventaja añadida de que la latitud eclíptica de ambos planetas es Norte. Definitivamente, y a pesar de que en la mayoría de los casos las condiciones de observación de Mercurio son mucho mejores en el hemisferio Austral, en este caso rotundamente no.
 
- La situación de México será mejor que la de Europa porque al estar más cerca del ecuador, tienen la eclíptica más vertical.

Postas de diferente duración

Lo de esta aparición vespertina de Venus, relevando a Júpiter y siendo relevado por Mercurio justo en los momentos del comienzo y final de su periodo de visibilidad vespertina ha sido una tremenda casualidad, porque los periodos sinódicos (posiciones vistas desde la Tierra) de cada planeta son muy diferentes, y normalmente no ocurre así, solapándose unas y otras. Pero esto me da pie a analizar o comparar los ciclos de cada uno.

- Empezando por el más espectacular (Venus) como ya he citado en varias ocasiones, la duración de su posta (su aparición vespertina, o de igual manera la matutina) es de 6 o 7 meses (en cada ciclo de 19). En este caso desde noviembre hasta finales de mayo.

Debido a su brillo, podría decirse en este símil atlético que el segundo planeta realiza las postas más espectaculares, y se llevaría los mayores aplausos en la competición.

- Las apariciones de Mercurio son mucho más breves, y la duración del periodo de visibilidad es relativo porque, como las condiciones siempre son críticas, la determinación de si en un momento se puede ver sin ayuda óptica, o no, depende de la vista de cada observador y de las condiciones de limpieza del cielo (aún sin nubes) cerca del horizonte.

En cualquier caso estos periodos son mucho más amplios en el hemisferio Sur, digamos que para latitudes medias pueden tener una duración de un mes y medio, mientras que en el norte, donde puede reducirse a menos de dos semanas el periodo en que se vea a simple vista, y eso si hay suerte y el horizonte está limpio.

Mercurio es el atleta sureño que cuando corre en casa, ante su público, da todo lo que tiene, pero cuando lo hace fuera se limita a cumplir el expediente de manera muy rácana. 

Estas curiosas diferencias según el hemisferio, que no se dan en ningún otro planeta, las recogí en el artículo "El esquivo planeta sureño se asoma por el norte"

- Júpiter y Saturno

Debido a su lejanía y por ello a su lento movimiento real y en la esfera celeste vistos desde aquí, prácticamente su ciclo es anual, alargándose un mes más en el caso de Júpiter. Desde que comienzan a verse de madrugada pasan poco más de 5 meses hasta que son visibles toda la noche, en su oposición, luego otros 5 en que podemos verlos claramente antes de acostarnos pero no de madrugada y luego un periodo en que no son visibles por estar angularmente cerca del Sol en las proximidades de su conjunción.

Aunque Júpiter siempre será más eficiente que Saturno, con postas un poquito más largas y mucho más espectaculares (por su brillo), ambos son relevistas muy fiables, constantes, y nunca fallan.

- Marte

Con el cuarto planeta hay que matizar porque su brillo (acorde con su distancia a la Tierra) es muy variable. Aunque considerando su situación en el cielo nocturno sus periodos son mucho más amplios, de casi 2 años, si se considera su observación clara y espectacular se reducen a pocos meses, de los cuales en un par de ellos destaca como el astro más brillante después de la Luna durante casi toda de la noche, compitiendo quizás con Júpiter si coinciden ambos en su máximo esplendor. Venus no será su rival porque no se ve nunca en plena noche.

De izquierda a derecha, Marte, Saturno y Júpiter, el pasado mes de abril acompañados por la Luna. Este año 2020 los dos últimos se mantienen muy próximos entre sí y puede comprobarse que el brillo de Júpiter es siempre muy superior. Aunque todavía Marte no puede competir con él, va a ir aumentando continuamente hasta octubre, cuando no tendrá rival.

Por ejemplo podría considerarse que la aparición actual de Marte comenzó en octubre de 2019, tendrá su máximo esplendor en otoño de este año y durará hasta el verano de 2021 en que difícilmente se distinguirá, muy débil,  al comienzo de la noche.

Marte da unos relevos espectaculares en su tramo central pero parece que le cuesta coger velocidad cuando toma el testigo, y se queda agotado tras el explosivo esfuerzo mucho antes de entregarlo.