Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

El primer planeta se pasea por delante del Sol


El fenómeno, horas, lugares, y su observación.
  
Este próximo lunes, el 11 de noviembre de 2019, se produce un fenómeno astronómico poco frecuente del que ya se está hablando en muchos lugares: Un “tránsito de Mercurio”.
Visto desde la Tierra, el planeta más pequeño de nuestro sistema pasará por delante del disco solar, atravesándolo  lentamente en el transcurso de varias horas.

Algo mucho menos frecuente que un eclipse o que una lluvia de estrellas fugaces, por citar dos acontecimientos celestes que también suelen anunciarse y mucha gente, picada por la curiosidad, intenta observar.
Imagen obtenida en el último tránsito de Mercurio, el  9-5-2016, proyectándolo en un Solarscope, instrumento idóneo para la observación de este fenómeno por el público en general.
Pero a diferencia de esos otros fenómenos que he citado, en este caso nadie que no haya oído previamente la noticia se enterará de que está ocurriendo, porque no es algo que se pueda observar con solo levantar la vista al cielo. Incluso aunque se haya informado de lo que ocurre, y a pesar de que  el fenómeno tiene una larga duración no podrá ver nada, si no se ha provisto de los medios de observación adecuados, aparte de alguna transmisión por internet, por ejemplo aquí: http://www.sky-live.tv/ 

Pero de esa manera, o en alguna observación pública dirigida por “expertos”, podría verse una curiosa imagen: un puntito negro, moviéndose muy despacito por delante del Sol desde las 13:35 (Hora Central Europea, 12:35 T.U.) hasta las 18:04 (17:04 T.U.). Dentro de ese horario, en todos los lugares que sea de día.
No obstante, dado el pequeño tamaño aparente de Mercurio y la lenta evolución del fenómeno, habrá que esperar al menos un par de minutos para que se aprecie claramente que ese puntito oscuro ha entrado en el círculo del Sol. 

Las horas que se han dado prácticamente son válidas en cualquier lugar porque los tránsitos de Mercurio se observan casi simultáneamente desde todos los puntos de la Tierra en que sea de día, a diferencia de los de Venus; donde debido al paralaje (diferente perspectiva según el lugar de observación) puede haber unos cuantos minutos de diferencia. Esto es debido a que, cuando están en tránsito, Venus pasa mucho más cerca de la Tierra que Mercurio, como se ilustra en este gráfico:


En este gráfico explicativo esquemático se aprecia la diferencia en las  distintas posiciones de Venus y Mercurio dentro del disco solar, vistas desde dos lugares distintos de la Tierra. 

En realidad las diferencias son mucho menores, e incluso en el caso de Mercurio casi inapreciables, porque aunque se han mantenido las proporciones en las distancias, los tamaños de los planetas se han representado cientos de veces más grandes de la realidad a esta escala, y los puntos A y B estarían muchísimo más próximos.
Por lo tanto las zonas desde las que podrá verse el fenómeno coinciden con las que durante parte o todo ese tiempo sea de día: Desde Europa no se podrá observar el tránsito completo porque el Sol se ocultará antes del final, pero desde las islas más occidentales de Canarias, toda América central y del Sur se verá completo, y también desde la zona oriental de Norteamérica. En la zona occidental, podrá verse el final del tránsito, por la mañana, a medida que el Sol sale y va tomando altura.
Un detalle: En la pequeña zona triangular que cubre parte de Groenlandia la duración del día es muy breve en estas fechas, cuando amanezca ya habrá empezado el tránsito y cuando el Sol se ponga aún no habrá acabado.

Debemos intentar aprovechar la ocasión porque el siguiente tránsito de Mercurio no ocurrirá hasta 2032 y en cada siglo solo se ven una media de 13.
El anterior fue hace solo 3 años y medio, en mayo de 2016, como he puesto en el pie de la primera imagen, cuando ya este blog estaba en marcha, y le dediqué un extenso y completo artículo que puedes leer aquí: “Mercurio en tránsito” 

Como casi todo lo que allí recogí es válido también ahora (excepto horarios, mapas y trayectorias), si realmente te interesa el tema te aconsejo que lo leas, porque como no tiene sentido repetirlo todo, ahora solo volveré a citar algún aspecto clave, además de actualizar los datos concretos de este tránsito.

Pero lo más importante: Hay que observarlo con mucho cuidado para no dañar la vista. En el artículo que acabo de referir puedes ver los detalles pero, por si acaso, reitero aquí que el método más adecuado es un sencillo y muy asequible aparato llamado Solarscope, o por proyección mediante prismáticos o telescopio, pero nunca mirándolo directamente por el ocular o el visor, que podría provocar ceguera permanente.
Observación del tránsito de 2016 desde el colegio Trueba de Bilbao, organizado por la AAV.
En primer término, mirando en un Solarscope, y al fondo proyectado en el suelo mediante unos prismáticos. Si se utiliza este método hay que estar vigilando para que nadie mire directamente.
Si utilizas las clásicas gafas de eclipse para proteger tu vista, no llegarás a apreciar el pequeño puntito que es Mercurio. Bueno, a no ser que tengas una vista excepcional.

Por qué y cuándo ocurren los tránsitos.
  
Podría pensarse que es un fenómeno relativamente frecuente porque como Mercurio se mueve mucho más rápidamente que la Tierra, completando una vuelta alrededor del Sol en 88 días, aproximadamente cada 4 meses adelanta a la Tierra (en lo que los astrónomos llamamos “conjunción inferior”), y si las órbitas de ambos planetas estuviesen en el mismo plano, en todas estas ocasiones se produciría un tránsito.
Gráfico “en planta” de las órbitas de la Tierra y Mercurio y sus posiciones el 11-11-19 y en la siguiente conjunción inferior el 26-2-20
Nota: Lo de los mencionados “aproximadamente 4 meses” (en realidad 116 días), de una conjunción inferior a la siguiente es solo la media, pero es muy variable (en este caso solo 107 días) debido a la excentricidad orbital, y como consecuencia la variable velocidad, del primer planeta.     

Pero no se producen tantos tránsitos, ni muchísimo menos,  porque hay que tener en cuenta las 3 dimensiones ya que la órbita de Mercurio está inclinada 7º respecto a la de la Tierra, y cuando debería pasar por delante del Sol al adelantar a nuestro planeta, en realidad lo suele hacer por arriba o por abajo, respecto a nuestra visual.
Solo si la alineación de los tres astros (en el momento este "adelantamiento") se produce en la línea de corte de los dos planos orbitales (llamada línea de los nodos), o muy cerca de ella veremos pasar a Mercurio por el interior del disco solar y se producirá el tránsito. 

La Tierra se sitúa en esos nodos el 10 de noviembre y el 8 de mayo (+/- 1 día según la proximidad del año bisiesto), y por eso solamente en fechas próximas a esos días puede ocurrir este fenómeno.

Para no complicar ahora el tema, y hacerlo más ligero, paso al anexo del rombo "Si quieres saber más" una explicación más detallada de la situación tridimensional y sus consecuencias.


Trayectoria aparente y real de Mercurio por el disco solar.
  
Si tenemos la suerte de que las nubes nos dejen observar gran parte del tiempo durante el que se produce el transito y nos fijamos con detalle o anotamos la posición de Mercurio dentro del disco solar, seguramente nos sorprenderá su trayectoria, que desde Bilbao (43ºN 3ºW) será exactamente como aparece en este gráfico, y no es una línea recta como en principio pudiera pensarse.
Posiciones de Mercurio cada 20 minutos. Se indica con una línea quebrada el final de la observación desde Bilbao, debido a la puesta del Sol.
Desde otros puntos de la península Ibérica será muy similar:
- En Galicia se verá un poco más tiempo y en Cataluña y Baleares algo menos, de acuerdo con la hora de puesta del Sol.
- Canarias vuelven a ser las islas afortunadas, Excepto en Lanzarote y Fuerteventura el Sol se pondrá cuando Mercurio esté  punto de abandonar su disco, desde las costas occidentales de Gran Canaria y Tenerife se vería completo, si no hay bruma en el horizonte marino, gracias al fenómeno de la refracción; y desde las pequeñas islas de La Palma, Hierro y Gomera la situación será aún mejor.

La curiosa trayectoria curva que se aprecia en el gráfico anterior es debida a que la orientación del Sol (la inclinación de la eclíptica) respecto a nuestro horizonte va cambiando a lo largo de las horas. Como es un disco redondo no lo notamos, pero si calculamos y fijamos la posición de la eclíptica, las trayectorias de éste tránsito y del anterior (mayo de 2016) serían las siguientes, lógicamente rectas:




En esta ocasión (11-11-19) Mercurio pasa por el nodo ascendente durante el tránsito, mientras que en 2016 pasó por el nodo descendente antes de comenzar el tránsito y por ello la duración del fenómeno fue algo inferior, ya que no atravesó el disco solar de pleno, cerca del centro, como casi lo hace ahora

Desde lugares de Europa situados más al Este la principal diferencia es que acabará antes, porque antes se produce la puesta de Sol.

Como he dicho arriba, desde América la situación es mucho mejor. Pongo dos ejemplos de la trayectoria aparente de Mercurio con referencia al horizonte de Buenos Aires y Ciudad de México, en esta última amanece poco después e comenzado el tránsito:



El motivo de estas extrañas trayectorias lo expliqué con detalle en el mencionado artículo relativo al tránsito de mayo de 2016, referenciado antes.




Geometría de los tránsitos y consecuencias



El tránsito puede producirse, tal como se ha dicho antes, si la conjunción inferior ocurre durante su paso por el nodo o en momentos próximos.
Hay un margen más amplio (+/- 4 dias) en las proximidades del nodo ascendente (el 10 o 11 de noviembre) que del descendente (el 7 o el 8 de mayo). Consecuencia inmediata de ello es que sus tránsitos en noviembre son dos veces más frecuentes que en mayo.

Esto último es debido a la excentricidad de la órbita del primer planeta y la orientación del eje mayor de esa órbita respeto a nuestras fechas: en las conjunciones inferiores de noviembre Mercurio está más lejos de la Tierra (como se puede apreciar en el gráfico de las órbitas en planta), y su separación angular respecto al Sol “por arriba o por abajo” serán menores, vistas desde nuestro planeta.

Por el mismo motivo en los tránsitos de noviembre el tamaño angular de Mercurio es menor que en los de mayo. Concretamente, el pequeño disco de Mercurio se verá ahora (como siempre que el tránsito es en noviembre) con un diámetro de apenas 10´´ (10 segundos de arco) es decir casi 200 veces más pequeño que del Sol, mientras que en mayo, son unos 12.5”, unas 160 veces menor que el disco solar.



Detalle de un momento del tránsito de Mercurio en mayo de 2016, cerca del borde del disco solar, donde se aprecia el pequeño tamaño del planeta, comparadolo con la curvatura del Sol.






   
Otros tránsitos

En general se llama tránsito al paso de un astro delante de otro, siendo el primero de un tamaño menor que el segundo e incluso visto desde aquí bastante menor. En cierta forma podría considerarse un fenómeno similar a un eclipse de Sol, y más concretamente a un eclipse anular, pero donde el astro que pasa por delante es mucho más pequeño.
Un eclipse anular podría considerarse un "tránsito" tomando el sentido más amplio del término, ya que la Luna se ve toda ella incluída en el disco solar, como en esta imagen tomada desde Getafe el día 3-10-2005. 

- El caso más similar al tránsito de Mercurio, es el de Venus. Es más fácilmente observable y más llamativo porque el tamaño aparente del segundo planeta es mucho mayor que el primero. Además de ser más grande, lo vemos desde más cerca. Pero después de los últimos tránsitos de Venus que ocurrieron en 2004 y 2012 nosotros no veremos más porque el siguiente es en 2117.
Imagen obtenida en un Solarscope el 8-6-2004 desde el Instituto "Ángela Figuera" de Sestao
Los tránsitos de Venus han tenido mucha importancia histórica porque debido al efecto paralaje (que prácticamente no existe con los de Mercurio) se pudieron calcular las distancias en el Sistema Solar.

- Son muy frecuentes y observables con un pequeño telescopio, los tránsitos de los 4 grandes satélites de Júpiter. Además la sombra que producen sobre el planeta es aún mas fácil de apreciar y se habla de tránsitos de la sombra.
En esta imagen del Observatorio Griffith se recoge la excepcional ocurrencia simultánea de 2 tránsitos de Satélites (marcados con las flechas verdes) y 3 tránsitos de sombras (flechas rojas)  
- A veces se habla también del tránsito de satélites artificiales, como en esta imagen donde la ISS transita el Sol.
Imagen obtenida (y ampliado el detalle) por Maximilian Teodorescu desde Rumanía en 2018
Recuerdo haber visto uno de estos tránsitos desde el balcón de mi casa, con mi hijo Iván, utilizando un solarscope. Fue una tremenda casualidad que se viera desde aquí, porque solo se aprecian desde una franja de terreno muy estrecha (pocos centenares de metros). Hice una grabación, pero no la encuentro. Fue muy sorprendente la breve duración, de menos de 2 segundos, totalmente diferente a las más de 4 horas de este tránsito de Mercurio.

- Aunque desde aquí no pueden observarse, los robots enviados a Marte nos han enviado estas imágenes de los “eclipses” de sol producidos por sus dos satélites, Fobos y Deimos. Desde luego el de Deimos, más que un eclipse, habría que calificarlo como un tránsito.

Desde la superficie de Marte, Fobos y Deimos transitan por delante del disco solar. Créditos: NASA
- Estos últimos años se han observado los efectos de numerosos tránsitos de planetas extrasolares por delante de sus respectivas estrellas. Aunque es imposible “ver” estas imágenes ya que debido a la lejanía las propias estrellas se ven como un punto, se puede apreciar la disminución de brillo que nos llega de la estrella al estar en parte tapada por el planeta.
Este es uno de los métodos más utilizados para descubrir exoplanetas, y como ejemplo se puede citar el famoso sistema Trappist-1 que se hizo famoso en 2017, cuyos 7 planetas produjeron, durante sus tránsitos, las bajadas de brillo de la estrella que recoge este gráfico.
Gráfico de las variaciones de luz de la estrella Trappist-1, ocasionadas por los tránsitos de sus planetas. En la parte inferior se han representado esos planetas que no se pueden ver directamente. 
Estos datos fueron obtenidos por el astrónomo belga Michaël Gillon y su equipo de la Universidad de Lieja, desde el observatorio de La Silla en Chile.
Solo con los datos que contiene este gráfico, se dedujo la existencia de esos planetas, e incluso sus periodos, tamaños (muy similares al de la Tierra), distancias a la estrella, y como consecuencia la estimación de temperaturas y de ella las posibles condiciones de habitabilidad de 3 de ellos, que les hicieron tan famosos, y sobre los que hablé en "Los cielos de Trrapist1"

Después de que pase este evento del tránsito de Mercurio, y hasta el próximo en 2032, si alguna vez oyes hablar de tránsitos seguro que se refiere a los exoplanetas, que no podrás observar. Por eso, aunque este próximo lunes 11-11 veas el cielo cubierto de nubes, (en España los pronósticos meteorológicos no son buenos) no te desanimes: Siempre lo puedes ver en internet, y además sería muy mala suerte que no surgiera el Sol por algún pequeño claro por la tarde y te permitiera ver el primer planeta como posiblemente nunca lo hayas visto.


ACTUALIZACIÓN Después de ocurrido el tránsito.
  
Aunque en todo momento muy dificultado por la bruma, algo se pudo ver desde mi observatorio favorito en 41.8º N  3.4º W:

Proyección en Solarscope (invertido izquierda-derecha) a las 14:15
 
A través de telescopio refractor a las 16:38

sábado, 2 de noviembre de 2019

El meridiano origen y los husos horarios


¿Qué es eso de “la hora del meridiano” y de los husos?

El final del post anterior recogió algunas opiniones personales, quizás de manera algo visceral y reivindicativa, y en él utilicé reiteradamente expresiones como “la hora de nuestro meridiano” o “el huso horario que nos corresponde”
No detallé estos conceptos porque el artículo ya era demasiado extenso, y porque el enfoque era más de opinión que didáctico. Ahora intentaré hacerlo, en este otro post, mucho más sosegado, aséptico y objetivo.


Consideraciones previas
  
Como todos sabemos, el tiempo es una magnitud física que tiene sus unidades; una de ellas, la que regula nuestra actividad diaria, es la hora; y la referencia natural que se ha tomado para su determinación ha sido desde siempre la posición del Sol.

La duración de la unidad y el origen (el cero) es la clave en toda medición, y la circunstancia concreta que condicionaba el debate del anterior post (con qué hora nos quedaremos cuando se acaben los cambios estacionales) se plasma en dónde establecer la referencia para colocar las distintas cantidades horarias. 


Husos o zonas horarias. Este mapa, que corresponde a la situación el 21-12-2018, nunca es definitivo porque muy frecuentemente suele haber hay países que deciden cambiar la referencia para empezar a contabilizar las horas. Por ejemplo, Marruecos se acababa de pasar, sorpresivamente, y como consecuencias de los cambios en el Ramadán, de la zona 0 a +1 Ahora toca decidir a los estados de la Unión Europea.
Porque ahí está la decisión de quedarnos con el mismo horario que Greenwich (GMT), o elegir GMT+1 o incluso GMT+2, cuyo significado luego explico. Se trata de decidir dónde poner el origen, o el cero; que en todas las magnitudes es un punto significativo.

Por ejemplo, para medir la temperatura utilizamos como unidad el grado centígrado y se toma el cero en la temperatura a la que se congela el agua, y no en la que hay en el salón de mi casa cuando para mí es confortable, aunque esto para mí tuviera ciertas ventajas.

Referencias históricas
  
En el caso de "determinar la hora", al menos desde época romana se ha tomado como referencia el mediodía (meridies) aunque para empezar a contabilizar las horas tomaban la salida del Sol (hora prima) de tal manera que meridies correspondía a la hora sexta y de ahí procede la palabra “siesta”. Como la duración del día es diferente según la estación pero los romanos tenían siempre 12 horas de día y 12 de noche, la duración de éstas era variable según la fecha, y aunque esto pudiera parece complicado de contabilizar, era muy fácil y lógico con sus relojes solares cuyo gnomon era horizontal.

Reloj solar romano marcando la hora sexta (el mediodía) Al tener la varilla horizontal su sombra marca el comienzo de la primera hora con la salida del Sol y produce horas desiguales según  la estación. Más detalles en "Midiendo el tiempo"

De esta manera, todas las horas tenían una diferente duración a lo largo del año, siendo la sexta (la que correspondía siempre al mediodía) la única que se mantenía en un momento fijo en cada ciclo completo de las 24 horas del día solar. Sin duda ello daba lugar a un sistema muy peculiar con unidades de amplitud variable, pero con una referencia fija al mediodía: la sexta.
También en los  monasterios durante el medievo conservó este sistema de horas para determinar el momento de realizar los rezos (las horas canónicas), aunque les dieron el nombre de sus oraciones: maitines, laudes o vísperas, pero mantuvieron el nombre de la “sexta” al mediodía.

Posteriormente la referencia inicial (el cero, o las 12) se estableció en el mediodía, de tal manera que había 12 horas de mediodía a medianoche y otras 12 de medianoche a mediodía, sustituyendo al sistema romano de 12 horas de día y 12 horas de noche.
Respecto al sistema romano o canónico ¡suponía un cambio de 6 horas!

sábado, 26 de octubre de 2019

Finalmente, Franco ha impuesto su criterio

Aprovecho de manera muy parcial y oportunista la noticia de esta semana para atraer la atención sobre “mi tema”, aunque éste sea otro. Porque en principio el título que iba a tener este post era:     
 Las últimas 5 veces:

Sin que sirva de precedente, el contenido de este artículo es adecuado únicamente en España, aunque los lectores de otros lugares pueden leerlo y aprovechar para reírse de nosotros.
Sobre todo en la última parte puede que esté todo un poco exagerado, pero a veces es necesario exagerar para dejar las cosas claras.

Para diferenciar las circunstancias objetivas, de mi opinión personal, ésta última irá en diferente color y en cursiva.

Casualmente, con menos de 4 días de diferencia se producen por aquí dos hechos totalmente distintos pero que se pueden relacionar: Anteayer día 24 de octubre de 2019 algo excepcional y único en la historia, y pasado mañana domingo una circunstancia que ya estamos aburridos de oírla dos veces cada año, pero parece que ya no serán muchas más:
Este domingo 27 de octubre a las 3 serán las 2.

¿Y qué tienen que ver estos dos temas? Algo hay.
Los últimos cambios de hora que la dejarán como la impuso, arbitrariamente, el protagonista de esta semana.
A pesar de haberle sacado de su grotesco mausoleo, parece que no queremos cambiar aquella absurda decisión.
Le dejo al dictador que se regodee en su nuevo lugar de descanso y se ría de la estupidez de la mayoría de sus compatriotas que seguirán haciendo lo que él ordenó hace ya 79 años, para así ir de la mano de su amigo el promotor del holocausto judío, aunque fuese algo ilógico por apartarnos del horario correspondiente a nuestro meridiano,  y yo voy a lo mío.

domingo, 13 de octubre de 2019

La luna del cazador


Siguiendo la excusa del desarrollo de una clase, recojo hoy un bulo que se suele difundir todos los años por estas fechas, y que podría dar lugar a una de las situaciones que frecuentemente se producen en las aulas:
Ante una noticia o hecho curioso que pueda estar relacionado (más bien poco que mucho) con tu asignatura, y casi con el único objetivo de hacerte perder el tiempo, aunque en ocasiones también de saciar su curiosidad, te preguntan al comienzo de la clase sobre ello e intentan estirar al máximo la duración de la explicación del asunto.

Las frases atribuidas al alumnado están en cursiva y en azul.

- Profe: ¿Pueden verse a la vez dos soles, como en esta foto?

Una insólita imagen que se hizo viral en las redes sociales mostraba dos "soles" brillando simultáneamente.

- Cómo vas a ver dos, si solo hay uno.

Bueno en otros sistemas estelares hay estrellas dobles, o triples…(múltiples) y desde uno de sus planetas podrían verse simultáneamente, pero aquí no. En nuestro Sistema Solar, sol no hay más que uno.
Carl Sagan imaginó este planeta con dos soles en su conocida serie “Cosmos”. También desde el exoplaneta más cercano a nosotros, Próxima b, se verán tres soles porque además de su estrella brillarían como tales alfa y beta Centauri.

- Pues en Canadá han visto dos. A mí me lo han pasado en un whatsapp.
 - Y a mí ¡Mira, profe!
- Y yo lo he visto en Twitter

- Si. A mí también me ha llegado, pero es mentira. ¿Todavía no os habéis enterado que internet y las redes están llenas de noticias falsas y bulos absurdos?
Y éste ya lleva tiempo:

lunes, 7 de octubre de 2019

Borisov, el exocometa hiperbólico


Siguiendo la nueva línea que he dado a mi blog (aunque no me dure mucho), también hoy he querido reflejar situaciones que he visto repetidamente durante mis más de 25 años en las aulas. 
Nunca acabas el tema en la fecha que te has propuesto, y no precisamente porque tu programación de las clases haya sido deficiente. Así a veces todo queda a trompicones, e incluso al final pierdes más tiempo porque tienes que volver con el “Como decíamos ayer …”

Pero hoy si; he decidido que voy a acabar con este asunto del Borisov.

El mérito de Gennady Borisov  

Bueno, lo de intentar descubrir un cometa para hacerse famoso lo contaba casi cada día en el aula de Astronomía de Durango para motivar a los chicos a mirar al cielo, pero cada vez lo hago con menos convicción porque resulta que ahora casi todos llevan nombres como Panstarrs, Linear, Atlas, Soho… que en realidad no son personas, sino telescopios automáticos que son capaces de captar los cometas y de manera automática deducir que son algo nuevo y diferente de lo que hay siempre por la zona, cuando todavía son indetectables por los astrónomos…

Telescopio del observatorio Pan-Starrs, que ha permitido descubrir muchos cometas

Sin embargo éste tan especial lo descubrió el astrónomo aficionado de Crimea  Gennady Borisov el pasado 30 de agosto con un telescopio relativamente modesto, de 60cm de diámetro, menor incluso de los artefactos que utilizan algunos aficionados de nivel y que, por ejemplo, capta 200 veces menos luz que alguno de los que hay en los grandes observatorios como los de Canarias.
El descubridor del primer cometa interestelar puliendo, él mismo, el espejo de su telescopio.

viernes, 27 de septiembre de 2019

Continuando con las cónicas.

Este post es continuación del anterior. Si no lo has leído es conveniente que lo hagas,  clickando aquí

Al igual que aquel, está escrito en un estilo “diferente” simulando una lección en clase, con aportaciones del alumnado y del profe. El motivo es aprovechar el principio de curso escolar, y cambiar un poco de "registro", que después de más de 200 artículos se hará monótona siempre la misma cantinela. Aportar un poco de frescura aunque no me dure mucho, y  a quien le parezca que ahora está perdiendo el tiempo con este blog, seguro que encontrará en él algo interesante aquí mismo o en un futuro próximo..

Además con un lenguaje más coloquial quiero recuperar y acentuar eso de “un blog para todos los públicos”, que con el montón de tecnicismos que van apareciendo, algunos me están echando en cara que a veces es “para mayores con reparos” incluso antes de “los rombos”.

Las frases que pongo en boca del alumnado van en letra cursiva y en azul.

Hoy tenemos dos temas interesantes que quedaron planteados el día anterior:   las sombras y el cometa extrasolar.
Tanto en el primer caso (el recorrido de las sombras fuera de los círculos polares) como en la órbita del cometa Borisov nos aparece la HIPÉRBOLA, una de las curvas de la familia de las cónicas.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Unas curvas muy astronómicas


Primera lección del curso: Cónicas. ¡Uff!

Suele dar pereza volver a empezar el curso, y a mí también me ha dado un poco el ponerme otra vez con el blog porque ya acabaron las vacaciones, atrás quedaron esos post más ligeros que recogían bonitas imágenes del cielo pero no exigían ponerse a pensar demasiado, y ahora toca “meterse en harina” con algo más académico.

Por fin me he decidido a sentarme delante del teclado, por dos motivos: Por una parte tenía algo pendiente desde hace un tiempo, una anécdota personal que en algún momento tendría que contar, y por otra, la noticia reciente del descubrimiento de un extraño cometa que viene de muy lejos.

Las dos excusas para escribir este artículo: mi regalo y el cometa Borisov
Aunque aparentemente no tienen nada que ver entre sí, algo hay en común en ambos temas.


Como es principio de curso, manteniendo la tradición voy a tener en cuenta dos criterios: Lo primero no entrar a tope el primer día y pasar un rato contando chascarrillos para ganarte a los estudiantes. Por ello os pido un poco de paciencia a los forofos de la astronomía, porque la introducción está al margen de lo nuestro, pero para mí es un tema tan curioso, que se merece unos preámbulos.

Además debo hacer algo que también es frecuente en los principios de curso: Repasar o recordar cosas que ya se vieron, para refrescar la memoria antes de seguir, aunque en este caso sea con el objetivo de darle un enfoque algo diferente.

Como en estas fechas solemos echar la vista con añoranza a aquellos días en que comenzaban las vacaciones, voy a aprovechar la mencionada anécdota que me ocurrió a principios de julio:

domingo, 1 de septiembre de 2019

Imágenes de 4 años


Hoy, 1 de septiembre de 2019, se cumplen 4 años desde que este blog comenzó a caminar.
Para celebrarlo he pensado recoger una selección de imágenes que he ido publicando en este tiempo en los diferentes posts.
O sea que hoy, aparte del anexo que puedes dejarlo para otro día, hay poco para leer y un rato para relajar la vista. Espero que, al menos algunas, sean de tu agrado. 
Ponte cómoda-o, y en un lugar con poca luz.

Aunque no voy a seguir un orden cronológico, empiezo con las dos fotos que aparecieron en aquel post inicial:
El orto de la Luna en el perigeo (la famosa superluna)

El ocaso del fino creciente lunar camuflado entre las luces del parque.

Está claro que la Luna, el astro más fotogénico de nuestro cielo, protagonizó la mayoría de las imágenes más llamativas, como estas otras que vienen a continuación:

domingo, 25 de agosto de 2019

La Luna de día


El principal atractivo de este post pueden ser las imágenes porque a pesar de mis intenciones, me ha quedado un pelín largo, poco apropiado para leerlo detenidamente en estas fechas veraniegas. Si te aburres con el texto te sugiero que mires solo las fotos con su pie explicativo.

El símbolo de la noche, ¡también se ve de día!


Desde el “Campo de Volantín” el 22-8-19 por la mañana. Todas las fotografías de este post las he obtenido desde Bilbao o desde Araúzo de Torre.

Siempre se ha asociado la Luna con la noche. Desde algunas canciones populares hasta los logotipos de las predicciones meteorológicas.

 Se utiliza la imagen de la Luna como un logotipo para indicar las horas nocturnas, aunque en la fecha de la imagen precisamente estará por encima del horizonte solo durante el día.

Hace unos días, un programa de radio dedicado a nuestro satélite, comenzó con una adivinanza de una niña, en la que entre otras pistas decía que era “algo que solo se ve por la noche”. La respuesta, por supuesto, era La Luna.

Pues no:

viernes, 16 de agosto de 2019

Mi noche de las perseidas

Perseidas 2019, objetivo cumplido

Como se ha dicho muchas veces, uno de los alicientes astronómicos del verano para el gran público es la lluvia de estrellas fugaces (técnicamente meteoros) llamada "las Perseidas" o "Las lágrimas de San Lorenzo". Ya hablé de ello en el artículo anterior, y hoy recojo los resultados de mi observación.

Al igual que el mes pasado con ocasión del eclipse de Luna, como las condiciones atmosféricas de mi lugar de vacaciones no eran nada propicias, ayudado por Meteoblue y el navegador de mi coche intenté encontrar el lugar adecuado a la hora adecuada para la observación. Bueno, al final estuve un poco perdido, y con prisas porque la Luna ya se había ocultado y no encontraba un sitio suficientemente oscuro, pero sobre las 5 y cuarto después de recorrer unos cuantos kilómetros paré en un lugar aceptable, monté la cámara en su trípode y me eché hacia atrás sobre el capó del coche, porque el suelo no me inspiraba mucha confianza.

En 18 minutos (de 5:18 a 5:36) contabilicé 15 meteoros (por supuesto cubriendo solo una parte del cielo, en una postura no demasiado adecuada). Breve descanso para picar algo y desentumecer cuello y espalda, y en otros 15 minutos (de 5:39 a 5:54) vi otros 10. Más tarde, ya sin cronometrar y más relajado otros 4 más, entre ellos el más espectacular de la noche, a las 6:02.

La suerte se alió conmigo y ese extrordinario meteoro, cuya imagen puede verse aquí, tuvo la deferencia de exhibirse centrado en el campo hacia donde estaba dirigida mi cámara, y su buena puntería casi le lleva a incidir en la galaxia  M31.


Ya con el cielo anunciando el alba seguí mirando para arriba hasta las 6 y cuarto con la cosecha disminuyendo drásticamente como era lógico.
Había pasado apenas una hora, mi observación más breve de Perseidas de los últimos años, pero una hora muy productiva.

Las fotos

Aunque no de manera continua, durante varias fases de ese tiempo iba disparando mi cámara en sucesivas tomas de 20 segundos, algunas de las cuales voy intercalando con el texto, a continuación:

miércoles, 14 de agosto de 2019

Perseidas 2019, una excusa para contar historias y algo más.

Como he hecho en alguna otra ocasión, publico aquí una versión diferente de otro post de este blog que lleva el título “Mi noche de las perseidas” (en este caso solo difiere la primera parte), con una visión personal  de lo que viví en una nueva cita con los fenómenos astronómicos, narrando los preámbulos y aderezado con  alguna “fantasía narrativa a mi estilo” para redondearlo. 
Además así doy salida a algunas fotos de estos días que pueden ser sugerentes.

A pesar de la fecha que aparece arriba, he publicado este post el 16-8-2019, pero lo he desubicado para que no apareciera junto al otro y no ser repetitivo.

Si has llegado hasta aquí lo más probable es que hayas leído la otra versión, y la parte final de ésta ya te la sabes. Si por casualidad ha sido Google quien te ha traído, te aviso de que la primera parte es solo narrativa sacada de contexto y de ella te pueden merecer la pena solo las imágenes.

Pero hay algo más, porque utilizando la excusa de las perseidas planteo un concurso que te explico al final.

¡Prueba conseguida!
La observación de las estrellas fugaces "perseidas", la lluvia de meteoros más famosa, y de los postres que se servirían al alba este año 2019 tenía dos enemigos: el de siempre, las nubes, y otro que normalmente está de nuestra parte, La Luna.
 La noche anterior ya habían estado ambas peleando entre sí
El primero lo controlamos por medio de las predicciones meteorológicas. Yo miro primero en Meteoblue.com mi localidad y si no me conviene lo que pone, busco otras páginas para poder “elegir” la que más me guste y mantener la esperanza, o en casos importantes como éste o del pasado eclipse de Luna, para buscar el lugar más cercano donde todas estén de acuerdo en que las condiciones van a ser buenas y miro cuanta gasolina me queda en el depósito del coche.

El tema de la Luna es fácil de calcular y aunque en este caso, tal como dije en el post anterior, mi opinión sobre su influencia en la observación de meteoros divergía de la mayoría, evidentemente yo me tengo que guiar por mis criterios.

De todas formas, había que ir controlando la evolución de ambos aspectos, analizar en internet continuamente el movimiento de los frentes nubosos por si cambiaban de opinión; y en el caso de la Luna, aunque solo fuera para aprovechar y tomar datos de cara a un post que aparecerá próximamente, o echar un poco de imaginación a la historia, hacerle un seguimiento fotográfico.

Así que, atento, vigilé al segundo de mis enemigos desde que apareció por el horizonte el día 12 por la tarde. Busqué (y luego calculé posiciones de disparo) un sitio adecuado y simbólico y efectivamente, aunque costaba mucho distinguirla en un cielo diurno muy brillante, surgió sobre las ruinas romanas de la antigua ciudad de Clunia Sulpicia, el lugar donde las malas lenguas especulan (en broma pero con argumentos históricos) con que estuvo a punto de convertirse en capital del imperio romano a la muerte de Nerón. 
Pero está claro que ni las legiones romanas hubieran podido modificar el camino y los planes  que Selene se había trazado ese día.
 12-8-19,  20:00. Orto lunar sobre las ruinas de Clunia en una imagen tomada con teleobjetivo, desde el término municipal de mi habitual lugar de veraneo. ¿No ves nada? Yo sí la percibía a simple vista.
A ver si eres capaz de distinguir la Luna justo encima de los cipreses plantados sobre el enclave arqueológico. Al contrario de otras ocasiones, el ojo desnudo era capaz de captarlo mucho mejor que la cámara.

Como no es fácil, aquí aparece exagerando el contraste y marcando su posición.

Por si aún no ves nada, solo para que quede bonito añado esta otra imagen tomada tres días después en que Selene, más perezosa, salió cuando el Sol ya se había ocultado y destacaba mucho más sobre el cielo ya oscuro.

Salida de la Luna tras los cipreses de las ruinas de Clunia el día 15 a las 21:42
Volviendo al día D, el plan estaba claro. Dormir 3 o 4 horas, hasta las 2:30, y viajar hacia donde me indicaba el Meteoblue.

Durante el camino se veía que Selene seguía peleando  con las nubes, y en un momento apareció plena, casualidad en otro lugar emblemático. 
Pero quizás los guerreros del castillo medieval intervinieron en la lucha en contra de mi interés mientras buscaba un sitio donde parar el coche, y cuando conseguí apuntar con la cámara la batalla se estaba decantando nuevamente a favor de las nubes
Aunque unos instantes antes nuestro satélite aparecía majestuoso junto al castillo, solo pude captar este "claro de luna"
Seguí mi ruta, y me sorprendí al encontrar buenas condiciones del cielo antes de lo previsto, pero  la mala suerte quiso que cuando ya mis dos enemigos se batían en retirada, otro con el que no había contado a pesar de ser tan pernicioso o más que ellos, me impidió encontrar un lugar adecuado. 
La contaminación lumínica de una gran ciudad me hizo olvidarme del navegador e intentar huir de la civilización de estos tiempos modernos que ni los romanos ni quienes vivieron en épocas medievales llegaron a conocer. No lo conseguí del todo porque después de dar vueltas acabé cerca de una de sus máximas expresiones.


Pero no quedaba tiempo para seguir buscando, y aunque las condiciones del cielo no fueran las mismas que las habituales en mi punto de partida (que suelen ser magníficas excepto cuando hay algún fenómeno importante), no había vuelos a esas horas y solo un par de filas de luces rojas intermitentes darían quizás un tono especial a las fotos de un cielo en el que la vía láctea se apreciaba perfectamente.

Mi observación
Por fín me incorporé como espectador a la función de las perseidas sobre las 5 y cuarto, monté la cámara en su trípode y me eché hacia atrás sobre el capó del coche, porque el suelo no me inspiraba mucha confianza y, relajado pero con la tensión contenida, me puse a mirar hacia el escenario, hacia arriba.

En 18 minutos (de 5:18 a 5:36) contabilicé 15 meteoros (por supuesto cubriendo solo una parte del cielo, en una postura no demasiado adecuada). Breve descanso para picar algo y desentumecer cuello y espalda, y en otros 15 minutos (de 5:39 a 5:54) vi otros 10. Más tarde, ya sin cronometrar y más relajado otros 4 más, entre ellos el más espectacular de la noche, a las 6:02.

La suerte se alió conmigo y ese extrordinario meteoro, cuya imagen puede verse aquí, tuvo la deferencia de exhibirse centrado en el campo hacia donde estaba dirigida mi cámara, y su buena puntería casi le lleva a incidir en la galaxia  M31.


Ya con el cielo anunciando el alba seguí mirando para arriba hasta las 6 y cuarto con la cosecha disminuyendo drásticamente como era lógico.
Había pasado apenas una hora, mi observación más breve de Perseidas de los últimos años, pero una hora muy productiva.

Las fotos
Aunque no de manera continua, durante varias fases de ese tiempo iba disparando mi cámara en sucesivas tomas de 20 segundos, algunas de las cuales voy intercalando con el texto, a continuación.
Este se coló por poco en el campo de la imagen
Pongo solo los que me han parecido más interesantes para no resultar repetitivo. En todas las imágenes aparece como referencia la galaxia de Andrómeda (M 31) y algunas se han recortado para centrar y localizar mejor el meteoro. Además de eso, se ha modificado el brillo o contraste para apreciar más fácilmente el trazo dejado por la estrella fugaz.
Este también pasó muy cerca de M31
Hice 71 fotos (en total una exposición de 23 minutos y 40 segundos), con objetivo de 18 mm, abertura f 4.0 y sensibilidad ISO 12800, siempre dirigida al mismo punto zona del cielo, hacia el SO del radiante, en la zona circundante a la constelación de Andrómeda.

Aunque nunca he tenido suerte en este tipo de caza, y en todos los años no habré capturado ni media docena de meteoros en total, un método sistemático y mi nueva cámara tenían que dar mejores resultados, y así fue.
Dos meteoros muy similares que caminaron paralelos
Analizando luego las fotos, en un primera búsqueda he encontrado 24 meteoros (seguro que hay más pero débiles), y como cada foto cubre un campo aproximado de solo 55ºX40º, aproximadamente se habrían podido captar más de 300 meteoros en esos 23 minutos y 40 segundos acumulados, si se hubiera tenido cubierto con cámaras todo el cielo.
¿Ves aquí otros dos? Uno fácil y el otro no tanto.
De éstos 24 que fotografié hay 8 cuyo radiante claramente no es el de las perseidas. 
Cada lluvia tiene un "radiante"; un punto concreto en el cielo de donde parecen surgir por efecto de perspectiva. El nombre de la lluvia proviene de la situación del radiante, las perseidas en un punto de la constelación de Perseo. 
Si prolongando la trayectoria de un meteoro no pasa por el radiante, pertenecerá a otra lluvia o será lo que se llama un "esporádico".

Aquí uno de los infiltrados entre las perseidas:
En la esquina inferior derecha un meteoro que no es perseida, en una imagen en la que aparecen varios objetos interesantes. Se ha sobreexpuesto la imagen (se nota en las Pléyades a la izquierda) para visualizar el débil meteoro.
Estas cifras de meteoros observados están muy por encima de las que se manejan porque muchos de los que detecta la cámara son demasiado débiles para verlos a simple vista. Para dar números fiables con mis imágenes habría que determinar la magnitud límite con la sensibilidad utilizada en la cámara (en este caso ISO 12800), el orden de aumento de meteoros captados entre la sensibilidad del ojo y la de la cámara y las condiciones de limpieza del cielo.

La mayor o menor actividad de una lluvia se cuantifica con la THZ (tasa horaria cenital), que en el caso de las perseidas suele rondar los 100 en los momentos más intensos. Hay fórmulas para determinar esa THZ, pero en ellas no se pueden utilizar estos datos obtenidos fotográficamente sin conocer los parámetros que he citado.

Este es un blog para todos los públicos, y en este artículo no se pretende obtener valores “oficiales” de esa THZ que a un neófito (y a casi todos los periodistas) siempre les llevan a error y posterior decepción, sino solo una orientación de lo que se vio y lo que se pudo fotografiar. Casi siempre se da un cifra de THZ prevista y luego aparece anunciado que se verán esos meteoros cada hora. En realidad se verán muchos menos porque las condiciones ideales nunca se dan.

Pero como relaté en el anterior post, esta madrugada del 13 de agosto de 2019 tenía más alicientes que las estrellas fugaces.
Siguiendo con la narración, tal como dije sobre las 6:15 ya la claridad del alba me desaconsejó seguir forzando el cuello para nada, descansé un poco y esperé a mi siguiente objetivo.

Mercurio
Como las condiciones eran buenas, con el horizonte muy bajo y plano aunque con una nubecilla pegada a él, y la caza del planeta esquivo no iba a tener ningún problema precisamente el día más apropiado del año en sus apariciones matutinas desde mi latitud, esperé tranquilamente unos minutos, a las 6:22 (según me dice mi cámara) le busqué, y allí estaba:
Junto al horizonte Mercurio, y en la parte superior de la imagen la estrella Polux de Géminis.



Sirio

Para completar la tarea ya solo quedaba comprobar si en estas latitudes podría adelantar un día a la fecha de mi personal orto helíaco de Sirio, ya que en 2015 conseguí verlo en la madrugada del 14 de agosto, como recogí en "En la estrella Sirio estuvo la clave"

Para situar con cierta precisión el lugar por el que debía buscarle, previamente fotografié a Orión como referencia cuando todavía era claramente visible (6:28) y al protagonista le faltaban más de 20 minutos para aparecer. 
Intentar localizar Sirio directamente en su orto helíaco no es fácil sin una referencia previa porque cuando aparece lo hace en un cielo ya muy brillante y es difícil ver cualquier otra estrella.


Constelación de Orión, la referencia.
Una vez determinado el lugar donde debía estar Sirio y esperando la hora de su orto, no pude localizarlo ni siquiera con prismáticos. ¿El cielo ya demasiado brillante y quizás la ligerísima neblina fueron las culpables? 
Hice varias fotos por si lo captaba la cámara y en un análisis posterior me pareció verlo, pero ahora soy incapaz. Quizás tú encuentres algo:
13-8-19, 6:53 h. En este lugar Sirio debería estar en la zona situada sobre las lucecitas del horizonte, pero no se aprecia. ¿O si?

Nota: Antes de publicar este post he revisado mi archivo fotográfico y he encontrado un dato que no recordaba: que el día 12-8-2016 también ví a Sirio, con lo que ahí está mi marca para mi latitud "veraniega" (y no en el día 14 cuando lo ví en 2015 desde el mismo lugar, y es el dato e imagen que puse en el post anterior). 
Teóricamente en esta ocasión (el día13) también debería haberlo pillado porque aunque los dos lugares no son cercanos, la latitud es prácticamente la misma.
Sirio cerca del horizonte, el 12-8-16
Evidentemente las condiciones atmosféricas influyen, y aunque ahora el cielo estaba limpio por el horizonte Este, posiblemente en aquella ocasión de 2016 lo estaría más.  Desde luego el lugar de 2015 y 2016 era más alto que el de ahora (unos 300 metros más) y la contaminación lumínica mucho menor; aunque pienso que este factor no debería influir mucho a esas horas.
O el motivo más probable será, que en estos 3 años que han pasado mi vista ya no es la misma.
Aunque este factor puede desanimar a alguien que se considere “mayor” para hacer ciertas cosas, los espectáculos que nos ofrece el cielo son tan variados que si bien algunos puede que no sean “adecuados para todas las edades”, siempre nos quedarán cosas por descubrir en casi todas las funciones y siempre quedarán retos, aunque estos vayan variando.

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El Concurso

Hace ya un par de años planteé una pregunta en uno de los post, que tenía premio para la mejor respuesta, como un aliciente más en un blog que pretende ser diferente. Alguien me ha dicho que por qué no lo he vuelto a hacer, y aqui está, aunque no sea de contenido puramente astronómico:

¿Desde dónde realicé la observación de las Perseidas?
¿Cuántos kilómetros recorrí aproximadamente esa noche? (solo los de ida)

- Las respuestas podéis ponerlas como comentario, o mejor, para no dar pistas al enemigo, me enviáis un correo a aulacielo@gmail.com

- Plazo de recepción de respuestas: hasta el 15 de septiembre.

- El premio será uno de mis libros: "Preguntas que surgen al mirar el cielo", y la decisión del jurado (yo mismo) será inapelable.