Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

miércoles, 31 de mayo de 2017

¿Hacia dónde vamos?

“Pero sin embargo se mueve”

La famosa frase atribuida a Galileo, que según muchos solo sería una leyenda urbana porque aunque lo seguía pensando nunca se habría atrevido a pronunciarla delante de testigos después de ser obligado a abjurar, nos indica que siempre nos estamos moviendo.

Pero ... ¿hacia dónde vamos?
Mi respuesta, aquí y ahora es “hacia abajo”. Pero la tuya posiblemente será distinta según cuándo leas esto y dónde estés.

Por supuesto todo depende de la referencia que tomemos. Si en un tren en marcha nos levantamos del asiento y vamos andando hacia el restaurante que está en la cola del tren, cualquier otro viajero que nos viese diría que estamos yendo hacia atrás, aunque respecto a la referencia del exterior, de las vías y el terreno, vamos hacia adelante.
En el Universo todo se mueve y para hacer cualquier consideración o cálculo de velocidades hay que fijar una referencia
La Tierra se mueve alrededor del Sol, el Sol se mueve en la galaxia y la galaxia también se está moviendo, pero en todo esto vamos a tomar como referencia el Sistema Solar, e intentar visualizar ahora mismo hacia dónde estamos avanzando. 
Las direcciones hacia arriba o hacia abajo, a las que me voy a referir, son las que cualquier persona que tengas a tu lado te señalaría, sin saber siquiera de lo que estás hablando.

Estoy escribiendo esto a primeras horas de la noche y por eso he dicho que me muevo hacia abajo, hacia “mi abajo”, la dirección en que tengo mis pies y donde vive mi vecina, la que se molesta cada vez que oye ruido porque se me cae al suelo algún objeto.
Pero “mi hacia abajo” puede ser muy distinto de “tu hacia abajo” si vives lejos de Europa, porque para ambos el “hacia abajo” es hacia el centro de la Tierra.

miércoles, 24 de mayo de 2017

El baile sincronizado de los satélites galileanos

Resonancias (2)


Hace poco más de un mes escribí un artículo sobre las resonancias gravitatorias orbitales. Siguiendo con el tema, hoy recojo un nuevo ejemplo, sin duda el más curioso y completo en nuestro Sistema Solar: El que se produce con los 4 grandes satélites de Júpiter.

Ahora es un buen momento para hablar de estos astros porque estas semanas son las más cómodas y propicias para observar los fenómenos de ocultaciones, tránsitos y eclipses a los que me referí hace un año en el post titulado“Júpiter, ahora si”, y en algunos aspectos los dos temas están relacionados. Este mismo sábado (27 de mayo de 2017) tendremos un ejemplo destacado.

Pero este artículo quizás sea algo árido para un blog “para todos los públicos”, así que como en otras ocasiones recomiendo que, si se hace pesado, lo dejes y esperes al siguiente post que será muy curioso y cortito.


 Descubrimiento de los satélites.


El 7 de Enero de 1610, utilizando un telescopio elaborado por él mismo, Galileo percibió tres estrellitas dispuestas en línea recta que acompañaban a Júpiter. Mediante sucesivas observaciones quedó claro que éstas y una cuarta que vio 6 días más tarde se movían en órbitas en torno al planeta, y les dio el nombre de “Planetas Medíceos” en honor a su benefactor Cosme II de Médicis. Posteriormente fueron bautizados con los nombres de cuatro amantes de Zeus-Júpiter según la mitología griega pero también se les conoce como satélites galileanos, en referencia a su descubridor.

El 7 de enero de 1610 a primera hora de la noche, Ganímedes se veía al Oeste de Júpiter, y al Este se situaban Calisto, Io y Europa; estos dos últimos tan próximos entre sí respecto a la visual desde la Tierra, que Galileo no pudo distinguirlos independientemente y pensó que en total veía 3

 Periodos orbitales y resonancias.

Tal como Galileo comprobó ya en las primeras observaciones, las posiciones de estos satélites cambian muy rápidamente, y con cualquier telescopio se puede apreciar que en solo unas horas su colocación entre ellos y respecto a Júpiter puede haber variado bastante.

Evidentemente en sus movimientos siguen las leyes de Kepler, estando determinados sus periodos exactamente por su distancia al planeta; y aunque pudiera pensarse en puras casualidades, las interacciones gravitatorias y las resonancias que originan les han colocado en posiciones en que se producen circunstancias muy curiosas:

Las órbitas tienen una excentricidad muy pequeña, siendo prácticamente circulares, y los periodos sidéreos de revolución alrededor de Júpiter de cada satélite son los siguientes:
Io 1.769  días terrestres , Europa  3.551  ,  Ganímedes  7.155  y  Calixto  16.689

Debido a estos números existe una resonancia en los periodos orbitales de los tres satélites galileanos más próximos al planeta según la cual por cada vuelta de Ganímedes, Europa da casi exactamente 2 vueltas e Io 4.
Efectivamente, el resultado de multiplicar 4 x 1.769  y 2 x 3.551 es casi igual a 7.1 

jueves, 18 de mayo de 2017

Las leyes de Kepler, por los suelos.

Aunque quizás el título de este post podría parecer un menosprecio de las conocidas leyes que rigen los movimientos de los planetas,  en realidad es todo lo contrario.

Se trata de presentar una actividad didáctica, a mi modo de ver enormemente útil para visualizar y apreciar en su justa medida el significado y las consecuencias de las leyes descubiertas por el astrónomo alemán, y entender unas cuantas cuestiones relativas a las posiciones, movimientos, trayectorias de los planetas, y otros astros del Sistema Solar.

En principio se trata de dibujar en el suelo, a escala, y lo más exactamente posible, las órbitas de los 4 primeros planetas  y del cometa Encke, el de órbita más pequeña,  de manera que queden reflejadas gráficamente las consecuencias de las leyes de Kepler. Una vez dibujadas se dejan marcadas con cinta adhesiva de colores y posteriormente se podrán añadir otros elementos.


Aunque esta actividad se me ocurrió hace ya más de 25 años como una más a desarrollar con alumnado adolescente en mi instituto dentro de la asignatura optativa de Astronomía, y en aquel momento la titulé “Las leyes de Kepler en el suelo de la clase”, os invito a realizarla en cualquier otro suelo que tengáis por ahí cerca, para que el nuevo título “ … por los suelos” sea adecuado.  

miércoles, 10 de mayo de 2017

El cielo de Marte

Después de que ya publiqué sendos artículos sobre el cielo de la Luna, el de Mercurio y el de Venus ; y siguiendo con los fenómenos celestes que se ven en otros mundos del Sistema Solar, hoy le toca el turno al cuarto planeta, porque del tercero ya hablo habitualmente.

Aparte del nuestro, el cielo de Marte es el más conocido por el gran público por las imágenes enviadas por diferentes sondas espaciales que llegaron a su superficie, pero quizás sobre todo porque ha aparecido con  más o menos realismo, en diferentes películas de ciencia ficción.
Una de las primeras imágenes que nos llegaron del cielo del cuarto planeta / NASA

- El color del cielo marciano              

El aspecto más llamativo del cielo de Marte es su plomizo color de tonos rojos o amarillos, lo cual es debido fundamentalmente a las partículas de polvo en suspensión en su atmósfera.

En general si un astro no tiene atmósfera, la luz del Sol no se difunde y aún de día el cielo se ve negro. En la Tierra se produce el llamado efecto Rayleigh y la luz al chocar con las partículas pequeñas de la atmósfera terrestre les transfiere parte de la energía, vibran y difunden la luz azul en todas direcciones. En Marte predomina el efecto Mie, que se produce cuando la luz choca con partículas o moléculas grandes. Las partículas absorben una parte de la luz y reflejan el resto, y el color depende de la composición de la partícula.

domingo, 30 de abril de 2017

¿Cuándo sale la Luna?

En este blog para todos los públicos, hoy aparentemente toca una lección sencilla, de las más básicas. Si eres un iniciado en el mundo de los astros, todo al principio te parecerá muy elemental.

Pero la mecánica celeste es tan rica y variada que siempre tiene algo nuevo o diferente que pueda sorprendernos porque no nos hayamos fijado o no hayamos pensado antes en ello, y a mí me ha ocurrido algo de eso la semana pasada que me ha impulsado a escribir este artículo: 
Me pareció que la Luna salía demasiado pronto.

Puedes saltarte el comienzo si ya te lo sabes, pero es posible que luego en los anexos "Si quieres saber más"  y  “Recomendado para iniciados-as", puedas encontrar algo nuevo.

La salida de la Luna siempre es espectacular, como en esta imagen que tomé en Araúzo de Torre en agosto de 2014.
La Luna es sin duda el astro más observado de nuestro cielo, el más evidente después del Sol y por ello, y por su aspecto cambiante, ha sido recogido en innumerables ceremonias, leyendas y canciones de todos los tiempos y lugares.

sábado, 22 de abril de 2017

La hora de los relojes de sol

¿Qué hora es?

Hace unos días llegó ésto a uno de los grupos de whatsapp de la Agrupación Astronómica Vizcaína, enviado por un colega que estaba de vacaciones por el Mediterráneo.

Lo cierto es que la respuesta no era tan fácil como a primera vista pudiera parecer porque los relojes solares indican la hora solar verdadera del lugar donde están situados, que aunque en épocas pasadas era la hora oficial, ya no lo es. Además la diferencia entre ambas no es fija, sino que depende del lugar y de la fecha.

Además de la de Manolo, que fue la primera, estos días de vacaciones que para mí terminan mañana, he recibido muchas más fotos de relojes de sol que algunos de mis amigos han ido encontrando en sus viajes, porque saben que los colecciono.

No sé si ellos se habrán hecho esa misma pregunta, pero puedes hacer una prueba:
Si un día soleado nos situamos junto a uno de estos relojes y nos fijamos en las personas que se acerquen por allí, veremos un gesto muy repetido:
Alguien se para delante del reloj de sol, lo observa y casi inmediatamente mira a su reloj de pulsera o a su teléfono móvil y hace un gesto de extrañeza como indicando que algo no cuadra.

Si vives en España, habrás oído muchas veces que la diferencia entre la hora civil (la oficial que marcan nuestros relojes) y la solar (que indican los relojes de sol) es de una hora en invierno y 2 con el horario de verano. O sea, que cuando Manolo sacó la foto deberían ser más o menos las 13:10.   Pero no.
Esa es una referencia promedio para lugares de este país situados en el meridiano de Greenwich pero que pueden variar mucho, hasta 32 minutos más o 51 menos, en casos extremos para algunos lugares de la geografía española y en determinadas fechas.

En este caso eran las 12:56. Lo calculé (afortunadamente el dato de la longitud geográfica que necesitaba para ello aparece en la parte superior del reloj) y le mandé la respuesta:

Si no te interesa conocer los motivos de estos extraños cálculos pero quieres saber como hacer la corrección en cualquier otro caso, te sugiero que te saltes los dos siguientes apartados y pases directamente al punto “Correcciones concretas a realizar …”

sábado, 8 de abril de 2017

A los planetas les gustan los números enteros, a los asteroides no.

Resonancias (1)

En este artículo se recogen unas circunstancias curiosas relacionadas con los periodos de traslación de algunos astros que en principio podrían hacer pensar en elucubraciones que entrarían en el ámbito de la pseudociencia de la numerología, pero no lo son.

Tampoco son casualidades numéricas como lo que conté recientemente en el post titulado “El planeta PI”, aunque en un principio también podría parecerlo,
Simplemente se trata de consecuencias directas del fenómeno físico de las resonancias y aunque en el pasado algunos pensaran en aspectos mágicos o esotéricos, está claro que se deben la acción de la fuerza gravitatoria.


A los planetas les gustan los números enteros.



El pasado día 25 de marzo Venus estuvo en conjunción inferior. Eso ya lo comenté en su día, incluso creo que fui un poco pesado con el tema.

jueves, 30 de marzo de 2017

Pero ... ¿hubo alguna vez 110 planetas?

Al igual que en el anterior post, en este recojo opiniones personales y en algunas frases utilizo un tono coloquial no muy académico. Si no te gusta este estilo, te anuncio que la próxima entrada del blog será totalmente “seria” , rigurosa y solo con contenidos astronómicos, a pesar de que al principio pudiera parecer que anuncie algo “mágico o esotérico”

He modificado ligeramente la irónica frase que da título a un libro de Enrique Jardiel Poncela, quitándole dos ceros y cambiando la última palabra, para referirme a una noticia que ha salido hace solo unos días, pero que se veía venir desde hace mucho tiempo.

El tema es que hay gente que no sabe perder, y después de que hace ya más de 10 años la Unión Astronómica Internacional eliminara a Plutón de la lista de planetas tras una ardua discusión y la votación correspondiente, algunos astrónomos estadounidenses han seguido porfiando y ahora proponen claramente recuperarlo, aunque para ello tengan que utilizar una estrategia estrambótica que ampliaría el número de planetas hasta 110.
Y aunque alguien pudiera pensar, viendo esa cifra tan elevada, que se estuvieran refiriendo a los exoplanetas, últimamente tan de moda, NO. ¡Todos ellos en nuestro Sistema Solar!

Si prosperase esta nueva propuesta yo tendría que cambiar el rótulo del perchero del Aula de Astronomía de Durango, en el que se aprecia que Plutón es superado en tamaño  incluso por otros 8 astros que tampoco son planetas, pero a pesar de ello hay que reconocer que todos los días es uno de los primeros que los visitantes ocupan para colgar su abrigo.
Si no has oído hablar del tema puedes verlo, por ejemplo, en estos dos enlaces de noticias de prensa:

viernes, 24 de marzo de 2017

Para gastar más energía

En la madrugada de este domingo 26 de marzo, a las 2 serán las 3.

¿Para qué cambiamos el reloj?

Como cualquier información, aunque provenga de un blog personal y se deje claro que es una opinión de su autor, debe ser mínimamente objetiva y sobre todo parecerlo, te pediría que todavía no asocies el título de este post con la respuesta a esa pregunta.

Porque para ser honrado debo decir que si. Que tal como en general solemos oír, algunos ahorrarán energía con el horario de verano que entra en vigor este domingo, sobre todo en Europa central (Alemania, Polonia, Chequia, Hungría...) y posiblemente también en Portugal e Inglaterra. Aunque las cifras que nos dan de este ahorro quienes proponen y defienden el cambio horario, sean totalmente ridículas.

Pero yo, simplemente observando y analizando la situación, las condiciones de iluminación en cada región derivadas de un cálculo de las horas de salida y puesta de sol, que es lo que una astrónomo puede hacer, estoy convencido de que hay muchas personas, sobre todo quienes viven en la zona más occidental de España, que estas próximas semanas con el cambio del reloj gastarán más energía.

martes, 14 de marzo de 2017

La otra lunita

Hoy hace justo dos semanas acababa el carnaval con el entierro de la sardina, y mientras desde mi casa se veían  los fuegos artificiales que marcaban el final de los festejos, en el cielo de Bilbao se abrió un claro entre las nubes y pude obtener esta imagen.
Como todos los meses anteriores desde el comienzo del otoño la Luna y Venus se volvían a encontrar. Pero esta vez ambas llevaban el mismo disfraz.
Desde la “ventana mágica” de mi casa el 28-2-17 a las 20:15
Bueno, en realidad he hecho un poco trampa. El martes 28 las fases eran muy parecidas, pero cuando fueron prácticamente iguales fue al día siguiente, 1 de marzo, miércoles de ceniza, porque desafiando el comienzo de la cuaresma ambos astros seguían disfrazados.

Ese día al atardecer, en el momento que obtuve las dos imágenes que he utilizado en el siguiente gráfico, las fases que nos mostraron nuestro satélite y el segundo planeta fueron casi idénticas, con un ángulo de fase 139º y 132º respectivamente. Desde la costa Este de Norte América prácticamente clavadas y desde Hawái mucho más, porque ellos lo vieron más tarde con la Luna una pizca aún más fina, por razones análogas a las que ya recogí en la parte final de este post 


Montaje de dos imágenes obtenidas el 1 de marzo a las 19:35 desde el mismo lugar que la del día anterior. Una de ellas a través del telescopio.

martes, 7 de marzo de 2017

Los cielos de los planetas de Trappist1

¿Cómo verían el cielo los hipotéticos habitantes de los famosos exoplanetas?

A pesar de lo que dije hace diez días, finalmente he decidido aprovechar el tirón de la noticia y hablar yo también de los 7 planetas de tamaño similar a la Tierra descubiertos alrededor de la estrella Trappist 1.

Lo cierto es que me ha resultado un reto atractivo, porque como me suele gustar deducir aspectos de la mecánica celeste tal como se vería desde otros astros del sistema Solar a pesar de la certidumbre de que ningún ser vivo podría observarlo directamente, en este caso podría ser diferente ¡Quien sabe! Existe esa posibilidad aunque los expertos dan a entender que no es muy elevada.

Se ha hablado mucho, y mucha gente ha opinado sobre temas relativos al descubrimiento y la posible habitabilidad de estos mundos, pero a mi no me gusta demasiado elucubrar sobre lo que no tenemos muchos datos y prefiero imaginar aspectos del cielo de acuerdo con la información que se ha suministrado.

Porque lo que sí podemos saber con bastante aproximación, es qué verían los supuestos habitantes de estos exoplanetas, a los que llamaré trappist1nienses, cuando miraran hacia arriba, que en muchos aspectos sería diferente de lo que vemos nosotros.


A continuación os invito a imaginar diferentes circunstancias del cielo de estos planetas, cuyos datos numéricos he calculado a partir del tamaño de la estrella, distancia a la que se encuentra y los datos planetarios que se recogen en esta imagen publicada por NASA:

jueves, 2 de marzo de 2017

El planeta PI


En este post solo voy a recoger una curiosa casualidad, de esas que ocurren diariamente pero no nos solemos fijar. 
No es un artículo de astronomía, pero como está relacionado con el tema de moda en este campo, aprovecho para hacer algunas reflexiones, aunque parezcan fuera de lugar.

Antes de nada, insisto en eso: CASUALIDAD. Es solo un detalle, tonto pero curioso, respecto a uno de los planetas de la estrella Trappist 1 que la semana pasada (febrero de 2017) saltaron a la fama. Precisamente el d, el tercer planeta, como el que da título a este blog.


Como otros muchos colegas, sorprendidos o eufóricos con el anuncio del descubrimiento de los siete exoplanetas de tamaño similar a la Tierra, he empezado a imaginar.

Si la mayoría de los astrónomos han intentado estudiar o buscar datos sobre sus condiciones de habitabilidad o elucubrar sobre la posible existencia de vida en alguno de ellos, que no es lo mismo, yo he cogido la calculadora y he empezado a averiguar aspectos más prosaicos pero más seguros: distancias, tamaños aparentes, ángulos, fases y otros aspectos geométricos que espero publicar aquí dentro de 3 o 4 días en un post mucho más serio e interesante que éste.

Lo primero que hice fue tomar los datos de distancias y tamaños suministrados por NASA y pasarlos a unidades de nuestro sistema de medida (kilómetros o millones de kilómetros) para poder hacer luego los diferentes cálculos.
Una unidad astronómica 1 AU =149.6 millones de kilómetros (con la precisión que habitualmente se usa) y radio terrestre = ...(ahora eso no importa)


Estoy calculando las distancias a su estrella en millones de kilómetros, y cuando llego al tercer planeta y miro la calculadora hago un gesto de fastidio porque veo 3.1416 . Vaya, ¡otra vez he pulsado mal una tecla! (supuse que había  tocado la tecla de PI)

Pero no. Repito el cálculo, y nuevamente el mismo resultado. Porque efectivamente, según esos datos, la distancia del tercero de los planetas sale casualmente 3.1416 millones de kilómetros, el valor del número pi redondeado a 4 decimales, el que aprendimos y utilizamos en la escuela, al menos en mi época.