Perseidas 2019, objetivo
cumplido
Como se ha dicho muchas veces, uno de los alicientes astronómicos del verano para el gran público es la lluvia de estrellas fugaces (técnicamente meteoros) llamada "las Perseidas" o "Las lágrimas de San Lorenzo". Ya hablé de ello en el artículo anterior, y hoy recojo los resultados de mi observación.
Al
igual que el mes pasado con ocasión del eclipse de Luna, como las condiciones atmosféricas de mi lugar de
vacaciones no eran nada propicias, ayudado por Meteoblue y el navegador de mi
coche intenté encontrar el lugar adecuado a la hora adecuada para la observación.
Bueno, al final estuve un poco perdido, y con prisas porque la Luna ya se había
ocultado y no encontraba un sitio suficientemente oscuro, pero sobre las 5 y
cuarto después de recorrer unos cuantos kilómetros paré en un lugar aceptable, monté la
cámara en su trípode y me eché hacia atrás sobre el capó del coche, porque el
suelo no me inspiraba mucha confianza.
En
18 minutos (de 5:18 a 5:36) contabilicé 15 meteoros (por supuesto cubriendo
solo una parte del cielo, en una postura no demasiado adecuada). Breve descanso
para picar algo y desentumecer cuello y espalda, y en otros 15 minutos (de 5:39
a 5:54) vi otros 10. Más tarde, ya sin cronometrar y más relajado otros 4 más,
entre ellos el más espectacular de la noche, a las 6:02.
La
suerte se alió conmigo y ese extrordinario meteoro, cuya imagen puede verse aquí, tuvo la deferencia de exhibirse centrado en el campo
hacia donde estaba dirigida mi cámara, y su buena puntería casi le lleva a
incidir en la galaxia M31.
Ya
con el cielo anunciando el alba seguí mirando para arriba hasta las 6 y cuarto
con la cosecha disminuyendo drásticamente como era lógico.
Había
pasado apenas una hora, mi observación más breve de Perseidas de los últimos
años, pero una hora muy productiva.
Las fotos
Aunque no de manera continua, durante varias fases de ese tiempo iba disparando mi
cámara en sucesivas tomas de 20 segundos, algunas de las cuales voy
intercalando con el texto, a continuación: