Otra vez he cambiado de idea a última hora. Hoy
pensaba publicar una entrada sobre el próximo tránsito de Mercurio, pero esta
mañana me ha ocurrido algo que me ha hecho retrasar un par de días la aparición
de ese artículo (todavía estamos bien de fechas) y contaros esto, diferente de
lo habitual.
En
el tercer planeta existe un grupo de personas privilegiadas. No son muchas,
pero como yo formo parte de este “escogido” grupo, voy a hablar de ellas.
Son aquellas que trabajan en lo que les
gusta.
No me refiero a quienes están contentos con su trabajo, que se sienten afortunados porque se comparan con esos otros a quienes ven todo el tiempo protestando por las condiciones laborales o por tener que aguantar diariamente a los pelmas de sus compañeros o al estúpido de su jefe.
Estoy
pensando en quienes tienen una gran afición en su vida, incluso una verdadera pasión,
y precisamente en su trabajo se dedican a eso. ¡Y encima les pagan!
Esas
personas que, como todo el mundo a partir de una edad, suelen acabar cansadas físicamente
al final de la semana y agradecen un descanso. Incluso a veces unas vacaciones,
pero que cuando éstas se prolongan notan que les falta algo y hasta somatizan
enfermedades que curan milagrosamente al volver al trabajo.
Cuando
alguien me pregunta dónde trabajo, frecuentemente mi respuesta suele ser “Yo trabajo en el cielo”
Mi cielo |
Y
es verdad, por dos motivos: Mi lugar de trabajo es una sala llena de astros:
Planetas, estrellas, el Sol, asteroides, la Luna , … en definitiva, EL CIELO.
Además, el trabajo que desarrollo es lo que más me gusta hacer. Tanto es así,
que muchas veces lo he hecho por ahí, gratis, metiendo horas extras no
remuneradas en mi puesto anterior (hace ya unos años), o en fines de semana o
en vacaciones.