sábado, 28 de mayo de 2022

Mereció la pena

Realmente mereció la pena. El madrugón ayer 27 de mayo, e incluso el viaje relámpago al lugar con los cielos más oscuros que yo conozco, y en un día especialmente limpio.


Venus y la Luna, principales protagonistas de la madrugada

Levantarse a las 4, subir a un lugar con horizonte de altura 0 casi en todas direcciones y un cielo excepcional. Pero, quizás todavía somnoliento, en la primera mirada al cielo se me antoja que hay algo que no cuadra. Tuve una sensación de irrealidad, como si algo no estuviera en su sitio o en su momento, como si el motivo y la escapada lo hubiera soñado en las pocas horas que había dormido y aquella fuera una más de las muchas observaciones de vacaciones veraniegas en aquel lugar:

Según van pasando los meses las constelaciones van cambiando  ¡Pero si este es el cielo que veo todos los años en agosto! Escorpio a punto de ocultarse ya por el horizonte seguido por Sagitario, con la Vía Láctea impresionante partiendo de esa zona y siguiendo en todo lo alto... ¡Claro, porque son las 4:30 de finales de mayo, y a dos horas por mes, coincide con el del principio de la noche a mediados de agosto! 

Escorpio, Sagitario, Ofiuco...Las constelaciones, tan conocidas todos los años por las observaciones estivales en este lugar, aparecían también ahora en la misma situación.

Todo estaba en orden. Y para ratificarlo, los planetas, que no entienden de nuestras fechas y se mueven a su aire lo ratificaron, porque a esa hora Marte y Júpiter ya habían aparecido sobre el horizonte Este, donde debían estar; y mañana mismo  (domingo 29) de madrugada se producirá el máximo acercamiento del cuarto y quinto planeta.


Júpiter y Marte, aún cerca del horizonte.


Pero en esta ocasión el espectáculo estaba sobre la zona opuesta del cielo. A las 5:08 surge Venus por el horizonte, algo más hacia el NE, como un fogonazo.

Venus, inconfundible por su gran brillo aún tan bajo en el cielo

Sabiendo que enseguida aparecerá la Luna tras él, busco un lugar desde el que se vea bien el orto del satélite.

Casualmente la estrella Ómicron de Piscis, de magnitud 4, estaba perfectamente alineada con Venus y la Luna


Todo el proceso de la salida de la Luna. Alguien diría que fueron unos instantes mágicos:

Sin palabras

Luego había que deleitarse con el espectáculo y buscar buenos encuadres para la pareja



Pero por supuesto, sin olvidar a los otros dos que llevaban un buen rato por allí.

La doble pareja con los 4 protagonistas:

Foto de Grupo. De izquierda a derecha la inconfundible Luna, Venus, Júpiter y Marte. Saturno, demasiado alejado hacia el Sur, no entraba en la foto.

Seguía clareando, pero en el limpio cielo continuaban viéndose los dos protagonistas. Ya sin incógnitas y con la labor hecha, solo quedaba darse unos minutos para admirar y disfrutar.


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