Curiosidades sobre los astros, propuestas de observaciones sencillas, aspectos cotidianos pero poco conocidos, todo ello con un enfoque didáctico.

domingo, 3 de mayo de 2020

Venus muestra su imagen más atractiva antes de despedirse, pero solo para mayores

En el mejor momento para observar al segundo planeta, llega en España la ansiada desescalada del confinamiento y ya no hace falta tener una ventana hacia el Oeste. Aunque vivas en un primer piso interior y no veas nada de cielo por tu angosto patio, ahora podrás ver a Venus mostrando una fina fase como una lunita
Coge los prismáticos y a partir de la puesta de sol (aquí los adultos podemos salir a pasear entre las 20 y las 23 horas) aprovecha para fisgar a Venus, justo en su mejor  momento. 

No conozco cómo está la situación en otros países, pero espero y deseo que en gran parte de ellos también se pueda salir a la calle y aprovechar.

Por supuesto, si tienes telescopio, disfruta de la imagen todos los crepúsculos vespertinos en que las nubes no te lo impidan.

Si sueles mirar el cielo, seguro que no hace falta que te indiquen dónde está Venus. Pero si no es así, está muy fácil: En cuanto empiece a oscurecer y hasta 3 horas después de la puesta de Sol (desde el hemisferio Sur este margen es ahora de solo 90 minutos y en ambos hemisferios e va a ir reduciendo drásticamente a lo largo del mes de mayo) ese astro brillantísimo que aparece hacia el Oeste o NorOeste, que parece la estrella más brillante del cielo.

Montaje para representar aproximadamente cómo podría verse Venus:
A) Estos días a través de un telescopio (con muchos aumentos e imagen invertida) se ve espectacular
B) Con unos prismáticos, aunque pequeño, se aprecia muy bien la fase.
He utilizado imágenes que obtuve el 27 de abril y el 3 de mayo

Evolución de la fase de Venus

Además del atractivo que tiene la visión de Venus como astro más destacado de nuestro cielo después del Sol y la Luna (tal como recogí en “La estrella de este invierno …”), sin duda lo más llamativo son sus fases, aunque solo se pueden apreciar con ayuda óptica de un telescopio o, precisamente ahora, en el periodo más espectacular durante 3 o 4 semanas del ciclo de más de 9 meses, también con prismáticos.

Al igual que la Luna, el segundo planeta también tiene fases, que cambian según la zona iluminada por el Sol y la que vemos desde aquí. Pero su evolución es muy diferente y solo son claramente apreciables durante un periodo de tiempo relativamente corto.

Algunas imágenes que he obtenido, comparadas con la que presentó durante los primeros meses de su aparición vespertina y la que teóricamente tendrá los últimos días de la misma:
Todas las representaciones están a la misma escala. La primera y la última (practicamente imposibles de obtener por estar junto al Sol) están dibujadas
Aunque en las imágenes que he obtenido a través del telescopio aparecía invertido, las he dado la vuelta para mostrarlas como se hubieran visto directamente.

Pensé publicar este artículo una vez finalizado el ciclo, recogiendo las fotos más espectaculares. Habría quedado más riguroso y bonito, pero he preferido anunciarlo ahora para que la gente pueda observarlo.
Seguiré actualizándolo

Diferencias con las fases de la Luna

De  las fotografías anteriores se deducen varias circunstancias:
Por un lado la orientación de la imagen: Si vista desde el hemisferio norte la Luna menguante tiene forma de letra C (y la creciente de D), Venus es al revés, y ahora que tiene la curvatura a la derecha como una letra D, está menguando.
Desde el hemisferio Sur todo al contrario.

Por otra parte, mientras que en la Luna la duración de cada una de las fases (la Luna llena, nueva y los cuartos) es muy similar, en Venus no: De la fase llena a cuarto menguante pasan unos 7 meses (en el presente ciclo desde el 15 de agosto de 2019 hasta el pasado 26 de marzo, y de cuarto menguante a nueva (o casi nueva, porque a veces queda un finísimo arco y no desaparece del todo) poco más de 2 meses, concretamente eso ocurrirá el próximo 3 de junio.

Además, dependiendo de la fase el tamaño varía mucho: En la Luna solo a veces se ve con un diámetro 14% más grande que otras (tomando los valores extremos) y este cambio de tamaño no está relacionado con la fase. En Venus si: Siempre cuando nos presenta todo el disco iluminado el tamaño aparente es el mínimo, y según va menguando la fase ese tamaño aumenta enormemente.

Todo ello es debido a las posiciones que ocupa Venus respecto a nuestro planeta, como se puede apreciar en este gráfico:
Posiciones de Venus respecto a la Tierra, junto a la fase y el tamaño aparente que observamos desde aquí.
Aunque evidentemente el tamaño de los astros y las órbitas no están a la misma escala, las 4 representaciones de su visión desde aquí sí lo están entre ellas.

También Mercurio tiene una mecánica de fases similar, pero son muchísimo más difícil de apreciar, al igual que el propio planeta. Galileo enseguida dedujo que Mercurio también tendría fases, pero su observación no estaba al alcance de su primitivo telescopio.



¡CUIDADO!
Como he dicho más de una vez, Venus puede verse en pleno día, y conociendo aproximadamente su elongación o mejor sus coordenadas horizontales (su acimut y altura) ayudado por unos prismáticos, barriendo la zona, puede localizarse fácilmente. Bajando luego en vertical hasta el horizonte y tomando una referencia concreta, puede intentarse después a simple vista.
Ahora incluso, es más atractivo olvidarse de ese objetivo y eliminar el último paso, porque en estas 2 o 3 semanas el espectáculo no estará en pillarlo in fraganti de día, sino en cotillear su fase.

Pero este método para verlo de día ahora puede estar CONTRAINDICADO E INCLUSO SER PELIGROSO.


Debido a que Venus ya se va a situar cercano angularmente al Sol, en esa búsqueda es muy fácil que nos topemos con el astro rey y el efecto de las lentes  podrían ser FATALES PARA NUESTRA VISTA.
Por eso, aunque ahora cada vez es más reducido el intervalo de tiempo desde la puesta de Sol hasta la de Venus, si n o somos expertos debemos esperar a que el Sol se ponga para proteger nuestra salud ocular.
No obstante, aunque solo sea para recordar viejos tiempos y la evolución de los instrumentos, en el anexo recojo mi experiencia en este tema utilizando el telescopio.


El título del post.
De acuerdo. Utilizo títulos llamativos, pero eso lo hace todo el mundo que quiera que alguien le lea. Pero intento que siempre estén justificados y sean rigurosamente correctos.

En este caso la coletilla final suena a doble sentido, como otras muchas frases, según la interpretación que se les quiera dar.

Porque todo esto es solo para mayores de 14 años, al menos en España donde son esos a los que se les acaba de abrir la posibilidad de salir de casa de 20 a 23 horas, precisamente cuando podemos ver a Venus.
Los niños no, porque a las 18 horas tienen que volver a casa. Pero ellos tendrán otras muchas oportunidades, la primera dentro de 19 meses cuando la situación se repita y esperemos que no haya restricciones para salir de casa. Por eso, como dice el título del post estas sesiones son solo “para mayores” de 14.

Si tienes algún niño que quiera ver la fase de Venus con los prismáticos, no te queda más remedio que buscar una ventana con la orientación adecuada, aunque es posible que la  mayoría de la gente no la tenga. Una vez que lo tengas localizado y antes de enseñárselo deberías fijarlos en un trípode porque si no, a él le costaría encontrarlo. Pero tiene toda la vida por delante y la oportunidad, si sigue interesado en el tema, de ver otras situaciones similares.



Localización segura de Venus de día con un telescopio

Si tenemos un telescopio, por supuesto nos podemos olvidar de los consejos que he dado y de los prismáticos porque las imágenes nítidas y de gran tamaño que Venus nos ofrecerá a través de cualquier ocular, serán magníficas.

Utilizando adecuadamente los métodos de búsqueda del telescopio podemos localizarlo y verlo de día sin el problema de que el Sol se cuele accidentalmente en el ocular. Recuerdo que cuando no existían las monturas computerizadas, normalmente yo conseguía encontrarlo casi siempre después de varios intentos, pero ahora disponiendo de ellas no hay ningún problema, con solo comprobar previamente la nivelación correcta de la montura e introducirle los parámetros de tiempo y lugar, poniéndolo en estación con el Sol. ¡Cuidado! En este proceso previo nunca mirar por el ocular si no tenemos un filtro solar, sino por proyección.

Aunque casi siempre sale “a la primera”, no dejo de sentir un punto de euforia o admiración cuando, después de ordenarle que vaya a Venus, el telescopio comienza a moverse solo, se detiene, miro por el ocular y ¡Ahí está el segundo planeta! Destacando con su brillo sobre el cielo de día, y en estas fechas luciendo su imagen más atractiva.


Recuerdo que ya hace muchos años, utilizando una montura ecuatorial ponía en estación el telescopio a partir de la posición del Sol o de la Luna durante los días en que (según la fase) ésta era fácilmente localizable y estaba más cercana a Venus, y con las coordenadas de éstos y del planeta, lo encontraba. 
No siempre al primer intento porque la puesta en estación (orientación exacta según el eje terrestre) en pleno día y sin tenerlo en una ubicación fija, no era fácil y tuve que aprender algunos trucos: El Sol lo colocaba fácil en la pantalla proyectado por el ocular, pero si no coincidía exactamente la declinación y A.R. del telescopio con lo que me decían las efemérides, era porque no lo tenía perfectamente orientado y había que ir girando la montura en azimut hasta que coincidiera.

Las fases de Venus, argumento clave para el sistema heliocéntrico.

Como parece que fue Galileo quien primero utilizó un telescopio para observar el cielo, fue él quien descubrió, aparte de otras muchas cosas, que el segundo planeta presentaba fases, y junto al hallazgo de los 4 satélite que no giraban en torno a la Tierra sino alrededor de Júpiter, la evolución de las fases de Venus dejaba claro que el sistema geocéntrico era incorrecto.

De hecho fue esta la principal prueba que confirmaba su aceptación previa del sistema Copernicano del que antes no se atrevió a defenderlo públicamente porque solo tenía indicios indirectos.


Según el sistema geocéntrico, representado en la imagen, tanto en las proximidades de las posiciones 1 y 3 (en ambas conjunciones con el Sol), Venus debería mostrar una fase muy fina, y desde aquí en ningún momento del recorrido por su epiciclo sería posible ver más del 50% de su superficie iluminada. 
Las observaciones nos muestran que en las proximidades de la posición 3 se ve el disco completo y que las fases recorren todos los porcentajes, siendo en la mayoría de las fechas de una entidad imposible según el esquema geocéntrico pero perfectamente de acuerdo con lo que podría esperarse del sistema heliocéntrico.

Desde principios de 1610 Galileo dispuso de un instrumento con mucha mayor calidad que los que había elaborado anteriormente y que le proporcionaba 30 aumentos. Si en las primeras semanas de ese año se centró en la observación de los satélites de Júpiter, tuvo mucha suerte con Venus porque en mayo el segundo planeta tuvo su conjunción superior, y como consecuencia unas semanas después de ella el comienzo de su aparición vespertina, y Galileo pudo observar toda la evolución de su fase y su tamaño aparente.

El 17 de diciembre la fase ya estaba en un 50%, lo que podríamos llamar el cuarto menguante, y vio como los días siguientes seguía menguando con un aspecto “cornudo”. Pero incluso antes de eso, concretamente el día 11, con suficientes indicios, algo de miedo a equivocarse pero también a que alguien le quitara la primicia, envió un mensaje cifrado a Giuliano de Médici “conteniendo un poderoso argumento a favor de la constitución copernicana”, añadiendo que “A su debido tiempo publicaré su descifrado y otros particulares

Pero una vez comprobado que todo continuaba como él suponía, Venus mostraba ya una fase inferior al 50%  y no pudiendo reprimir la emoción de su hallazgo, el 30 de diciembre le envió una carta a Cristóforo Clavio narrando en detalle el proceso “que he observado en Venus de tres meses a esta parte”, y augurando lo que ocurriría en el futuro con gran precisión “Comienza ahora a tornase en una figura notablemente cornuda, e irá menguando así mientras que sea vespertina, y a su debido tiempo la veremos matutina con sus cuernecillos sutilísimos y apartados del Sol” y siguió con la descripción de lo que seguiría ocurriendo con la fase y el tamaño aparente, durante toda la futura aparición matutina.

Añadió luego frases vehementes fruto sin duda de la emoción de su descubrimiento, como “Tengo el modo de verla tan clara, tan pura y delimitada, como vemos la propia Luna con la visión natural, y la veo con un diámetro igual al radio de la Luna a simple vista. He aquí, señor mío, aclarado cómo Venus (e indudablemente lo mismo hará Mercurio) va en torno al Sol, centro sin duda alguna de las máximas revoluciones de todos los planetas
Yo también la ví desde mi balcón, de la misma manera que describe Galileo: Composición de dos imágenes del día 27, con la Luna y Venus (éste ampliado por telescopio) mostrando casi la misma fase, aunque la del satélite esté creciendo y la del planeta menguando. 
Yo le puse a mi telescopio el doble de aumentos que Galileo (los mínimos que me permiten mi equipo con focal 1500 y ocular de 25) y por eso el diámetro de Venus lo veía igual al diámetro (no al radio) de la Luna.


Solo 2 días después, el 1 de enero de 1611, volvió a escribir a Giuliano de Médici porque “Ya es hora de que descifre las letras transpuestas … ya que estoy completamente seguro de la verdad del hecho

Los textos y datos de la historia están tomados del libro “El mensaje y el mensajero sideral” que recoge textos originales escritos por Galileo y Kepler.
 Una auténtica joya (tal como se deduce de su estado) y su autor principal.

Estamos en esta fase, dentro del proceso de la evolución de la fase de Venus, en que Galileo debió sentirse eufórico porque todas sus previsiones se iban confirmando. Es el momento de coger nuestro telescopio o prismáticos e imaginarnos dentro del cuerpo y el espíritu del sabio florentino y revivir su emoción.

2 comentarios:

  1. Interesante y completo.
    Creo haber leído que Galileo y da Vinci enviaban cartas encriptadas a sus amigos y rivales científicos describiendo descubrimientos de los que no estaban muy seguros pero tenían ciertas evidencias de manera que cuando los confirmaban les enviaba la clave para que pudieran descifrar lo que les habían enviado con anterioridad y poder demostrar que ellos habían sido los primeros....

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    1. Si. Algo de eso había. En ese libro aparecen varios casos.

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