Es
lo que toca. Para ser cortés y agradecido debo felicitar estas fiestas a
todas-os las-os lectores de este blog.
Feliz
Navidad y próspero Año Nuevo.
Bueno, también hay personas que no les gustan las motivaciones o en lo que se
han convertido estos días de consumismo exagerado y prefieren eso de Feliz
solsticio.
Pero
¿Por qué ahora?
Aunque
no lo parezca, las fechas en que nos volvemos “especiales”, “sentimentales”, “bondadosos”
o “derrochadores” en origen están motivadas por los astros, sus movimientos y
posiciones.
La
traslación de la Tierra alrededor del Sol y la inclinación de su eje que motiva
las estaciones, las fases de la Luna, e incluso las posiciones observadas de
las estrellas, marcan los ritmos y los momentos y al final todo esto es
determinante para “fijar estas señaladas fechas”, aunque también hay que añadir
que en último término han sido las arbitrariedades de los humanos quienes han concretado
el calendario y han recompuesto lo que marcaban los astros.
Pero
¿Por qué parece que tenemos la obligación de celebrarlo el día 25 de diciembre y el 1 de enero?
(bueno, si lo prefieres, para ti el 22 de diciembre)
Vayamos
por partes: por un lado está la celebración de la Navidad y por otro lo del
comienzo de año.
Navidad
y solsticio
No
deja de ser curioso que la Navidad, esta fiesta cristiana o más bien su
exagerada celebración con luces y regalos, se haya extendido a muchos lugares
del mundo con otras culturas, y precisamente cada vez con más fuerza cuando
parece que la Iglesia va perdiendo influencia en la mayoría de los países tradicionalmente
católicos.
¿Por
qué se celebra el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre? Como ha ocurrido a lo
largo de la historia las nuevas festividades se han situado en el calendario en
fechas que ya eran señaladas por celebraciones de las culturas o civilizaciones
anteriores.
Veamos qué se puede citar en este caso: