Como se ha dicho muchas veces, uno de los alicientes astronómicos del verano para el gran público es la lluvia de estrellas fugaces (técnicamente meteoros) llamada "las Perseidas" o "Las lágrimas de San Lorenzo". Ya hablé de ello en el artículo anterior, y hoy recojo los resultados de mi observación.
Al igual que el mes pasado con ocasión del eclipse de Luna, como las condiciones atmosféricas de mi lugar de vacaciones no eran nada propicias, ayudado por Meteoblue y el navegador de mi coche intenté encontrar el lugar adecuado a la hora adecuada para la observación. Bueno, al final estuve un poco perdido, y con prisas porque la Luna ya se había ocultado y no encontraba un sitio suficientemente oscuro, pero sobre las 5 y cuarto después de recorrer unos cuantos kilómetros paré en un lugar aceptable, monté la cámara en su trípode y me eché hacia atrás sobre el capó del coche, porque el suelo no me inspiraba mucha confianza.
En
18 minutos (de 5:18 a 5:36) contabilicé 15 meteoros (por supuesto cubriendo
solo una parte del cielo, en una postura no demasiado adecuada). Breve descanso
para picar algo y desentumecer cuello y espalda, y en otros 15 minutos (de 5:39
a 5:54) vi otros 10. Más tarde, ya sin cronometrar y más relajado otros 4 más,
entre ellos el más espectacular de la noche, a las 6:02.
La
suerte se alió conmigo y ese extrordinario meteoro, cuya imagen puede verse aquí, tuvo la deferencia de exhibirse centrado en el campo
hacia donde estaba dirigida mi cámara, y su buena puntería casi le lleva a
incidir en la galaxia M31.
Ya
con el cielo anunciando el alba seguí mirando para arriba hasta las 6 y cuarto
con la cosecha disminuyendo drásticamente como era lógico.
Había
pasado apenas una hora, mi observación más breve de Perseidas de los últimos
años, pero una hora muy productiva.
Las fotos
Aunque no de manera continua, durante varias fases de ese tiempo iba disparando mi cámara en sucesivas tomas de 20 segundos, algunas de las cuales voy intercalando con el texto, a continuación:
Este se coló por poco en el campo de la imagen |
Este también pasó muy cerca de M31 |
Hice
71 fotos (en total una exposición de 23 minutos y 40 segundos), con objetivo de 18 mm, abertura f 4.0 y sensibilidad ISO 12800, siempre dirigida al mismo punto zona del cielo,
hacia el SO del radiante, en la zona circundante a la constelación de
Andrómeda.
Aunque
nunca he tenido suerte en este tipo de caza, y en todos los años no habré
capturado ni media docena de meteoros en total, un método sistemático y mi nueva cámara tenían que
dar mejores resultados, y así fue.
Analizando luego las fotos, en un primera búsqueda he encontrado 24 meteoros (seguro que hay más pero débiles), y como cada foto cubre un campo aproximado
de solo 55ºX40º, aproximadamente se habrían podido captar más de 300 meteoros en esos 23 minutos y 40 segundos
acumulados, si se hubiera tenido cubierto con cámaras todo el cielo.
De
éstos 24 que fotografié hay 8 cuyo radiante claramente no es el de las
perseidas.
Cada lluvia tiene un "radiante"; un punto concreto en el cielo de donde parecen surgir por efecto de perspectiva. El nombre de la lluvia proviene de la situación del radiante, las perseidas en un punto de la constelación de Perseo.
Si prolongando la trayectoria de un meteoro no pasa por el radiante, pertenecerá a otra lluvia o será lo que se llama un "esporádico".
¿Ves aquí otros dos? Uno fácil y el otro no tanto. |
Cada lluvia tiene un "radiante"; un punto concreto en el cielo de donde parecen surgir por efecto de perspectiva. El nombre de la lluvia proviene de la situación del radiante, las perseidas en un punto de la constelación de Perseo.
Si prolongando la trayectoria de un meteoro no pasa por el radiante, pertenecerá a otra lluvia o será lo que se llama un "esporádico".
Aquí uno de los infiltrados entre las perseidas:
Estas cifras de meteoros observados están muy por encima de las que se manejan porque muchos de los que detecta la cámara son demasiado débiles para verlos a simple vista. Para dar números fiables con mis imágenes habría que determinar la magnitud límite con la sensibilidad utilizada en la cámara (en este caso ISO 12800), el orden de aumento de meteoros captados entre la sensibilidad del ojo y la de la cámara y las condiciones de limpieza del cielo.
Estas cifras de meteoros observados están muy por encima de las que se manejan porque muchos de los que detecta la cámara son demasiado débiles para verlos a simple vista. Para dar números fiables con mis imágenes habría que determinar la magnitud límite con la sensibilidad utilizada en la cámara (en este caso ISO 12800), el orden de aumento de meteoros captados entre la sensibilidad del ojo y la de la cámara y las condiciones de limpieza del cielo.
La mayor o menor actividad de una lluvia se cuantifica con la THZ (tasa horaria cenital, que es el número de meteoros que vería un observador en condiciones ideales con el radiante en el cénit), que en el caso de las perseidas suele rondar los 100 en los momentos más intensos. Hay
fórmulas para determinar esa THZ, pero en ellas no se
pueden utilizar estos datos obtenidos fotográficamente sin conocer los
parámetros que he citado.
Este
es un blog para todos los públicos, y en este artículo no se pretende obtener
valores “oficiales” de esa THZ que a un neófito (y a casi todos los periodistas) siempre les llevan a error y posterior decepción, sino solo una orientación de lo que se
vio y lo que se pudo fotografiar. Casi siempre se da un cifra de THZ prevista y luego aparece anunciado que se verán esos meteoros cada hora. En realidad se verán muchos menos porque las condiciones ideales nunca se dan.
Pero
como relaté en el anterior post, esta madrugada del 13 de agosto de 2019 tenía
más alicientes que las estrellas fugaces.
Siguiendo
con la narración, tal como dije sobre las 6:15 ya la claridad del alba me
desaconsejó seguir forzando el cuello para nada, descansé un poco y esperé a mi
siguiente objetivo.
Mercurio
Como las condiciones eran buenas, con el horizonte muy bajo y plano aunque con una nubecilla pegada a él, y la caza del planeta esquivo no iba a tener ningún problema precisamente el día más apropiado del año en sus apariciones matutinas desde mi latitud, esperé tranquilamente unos minutos, a las 6:22 (según me dice mi cámara) le busqué, y allí estaba:
Como las condiciones eran buenas, con el horizonte muy bajo y plano aunque con una nubecilla pegada a él, y la caza del planeta esquivo no iba a tener ningún problema precisamente el día más apropiado del año en sus apariciones matutinas desde mi latitud, esperé tranquilamente unos minutos, a las 6:22 (según me dice mi cámara) le busqué, y allí estaba:
Sirio
Para completar la tarea ya solo quedaba comprobar si en estas latitudes podría adelantar un día a la fecha de mi personal orto helíaco de Sirio (el primer día que puede verse -de madrugada- después de unos meses en que no es posible), ya que en 2015 conseguí verlo en la madrugada del 14 de agosto, como recogí en "En la estrella Sirio estuvo la clave"
Para
situar con cierta precisión el lugar por el que debía buscarle, previamente
fotografié a Orión como referencia cuando todavía era claramente visible (6:28)
y al protagonista le faltaban más de 20 minutos para aparecer.
Intentar localizar Sirio directamente en su orto helíaco no es fácil sin una referencia previa porque cuando aparece lo hace en un cielo ya muy brillante y es difícil ver cualquier otra estrella.
Una
vez determinado el lugar donde debía estar Sirio y esperando la hora de su
orto, no pude localizarlo ni siquiera con prismáticos. ¿El cielo ya demasiado brillante
y quizás la ligerísima neblina fueron las culpables?
Hice varias fotos por si lo captaba la cámara y en un análisis posterior de las mismas me pareció verlo, pero ahora soy incapaz. Quizás tú encuentres algo:
Intentar localizar Sirio directamente en su orto helíaco no es fácil sin una referencia previa porque cuando aparece lo hace en un cielo ya muy brillante y es difícil ver cualquier otra estrella.
Sobre el tendido eléctrico, y paralelo a él la constelación de Orión, la referencia. |
Hice varias fotos por si lo captaba la cámara y en un análisis posterior de las mismas me pareció verlo, pero ahora soy incapaz. Quizás tú encuentres algo:
13-8-19, 6:53 h. Sirio debería estar en la zona situada sobre las lucecitas del horizonte, pero no se aprecia. ¿O si? |
Nota:
Antes de publicar este post he revisado mi archivo fotográfico y he encontrado
un dato que no recordaba: que el día 12-8-2016 también ví a Sirio, con lo que
ahí está mi marca para mi latitud "veraniega" (y no en el día 14 cuando lo ví en 2015 desde el mismo lugar,
y es el dato e imagen que puse en el post anterior).
Sirio cerca del horizonte, el 12-8-16 |
Teóricamente en esta ocasión (el día 13) también debería haberlo pillado porque aunque los dos lugares no son cercanos, la latitud es prácticamente la misma.
Evidentemente las condiciones atmosféricas influyen, y aunque ahora el cielo estaba limpio por el horizonte Este, posiblemente en aquella ocasión de 2016 lo estaría más. Desde luego el lugar de 2016 era más alto que el de ahora (unos 300 metros más) y la contaminación lumínica mucho menor; aunque pienso que este factor no debería influir mucho a esas horas.
O quizás el motivo sea que en estos 3 años que han pasado mi vista ya no
es la misma y tendría que haber ido a graduarme las gafas.
Aunque este factor puede desanimar a alguien que se considere “mayor” para hacer ciertas cosas, los espectáculos que nos ofrece el cielo son tan variados que si bien algunos puede que no sean “adecuados para todas las edades”, siempre nos quedarán cosas por descubrir en casi todas las funciones y siempre quedarán retos, aunque estos vayan variando.
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He escrito otra versión de este artículo, donde además de lo que aquí aparece, y previamente a ello, doy una visión personal de como viví los preámbulos de la observación y he aprovechado para dar salida a algunas imágenes, al margen del tema, que he obtenido estos días. Es solo narrativa sacada del contexto técnico, que a la mayoría de lectores no interesará, pero quizás a alguno si. Además planteo un sencillo concurso.
Se puede ver en este enlace: "Perseidas2019, una excusa ..."
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