Hoy
23 de abril se celebra el día del libro. Aunque parezca que no tiene nada que ver con el tema de este blog,
hay una curiosa circunstancia que lo relaciona con la astronomía, motivada por los
movimientos de la Tierra que, como sabemos, determinan la duración de las dos
principales unidades de medida del tiempo: el día y el año.
Ambos
periodos no están sincronizados, de manera que un año tenga un número exacto de
días, o que el sobrante sea una fracción sencilla. Ello ha originado un desajuste
en el calendario que es el motivo de una casualidad que se ha utilizado para
elegir la fecha en que se celebra el día del libro.
Esto
no se habría producido nunca en Mercurio donde día y año sí están
sincronizados, o tampoco si, por ejemplo, un año tuviese exactamente 365 días,
o 356.25 (365+1/4) o 365.666... (365+2/3)
De
esta circunstancia, y de algunas curiosidades que de ella se han derivado, voy
a escribir hoy aprovechando la efeméride.
Antes
de nada hay que decir que este “dia de …” no es uno más de los que últimamente
se han puesto de moda y ya han llenado el calendario de manera profusa, sino
que tiene solera de muchos años y la fecha no está escogida al azar.
Si
preguntas por ahí el motivo por el que se celebra en esta fecha el día del
libro, es posible que alguien te diga que es porque el 23 de abril de 1616 murieron dos ilustres
escritores: Cervantes y Shakespeare.
Es
lo que yo siempre he oído, y esta casualidad merecía una celebración.
Pero
lo curioso del caso es que no murieron el mismo día, sino que Cervantes murió unos
días antes que Shakespeare, y el momento en que se cumplen años exactos de la
muerte del escritor inglés es el 3 de mayo, aunque en Inglaterra, la fecha
oficial fuese efectivamente el 23 de abril, porque en aquellos años allí se
utilizaba un calendario diferente.
Todo
esto es debido al cambio de calendario impulsado por el papa Gregorio XIII, de
lo que ya he hablado en diferentes post. Concretamente en “¿Por qué empiezaahora el año?”, “Febrero el corto” o “¿Se adelantó la primavera?”. Por ello
muchas cosas ya están dichas, pero hoy quiero dar una explicación más ordenada
y completa, además de recoger algunas curiosidades derivadas de ese cambio de
calendario, y lo del día del libro ha sido solo una excusa.
Empezando por el
principio
Como
también he dicho en algunos de los citados artículos, nuestro calendario
proviene del imperio romano y concretamente fue Julio César quien lo puso en vigor
el año 45 A.C., por lo que esa versión inicial recibe el nombre de “calendario
juliano”.
Asesorado
por el astrónomo alejandrino Sosígenes, Julio César estableció un calendario donde
después de cada ciclo de 3 años de 365 días, seguía un cuarto año de 366 que se llamó bisiesto.
El
motivo es que en realidad un año dura aproximadamente 365 días y cuarto, con lo
que cada cuatro años se completa un día más.
Pero
en 1582 el papa Gregorio XIII decidió modificar el calendario juliano.
¿Por qué?
Porque los cálculos utilizados por Julio César no fueron totalmente
exactos. Un año no dura 365.25 días exactamente, sino un poco menos: 365.2422,
con lo que al intercalar un bisiesto cada 4 años se iban añadiendo días de más.
El error es pequeño, al compensar con un dia añadido cuando en realidad solo
había pasado 0,9688 días de más, pero al irse acumulando esas diferencias de 0,0312 día cada bisiesto a lo largo de los siglos, el error llegó a hacerse
evidente.
Con
ello, como la duración astronómica del año debe ajustarse al ciclo de las
estaciones, el comienzo de éstas se iba adelantando poco a poco respecto a las
fechas del calendario juliano. Concretamente en esa época del papa Gregorio se
habían adelantado 13 días respecto a la de Julio César.
¿Y qué le puede importar
a un Papa esta cuestión?
Mucho, porque ello conlleva que la muerte de Cristo se estaba conmemorando en
fechas incorrectas.
En
el año 325 en el concilio de Nicea se decide celebrarlo manteniendo la fecha según
el calendario judío (el 14 de Nisán, que equivale a la luna llena de la
primera lunación de primavera).
Cuando
se implantó el calendario juliano el equinoccio de primavera se producía el 24
de marzo, pero debido al error del cálculo de los bisiestos, en el siglo IV cuando
se celebró el concilio de Nicea se había adelantado al 21 de marzo. Por ello en
aquel momento se estableció la norma de que el domingo de pascua fuera el
primer domingo tras la primera luna llena después del día 21.
Pero
el error siguió acumulándose y en el siglo XVI el equinoccio ocurría ya otros 10
días antes (el 11 de marzo) con lo que si se esperaba al 21 como estaba escrito
desde el concilio de Nicea, la fecha de celebración de semana santa era
incorrecta. Gregorio quiso arreglarlo y para ello hizo un par de modificaciones
en las normas para establecer en calendario: la primera para regular con mayor
exactitud los años bisiestos y la segunda para corregir el error acumulado.
-
No todos los años múltiplos de 4 serían bisiestos: los de final de siglo (que
acaban en 00) no lo serían, a no ser que fuesen múltiplos de 400. Por eso no
fueron bisiestos 1700, 1800, 1900, ni tampoco lo serán 2100, 2200,… pero sí lo
fueron el 1600 y el 2000, por lo que ninguno de
nosotros hemos vivido ninguna excepción y siempre cada 4 años ha sido
bisiesto. Quien esté por aquí al comienzo del próximo siglo vivirá 7 años
seguidos de 365 días, desde 2997 hasta 2103.
- Eliminó 10 días que se habían puesto de más desde el concilio de Nicea: después del jueves 4 de octubre se pasó al viernes 15 de octubre. Los días intermedios, sencillamente no existieron.
Aunque
desde la implantación del calendario Juliano se habían añadido 13 días de más,
Gregorio XIII solo eliminó los 10 que se añadieron erróneamente desde que se
determinó la norma para el cálculo de la fecha de Pascua.
El mes más corto de la historia en los países católicos |
Este
cambio fue aceptado por los países católicos: De manera inmediata Italia, Polonia,
Portugal y España, mientras que Francia Bélgica y Países Bajos lo hicieron en diciembre de
ese año, y el resto de los países del mundo en determinadas fechas posteriores. Concretamente
Inglaterra en 1752.
Por
eso en el año 1616 estaba en vigor un calendario diferente en España e
Inglaterra (y cada día era diferente fecha) con lo que primero murió Cervantes,
a los 10 días Shakespeare pero la fecha oficial de su muerte en el país de cada
uno fue la misma, según parece.
Pero
la primera afectada por el cambio de calendario fue una persona muy famosa que
también fue escritora: nada menos que Santa Teresa de Jesús, que murió
precisamente el 4 de octubre de 1582, y no la pudieron enterrar al menos hasta
el día 15, curiosamente cuando se celebra su fiesta, porque los días
intermedios no existieron.
En
realidad cada país fue adoptando el nuevo calendario en diferentes momentos,
más de 25 en total, Esto ha dado lugar a muchas más curiosidades. Los últimos
países que implantaron el calendario gregoriano fueron Turquía en 1926 y China
en 1949, que tuvieron que eliminar 13 días porque el error acumulado había ido
aumentando.
- Por
ejemplo la famosa revolución rusa de 1917, conocida como la revolución de
octubre, que sin embargo se celebra el 7 de noviembre que es cuando realmente
se cumplen los años, porque precisamente hasta que se produjo esa revolución
seguían usando el calendario juliano y por eso allí era octubre.
- En
Bélgica y Países bajos no hubo Navidades en 1582 porque para hacer el cambio de
calendario eliminaron los 10 días a partir del 21 de diciembre.
- La
iglesia ortodoxa actualmente celebra la Navidad el 7 de enero, de manera que en algunos
lugares como Serbia o Rusia, aunque el calendario oficial aparece ese 7 de
enero, el calendario religioso continúa el juliano y las fiestas las celebran
según éste. La virgen de agosto la celebran el 28 en vez del 15 como nosotros.
- En
algunos países hubo protestas por el cambio de calendario, incluso algunos decían que les quitaban 10 días de su vida, y se volvió al antiguo. Tal como cité en otra ocasión en Finlandia en 1711 de decidió no eliminar todos los días a la vez, sino uno cada año pero no les gustó la experiencia y en 1712 lo recuperaron. Como ese año era bisiesto febrero tuvo 30 días. Pero evidentemente más tarde se instauró el gregoriano, que oficialmente ahora está en vigor en el mundo entero.
- Suele
decirse que Newton nació el día de Navidad, y el mismo año en que murió
Galileo. Lo primero es cierto solo según el calendario juliano (en vigor entonces
en su país), pero realmente se cumplen años de su nacimiento el 4 de enero.
Pero en ningún caso puede decirse que naciera el año de la muerte de Galileo, aunque en los documentos oficiales figure en ambos el 1642, porque si se considera el calendario juliano, cuando murió Galileo era 1641 (según ese calendario Newton nació el 1642), y con el gregoriano Newton nació en 1643 y Galileo había muerto en 1642.
Pero en ningún caso puede decirse que naciera el año de la muerte de Galileo, aunque en los documentos oficiales figure en ambos el 1642, porque si se considera el calendario juliano, cuando murió Galileo era 1641 (según ese calendario Newton nació el 1642), y con el gregoriano Newton nació en 1643 y Galileo había muerto en 1642.
En muchos lugares se recoge este error. Newton realmente nació en 1943 |
A veces las cosas no son
lo que parecen
Volviendo
a las curiosidades originadas por la puesta en vigor del calendario gregoriano,
y en concreto al tema del día del libro, hay que decir que en ocasiones las
cosas no son como se cuentan, y que a veces se hacen algunos pequeños amaños
para que cuadren.
Efectivamente
yo siempre había oído que Cervantes había muerto el 23 de abril de 1616, pero
por supuesto nunca lo había comprobado. Sin embargo el año pasado visitando
Alcalá de Henares, donde vivió el ilustre escritor, vi expuesto en su
casa-museo su certificado de defunción, donde figuraba el 22 de abril, es decir
el día anterior. El documento no dejaba lugar a dudas y efectivamente comprobé
la fecha en internet.
O
sea, que alguien modificó un día para que cuadrara (total, un día más o menos
no importa…), o quizás dijo que “casi” murió el mismo día que Shakespeare, otro
alguien olvidó el “casi”, y el inocente bulo se extendió.
Pero
en esas circunstancias, el celebrar el
día del libro el 23 de abril no tiene ningún sentido. O se celebra el 22
que es cuando se cumplen los años de la muerte de Cervantes, o bien se celebra
el 3 de mayo que es cuanto realmente se cumplen los años de la muerte de
Shakespeare, lo mismo que los rusos celebran el aniversario de su revolución
cuando realmente se cumplen los años.
También
he oído varias veces que en algunos lugares aparece datado (por error) algún
hecho histórico en una fecha que no ha existido por el cambio de calendario. Es
posible, pero debo decir que yo no he encontrado ninguno.
Como en otros artículos del blog, aprovecho este anexo para recoger aspectos relacionados con el tema o explicaciones más técnicas de lo tratado antes. En esta ocasión son 3 cuestiones diferentes:
La extraña norma de los años bisiestos.
La extraña norma de los años bisiestos.
Probablemente
la mayoría de la gente piense que los años bisiestos son todos los múltiplos de
4 (1 de cada 4 años, como estableció Julio César), porque actualmente ninguna
persona ha vivido ninguna excepción (la última fue en 1900), y le sorprenda la
extraña norma implantada por Gregorio XIII.
Pero
los números ahí están: Si el año dura 365.2422 días, considerando años de 365
días cada 4 años se han acumulado 0.9688 (4 x 0.2422) días de diferencia, que
al compensarlo con el día bisiesto queda un error de 0.0312 (1 - 0.9688) días cada
ciclo de 4 años que se ha añadido de más.
En
400 años siguiendo el criterio del calendario juliano se habrán añadido 3.12 de
más (100 x 0.0312), y hay que eliminar tres de los bisiestos. Una manera de
hacerlo es que no sean bisiestos los que acaban en 00, excepto uno de ellos,
por ejemplo el múltiplo de 400.
Así
en el periodo de 400 años que va desde 2001 hasta 2400, se eliminan 3
bisiestos: los años 2100, 2200 y 2300 ; pero sí será bisiesto 2400
Como
la exactitud total no existe, y nuestro planeta se mueve como se mueve, esta
norma también tiene un pequeño error (0.12 días cada 400 años porque de los
3.12 se han compensado 3) que se irá acumulando y quizás alguien allá por el
siglo XXXV decida, para que las intenciones de Gregorio sigan cumpliéndose, que
haya que eliminar un bisiesto.
Cervantes y Shakespeare
tienen sus personajes en los astros
Ya
que estos dos literatos han sido la excusa para escribir este artículo, voy a
mencionar una curiosidad relacionada con ellos y con la astronomía,
concretamente con los nombres de varios astros, que son precisamente los de
algunos personajes de sus obras:
Aunque
casi todos los nombres de planetas y satélites del Sistema Solar se tomaron de
personajes de la mitología greco romana, hay una extraña excepción con los
satélites de Urano, ya que casi todos llevan los nombres de personajes de obras
de Shakespeare.
Ariel, personaje de “La tempestad” de Shakespeare y el satélite de Urano del mismo nombre. |
Por
otra parte, los 4 exoplanetas de un lejano sistema estelar se llaman Quijote,
Sancho, Dulcinea y Rocinante, y la propia estrella Cervantes. Se nombraron
recientemente (en 2015) como resultado del concurso Name Exo Worlds de la
Unión Astronómica Internacional (IAU) en el que se votaron propuestas de todo
el mundo para nombrar 20 nuevos sistemas planetarios descubiertos en los
últimos años.
Imagen tomada de Atalayar.com |
Recomendando libros.
En este día del libro, me permito recomendar una publicación que me parece muy adecuada para divulgar conceptos astronómicos a nivel sencillo, en la misma línea que este blog.
Se trata de "Un cometa en la coctelera" de Florian Freistetter que explica las cosas de una manera muy didáctica e ingeniosa.
Ya lo cité en una ocasión, y dije que para mí habría sido el mejor libro de divulgación astronómica si alguien le hubiera arrancado la página 182 antes de leerlo yo.
Se trata de "Un cometa en la coctelera" de Florian Freistetter que explica las cosas de una manera muy didáctica e ingeniosa.
Ya lo cité en una ocasión, y dije que para mí habría sido el mejor libro de divulgación astronómica si alguien le hubiera arrancado la página 182 antes de leerlo yo.
Bromas aparte, se trata de un magnífico libro y es posible que a pesar de haberlos repasado aparezcan también errores (espero que no muchos aunque todos nos equivocamos alguna vez) en estos otros que yo escribí y que casi estoy obligado a citar aquí en mi blog,
Más información sobre ellos en este enlace.
Más información sobre ellos en este enlace.
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