He modificado
ligeramente la irónica frase que da título a un libro de Enrique Jardiel Poncela, quitándole dos
ceros y cambiando la última palabra, para referirme a una noticia que ha salido
hace solo unos días, pero que se veía venir desde hace mucho tiempo.
El tema es que hay
gente que no sabe perder, y después de que hace ya más de 10 años la Unión Astronómica Internacional
eliminara a Plutón de la lista de planetas tras una ardua discusión y la
votación correspondiente, algunos astrónomos estadounidenses han seguido
porfiando y ahora proponen claramente recuperarlo, aunque para ello tengan que
utilizar una estrategia estrambótica que ampliaría el número de planetas hasta
110.
Y aunque alguien
pudiera pensar, viendo esa cifra tan elevada, que se estuvieran refiriendo a
los exoplanetas, últimamente tan de moda, NO. ¡Todos ellos en nuestro Sistema
Solar!
Si no has oído hablar del tema puedes verlo, por ejemplo, en estos dos enlaces de noticias de prensa:
Pero, como se dice
por aquí, Kirby Runyon, Alan Stern y sus
colegas responsables de la misión New Horizons, ¡se han pasado 3 pueblos! con su propuesta.
Ya en 2006 para
salvar a Plutón a la desesperada decidieron ampliar a 12 la lista de planetas
utilizando como coartada de protección al pobre Ceres (que estará mareado y sin
identidad después de que ya le han cambiado 4 veces de grupo y ahora otra más) y
a Caronte, que son más pequeños que el astro descubierto por su compatriota, y
así tenían cubiertas las espaladas porque si alguien decidía volver intentar a
quitar “el menor”, Plutón habría quedado a salvo y con él el orgullo nacional estadounidense.
Pero no se aceptaron
los 12 y ahora nada menos que quieren ampliar la lista a 110. Un poco
exagerado, ¿no?
Lo único que han
dejado claro estos astrónomos es que son unos insumisos. Saben que la Unión Astronómica Internacional
(IAU en las siglas inglesas) no aceptará nunca su propuesta, y ahora su
argumento es que lo que diga ese
organismo no les vale, tal como se puede leer literalmente en una de las
noticias:
”La nueva definición, además, no requiere de la aprobación de
un órgano rector central, y resulta ser mucho más práctica y útil para los científicos
planetarios que la de la Unión Astronómica Internacional. Por ahora, en
efecto, varias las instituciones científicas han decidido ya adoptarla”
Siguiendo con las
frases hechas, utilizo ahora una que decía mi abuelo: ¡Para ese viaje no hacían
falta tantas alforjas! A nadie le van a
meter en la cárcel por decir que un determinado astro es planeta o no lo es, y
por lo tanto ahora y siempre cada uno en su casa puede considerar lo que
quiera.
Punto y final de la pataleta. La
declaración de estos señores no cambia nada.
En los libros de texto
o artículos serios de referencia en internet aparecerá lo que diga la IAU , y aunque esos rebeldes tuvieran
influencia en alguna editorial para poner otra cosa o lo escriban en sus webs,
ningún maestro va a ser tan sádico como para obligar a su alumnado a estudiarse
esa lista imposible, porque sabe que si lo hiciera el fracaso escolar sería
total y la inspección le llamaría al orden.
De todas formas,
tampoco es para tanto y conviene dejar cada cosa en su sitio. Muchos (de los
que están en mi bando) se han escandalizado porque según la nueva propuesta,
incluso la Luna
sería un planeta, porque así se ha anunciado y literalmente se cita en otra de
las referencias linkadas:
“Plutón recuperaría su estatus
de planeta tras perderlo en 2006, mientras que la Luna podría llegar a
obtenerlo por primera vez junto con otros satélites de los planetas del Sistema
Solar”
¿Por primera vez? ¡Pero
si ya lo era hace siglos! La Luna
fue uno de los 7 socios fundadores del club de los planetas hace varios miles
de años, entre los que no estaba la
Tierra , por cierto, que se asoció hace menos de 500.
Pero en otros
aspectos si exageran. Aquí no se pretende facilitar la labor de los científicos
planetarios ni aumentar la atención y el interés de la gente en las misiones
espaciales a astros pequeños, como también se ha dicho:
”Para
Runyon, en efecto, el "efecto psicológico" de la palabra
"planeta" supondría que, al multiplicar su número, la exploración
espacial suscitaría una atención mucho mayor por parte del público en
general”
Lo que hace que la
gente se interese por algo es una buena campaña de marketing, como quedó claro
en la misión Rosetta que aunque su destino fuese un pequeño cometa que nadie
conocía, los de la Agencia Espacial
Europea (ESA) lo vendieron muy bien.
Lo único que está en
juego es el reconocimiento o no de la categoría del astro buscado
infructuosamente por Percival Lowel a
partir de unos indicios que no eran reales y descubierto por Clyde Tombaugh
en 1930 y es tan apreciado en su país natal.
Plutón SI o Plutón
NO. Eso es lo único que les importa, porque ese astro ha sido el objeto de
sus estudios y se llevaron un disgusto cuando se descatalogó como planeta. Todo
lo demás son excusas.
Como los hackers que
aprovechan los agujeros de un programa informático para modificarlo a su gusto,
para recuperar a Plutón quieren aprovecharse del despropósito de la UAI , que no hiló muy fino cuando
redactó las condiciones que debía cumplir un astro para ser considerado
planeta, porque esa condición de “Han limpiado su órbita” también fue añadida a
propósito para que Plutón no cumpliese las normas para estar en el grupo de los
elegidos, se tomó apresuradamente en el marco de acaloradas discusiones, y con
el paso de estos años se ha visto que hay varios de los “de siempre” que no la
cumplen: estrictamente ni Júpiter ni la Tierra entre otros.
Es que ¡Ya les vale a
quienes en 2006 en Praga redactaron las condiciones para ser planeta!, que la
diferencia entre un planeta y un planeta enano no sea el tamaño, sino el que
haya cogido la escoba o tenga toda su casa sin barrer. Deberían haberlos
llamado “planetas sucios” en vez de “planetas enanos”
Ahora esos
espabiladillos proponen eliminar esa condición absurda y mal redactada y así
Plutón entra en la lista. ¿Qué entren otros 100? Les da igual.
Esa historia del
congreso de Praga la conté el pasado mes de agosto cuando se cumplieron 10 años
de la destitución de Plutón, y esto de ahora solo sería un nuevo capítulo a
añadir al final, junto con otro aspecto diferente del mismo tema del que se ha hablado últimamente, que se podría también
añadir a aquello.
Para no obligarte a
linkarlo, copio literalmente la parte final de aquel post. Solo la definición
actual y la evolución a lo largo de la historia del concepto de planeta, lo que
ahora conviene tener en cuenta.
Si ya lo leíste, te
sonará repetido y puedes pasar directamente a los apartados 7 y 8 que es lo
nuevo.
Esto lo publiqué en el pasado mes de agosto:
• Qué es un planeta, y por qué Plutón ya
no lo es.
En la
asamblea de Praga en 2006 se aprobó una nueva definición de planeta y como
consecuencia de ella, Plutón (que no cumple las condiciones de esa definición)
dejó de serlo.
Pero en
realidad el verdadero debate no fue el enunciado de las estrictas condiciones
de la definición, sino el hecho de que Plutón siguiera siendo considerado como
planeta o no. Y una vez decidido que
no, se enunciaron las condiciones de manera que no las cumpliera. Esto es
una opinión personal, pero refrendada por mi conocimiento de “la previa”, y de
las rocambolescas circunstancias que se dieron aquellos días en Praga.
La
definición actual de lo que es un planeta recoge tres condiciones para que un
astro del Sistema Solar sea considerado como tal:
(a) Está en
órbita alrededor del Sol.
(b) Tiene
suficiente masa para que su propia gravedad supere las fuerzas de cuerpo rígido
de manera que adquiera un equilibrio hidrostático (que su forma sea
prácticamente esférica)
(c) Ha
limpiado la vecindad de su órbita
Pero lo
primero que hay que decir es que la definición de planeta ha cambiado varias
veces, desde que, en la antigua Grecia se utilizó este término para nombrar a
los siete astros que se movían, de manera a veces errática, respecto a las
constelaciones.
1- Originariamente, desde la antigüedad clásica
hasta hace poco más de 4 siglos había 7 planetas porque la palabra
“planeta” en griego significaba “errante”, y estos eran Mercurio, Venus, Marte,
Júpiter, Saturno, la Luna y el Sol. La Tierra no
lo era, porque no se consideraba un astro, sino el centro del mundo alrededor
del cual giraba todo. Los 7 planetas tenían connotaciones esotéricas y a cada
uno se le asignaba unas influencias astrológicas, un metal, un día de la
semana,…
En la antigüedad cada día de la semana se le asoció con un planeta: El sábado y domingo en español se han perdido, pero en inglés queda claro: El día de Saturno y el día del Sol. |
2- Con la aceptación del sistema heliocéntrico
propuesto por Copérnico en el siglo XVI, la palabra planeta perdió su
significado etimológico y pasó a designar a un astro que girase en torno al Sol. La
Tierra fue
considerada un planeta más y dejaron de serlo la Luna y el propio Sol, quedando 6 planetas.
3- El número se amplió otra vez a 7 con el descubrimiento de Urano, y a 8 cuando se encontró a Ceres entre las
órbitas de Marte y Júpiter. Sin embargo este astro era muy pequeño, aparecieron
otros similares en órbitas parecidas y después de unos años, como no tenía
padrinos, no hubo ningún problema en degradarlo y llamarle asteroide y
volvieron a ser 7. Los
pequeños no contaban.
4- Neptuno y el propio Plutón completaron la
lista de los 9 planetas que todas las personas hoy
adultas aprendimos en la escuela, cuando a falta de una definición oficial, y
ante los nuevos descubrimientos de varios astros del Cinturón de Kuiper que
algunos definían cada vez como un “décimo planeta” que nunca fue aceptado, se
decía que planeta era “un astro que gira alrededor de una estrella cuya masa
esté entre 15 veces la de Júpiter y la de Plutón”.
El límite
superior es porque se consideraba (entonces) que en un astro más masivo la
gravedad provocaría en su interior las reacciones nucleares que lo convertirían
en estrella, y el límite inferior era totalmente arbitrario para dejar claro
que Plutón era planeta cuando ya se alzaban algunas voces opinando lo
contrario, que aunque en menor medida siempre las hubo, porque aparte de su
pequeño tamaño, su órbita era muy diferente a las del resto; con la mayor
excentricidad y la mayor inclinación con mucha diferencia.
5- Al descubrirse más allá de la órbita de Neptuno
unos cuantos astros similares a Plutón, y uno de ellos de mayor tamaño que él,
se reúne la asamblea de la Unión Astronómica Internacional en agosto de 2006 en
Praga para fijar lo que debe considerarse como planeta y aceptar al nuevo o
eliminar al noveno.
En un primer
borrador de la propuesta que se redactó, se ampliaba a 12 el número de planetas conocidos (La
semana en que tuvimos doce planetas) al incluir además de Plutón a su
satélite Caronte, al asteroide Ceres y a Eris, nombre que con buen criterio se
dio posteriormente al astro que originó la discusión al ser más grande que
Plutón, y que corresponde a la diosa griega de la discordia.
Era una estrategia
de un sector de astrónomos anglosajones para mantener a Plutón y a la vez tener
una coartada en un futuro, al incluir otros astros más pequeños que él.
El 18 de
agosto, la División de Ciencias Planetarias de la Sociedad Astronómica Americana, la mayor sociedad
profesional internacional de científicos planetarios, apoyó el borrador de esa
propuesta y en algunos medios se dio casi por definitivo.
El hecho de
incluir a Caronte en la lista, se debió a que se consideró al sistema
Plutón-Caronte un planeta doble, porque el centro de masas respecto al que se
mueven ambos está fuera de Plutón. Pero esta definición podría encontrar otros
ejemplos difíciles de discernir y por ello tampoco iba a ser aprobada
finalmente en la resolución final el día 24.
6- Sin embargo la posibilidad de que en años
sucesivos se encontraran nuevos astros que cumplieran esa definición y de que
el número de planetas aumentara en varias decenas, originó largos debates los
días siguientes y surgió una contrapropuesta que finalmente sería aprobada el
día 24 y supuso la definitiva degradación de Plutón que, por otra parte, no fue
aceptada de buen grado por todo el mundo.
En Estados
Unidos surgieron algunas voces clamando contra el proceder de los astrónomos, y
su potestad para decidir en aspectos que eran temas sociales “porque los
planetas son de todos, no solo de los científicos”. Incluso según las leyes del
estado de Illinois, donde nació el descubridor de Plutón, éste sigue siendo
planeta mientras desde allí esté situado por encima del horizonte.
Aún hay
astrónomos que quieren replantear el tema, siguen apareciendo publicaciones y
gráficos donde se incluye el nombre de Plutón junto a sus 8 excompañeros,
y hasta hace poco en una prestigiosa web de contenidos científicos serios, como
es http://spaceweather.com/ había
un enlace con el título “Pluto petitio”, donde se recogían opiniones y votos
para llevar a un próximo congreso que revirtiera la situación.
Como se
aprecia en la siguiente imagen de lo que parecen ser los restos de un taller
didáctico que casualmente he encontrado estos días, frecuentemente a Plutón se
le sigue manteniendo su sitio junto a los planetas.
¿Restos de un taller didáctico? Cerca de las magníficas instalaciones astronómicas de la iglesia de San Pedro en Becerril de Campos. |
Aunque parece claro que la decisión de la UAI fue adecuada al excluir a Plutón del grupo de
planetas, la manera de hacerlo y de redactar las condiciones, no fue nada
afortunada.
Porque el
punto c) que se incluyó a última hora para que Plutón quedase fuera, ha
resultado bastante confuso y contradictorio.
Eso de
“limpiar la vecindad de su órbita”, reminiscencia del motivo de la degradación
de Ceres en su día, puede ser un tema muy discutible y problemático de
concretar, y en opinión de muchos una auténtica chapuza. Hubo problemas en la
traducción y en algunos idiomas ni siquiera Júpiter cumplía esa condición
porque tiene cientos de asteroides, (los llamados troyanos) sin “limpiar”, en
su propia órbita.
Algunos
enseguida sugirieron que “eso de limpiar” había que tomarlo de manera flexible,
y otros sin ser oficial, cambiaron la redacción de la frase “ha limpiado” por
“domina gravitatoriamente su órbita” porque la gravedad de Júpiter condiciona
la posición de esos asteroides, y así el asunto quedaba arreglado.
Pero con los
últimos descubrimientos de asteroides coorbitales terrestres, nuestro querido
planeta Tierra podría dejar de serlo si se le aplicase en rigor esta norma.
7- ¿Otra vez 9 planetas?
Alguien ya lo propuso hace unos meses. Concretamente Mike
Brown, el descubridor de Eris, el astro que precipitó la discusión sobre Plutón
y finalmente provocó su caída.
En este enlace se puede leer algo sobre el tema.
Quienes le conocen dicen que es muy arrogante. Eso en el mundo de
la ciencia puede ser un valor positivo porque le da alicientes para investigar
aspectos que otros no se atreverían, pero también corre un grave riesgo de desprestigio
y podría dejarle “con el culo al aire”.
Brown se autodenomina
como el asesino del noveno planeta e incluso ha escrito un libro con el título
“yo maté a Plutón”.
Algunos opinan que aquello se le debió subir a la cabeza,
han pasado unos años, parece que necesita seguir en candelero, y ha recogido un
estudio donde se anuncia la casi segura existencia de un noveno planeta mucho
más grande que el que él asesinó.
No parece que sea el
arrepentimiento por habernos quitado uno y que quiera resarcirnos dándonos otro
mejor. Podría ocurrir que como otras muchas personas se sobrevaloran. ¿O quizás no?
Rectifico, (aunque no lo
borro ya que no creo que sea totalmente sincero) porque curiosamente tras escribir el párrafo anterior acabo de encontrar ésto
en un artículo de nationalgeographic.es:
"Brown
ha comentado que fue muy criticado por propiciar la eliminación de
Plutón como Planeta incluso por su hija. “Me sugirió hace
unos años que me perdonaría si encontraba un nuevo planeta. Así que supongo que he estado
trabajando en esto por ella”.
Él dice que va en serio,
que la situación de las órbitas de 6 astros del cinturón de Kuiper y las
posiciones de sus perihelios solo son posibles si han sido afectadas por un
gran planeta muy lejano que todavía no hemos descubierto. Pero quizás él mismo
se ha tendido una trampa al dar un plazo relativamente breve en el que debería ser encontrado.
Ya no le queda demasiado tiempo
y en febrero lanzó un SOS para que le ayuden a buscarlo.
Quien sabe si lo logrará
en el último minuto o en el descuento… ¿Qué opinas?
8- Los 110.
Estos mis protagonistas
de este artículo van más allá: 9 planetas, no. Mejor 110. Pero en este caso, tal como he escrito antes extensamente, esta
ampliación no estaría motivada por ningún descubrimiento de nuevos astros sino nuevamente
por el intento de resaltar un ego exacerbado haciendo que la gente preste más
atención al buen trabajo que están realizando en el estudio de un astro que
oficialmente se llama 134340 Plutón y tiene la categoría que tiene.
Así somos algunos de los
habitantes del tercer planeta.
Ya lo dijo Einstein, y
creo que no es la primera vez que lo pongo:
“Hay dos cosas infinitas: El
Universo y la estupidez humana; aunque de la primera no estoy totalmente seguro"
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