Tres circunstancias que han ocurrido estos días me han impulsado a escribir sobre el movimiento aparente de la Luna en nuestro cielo
1 - Júpiter y la Luna intercambian posiciones.
El pasado miércoles cuando después de desayunar estaba preparando
las cosas para in a trabajar (a mi cielo) recibí un whatsApp:
“¿Eso que hay al lado de la Luna
es Venus?”
No podía ser el segundo planeta, el llamado lucero del alba,
porque ahora se ve al principio de la noche y hasta abril no se verá por la
mañana. En principio no estaba seguro de a qué se podría referir porque yo no
había consultado la situación o las posiciones de la Luna estos días, pero como quien
me lo preguntaba ha visto muchas veces a Venus, porque yo se lo he enseñado,
debería estar viendo algo muy brillante, cercano a la ecliptica por estarlo
respeto a la Luna , y solo había una opción:
- “No. Será Júpiter” - Le contesté antes de mirar por la
ventana y comprobarlo, y de paso aprovechar para tomar unas fotos de la pareja
sin siquiera montar el trípode porque andaba ya con prisa.
La Luna y júpiter antes del amanecer el 15-2-17 |
A la mañana siguiente aproximadamente a la misma hora, allí
estaban otra vez los dos, pero habían intercambiado las posiciones.
Los mismos protagonistas la mañana siguiente. |
En realidad era la
Luna la que se había pasado al otro lado, y Júpiter no se
había movido apenas nada respecto al fondo de las estrellas.
Aunque alguien podría decir que no. Que en esas 24 horas la Luna se había movido más
despacio y se había dejado adelantar porque, aunque no sea muy ortodoxo, todo
es relativo y depende de la referencia que se tome.
Si observamos el movimiento
aparente de los astros en la bóveda celeste hacia el Oeste, lo cierto es que en
ese movimiento relativo, “la Luna
es más perezosa que las estrellas”, como escribí un uno de mis libros
“Preguntas que surgen al mirar al cielo” y por ello se habría dejado adelantar
por Júpiter y por las estrellas.
Aunque en principio me lamenté de no haberlo previsto y
haberme perdido el momento del adelantamiento, enseguida me dí cuenta que no
había estado en mi mano porque eso había ocurrido cuando en Bilbao era de día,
sin la posibilidad de ver a Júpiter, y una imposibilidad mucho mayor, cuando ambos
astros estaban por debajo del horizonte.
Puestos a imaginar, como el tema de la situación y la
distinta visión de la Luna
respecto a otros astros desde diferentes lugares lo había analizado hace muy
poco en “Un triángulo descompensado”, enseguida encontré la
zona adecuada: El océano Pacífico y la costa Este de Asia. Además dio la
casualidad de que en esos momentos se produjo una alineación también con la
estrella Spica, y aprovechando una de las fotos del miércoles he colocado la Luna en esa imagen en el
lugar en que estuvo en aquellos momentos (su brillo sería muchísimo mayor,
comparado con el de Júpiter y Spica)
2- La “pregunta sin
respuesta”
Frecuentemente me hacen una pregunta similar pero en otro
contexto: "¿Cuál es esa estrella tan brillante que se ve al lado de la Luna ?
Ultimamente la he
vuelto a oír de boca de varios profesores de los grupos de alumnado que acuden
diariamente al Aula de Astronomía de Durango, debido a que, además de Júpiter,
también Venus se ha visto recientemente cerca de nuestro satélite.
No es lo mismo que antes, porque en (1) me refería a algo
que se estaba viendo en ese momento y lo de ahora (2) es algo en que se fijaron
“hace unas noches, cuando estuvo despejado”.
- “Depende de qué día la viste”- Suelo responder
Porque la Luna
se mueve mucho de un día a otro sobre el fondo estrellado y si una noche está
junto a una determinada estrella, unos pocos días después ya estará muy lejos,
quizás cerca de “otra estrella”.
Imagen de |
Lo que ocurre es que cuando tiene próximo algún astro
brillante (habitualmente será un planeta: Venus, Júpiter o también Marte en sus
buenas épocas) llama la atención y la gente se fija. Si no hay nada cerca no se
da cuenta, y cuando vuelve a tener próximo otro astro brillante instintivamente
puede pensarse que es el mismo que la otra vez y que siempre está junto a la Luna.
Quienes conocen el cielo y el movimiento propio y evidente de
la Luna quizás
les extrañe esta historia. O no, porque seguramente a ellos también les hayan hecho esa pregunta alguna vez.
Pero saben que debido a ese movimiento propio, nuestro
satélite, respecto al fondo de las estrellas, aproximadamente en una hora recorre
su diámetro. (Por lo tanto en el cielo, respecto a nuestro horizonte, cada hora
14.5º = 15º-0.5º ya que las estrellas recorren 15º y el diámetro lunar es
aproximadamente 0.5º)
Es lógico porque si tarda 27.3 días en completar una
traslación alrededor de la
Tierra , en girar 360º, en un día serían 360º/27.3=13.2º y en
cada hora 13.2º/24=0.55, casi lo mismo que el diámetro lunar.
Sin embargo esa norma aproximada, fácil de recordar, de “un
diámetro lunar en una hora” no es en absoluto exacta y puede variar bastante,
como se puede deducir de la siguiente cuestión.
3- La reciente
ocultación de Aldebarán por la
Luna
Hace dos semanas, el pasado día 5 de febrero se produjo ese
bonito fenómeno astronómico. Ya lo anuncié hace casi año y medio con motivo de
otro análogo “La Luna le tapa el ojo al toro”.
En este caso no tuve suerte y estuvo totalmente nublado,
pero ya con la motivación puesta, estuve jugando con simuladores gráficos para
ver cómo se vería desde otros lugares, trasteando luego con páginas de
efemérides, y comprobé algo que ya intuía y alguna vez he comentado, pero que
al cuantificarlo me sorprendió que fuese de tal magnitud:
Hay una notable diferencia en la duración de la ocultación
según el lugar en que se observe el fenómeno en casos en los que en ambos el
recorrido de Aldebarán por detrás de la
Luna era máximo, de todo el diámetro lunar.
Evidentemente la duración será mucho menor si se produce
cerca del borde en una ocultación casi rasante o si es atravesando todo el
disco desde lugares opuestos. Pero en situaciones análogas parece demasiado.
Concretamente: En el lugar de coordenadas 30ºN 32ºW la
ocultación duró una hora y 27 minutos, mientras que en 24ºN 33E solo 57
minutos.
A pesar de que en ambos casos la situación era similar, en
el primer lugar, ¡un 50% más que en el
otro!
Como en esas circunstancias solo depende del movimiento
relativo de la Luna
sobre el fondo de las estrellas, queda claro que la Luna se mueve “a su aire” y
no siempre “a la misma velocidad”
En este ejemplo la razón fundamental es que en el segundo
caso la Luna
estaba muy baja, próxima a ocultarse y en el primero bastante alta.
Como esto ya es un poco técnico, lo explico a continuación
en el anexo opcional, pero de cualquier forma, te aconsejo leer los últimos párrafos
Como he escrito antes, y a modo de conclusión, puede decirse
que debido al movimiento de la
Luna alrededor de la Tierra la vemos moverse claramente respecto a las
estrellas. A los planetas también pero muchísimo más despacio, de una noche a
otra en éstos no es apreciable mientras que lo de la Luna se hace evidente.
Pero no se la ve moverse siempre a la misma velocidad, e
incluso en un momento concreto desde unos lugares se la ve más rápida que desde
otros.
Hay varios motivos para esta diferencia de velocidad: dos
muy leves y el tercero bastante apreciable:
- Como su distancia de la Luna a la Tierra no es constante, debido a la segunda ley
de Kepler se moverá un poco más rápida cuando está cerca del perigeo.
- En un mismo momento, desde lugares diferentes el paralaje
podría tener un efecto, pero muy muy pequeño según la dirección de la
trayectoria lunar y la diferente orientación de los dos lugares. El paralaje
influye en su posición observada pero prácticamente nada en su velocidad.
- El principal motivo es que debido a la rotación de la Tierra el observador se está
moviendo y se produce algo similar a la retrogradación planetaria, que
aunque no es tan evidente y nunca llegaríamos a ver retroceder a la Luna sobre el fondo
estrellado, sí reduce bastante su movimiento lógico debido a su traslación.
Esta retrogradación es muy diferente según la latitud del
lugar.
Para no mezclar los efectos de los movimientos aparentes de
toda la bóveda celeste con las estrellas y de la Luna , nos olvidamos del
primero y consideramos el movimiento de la Luna sobre el fondo
estrellado.
Además, como el movimiento de rotación de la Tierra es mucho más rápido
angularmente que el de traslación de la
Luna a su alrededor (aproximadamente 27.3 veces más rápido).
Restando ambos movimientos, supongamos la Luna quieta y analicemos el efecto de la rotación,
esa retrogradación, desde diferentes lugares de la Tierra.
En ese supuesto de la Luna quieta, desde un lugar A en que la Luna está en el meridiano,
alta en el cielo, nos estamos moviendo por la rotación y veríamos retroceder a la Luna. Moverse hacia el Oeste.
Desde un lugar B en que está cerca del ocaso (o del orto)
cerca del horizonte, como el movimiento de este punto B es casi en la dirección (sentido opuesto) de la Luna,
este efecto sería mucho menor.
Representación esquemática de la Tierra y la Luna, en planta desde el Norte. Se ha exagerado mucho el tamaño de la Tierra para poder apreciar los diferentes efectos. |
Por ello, prescindiendo del movimiento de toda la bóveda
celeste, pero considerando las estrellas,
como respecto a ellas siempre se
mueve hacia el Este, desde A vemos vemos moverse a la Luna en esa dirección más lenta
que en B.
Considerando ahora el movimiento apreciable de todos los
astros hacia el Oeste, en A la veremos moverse más rápida que en B.
Los puntos A y B se han colocado en el Ecuador. Este efecto de retrogradación es menor cuanto mayor es la latitud (por ejemplo en C), y será prácticamente
nulo en zonas próximas a los polos (P).
Podemos considerar también que cuando la Luna esté por debajo del
horizonte, (en E) el efecto es el
contrario, pero evidentemente no es observable porque la Tierra no es transparente.
Por eso respecto a las estrellas se movería hacia atrás
(Aquí no pongo Este u Oeste porque la trayectoria está cambiada y podría
confundir) pero más rápido que en A porque el efecto es en el otro sentido, y
considerando todos los movimientos se podría apreciar (supuestamente, porque
¡ojo! seguimos en el supuesto de una Tierra transparente) que se mueve en el
mismo sentido que las estrellas pero más despacio.
Como conclusión final:
Suponiendo un día (o noche) en que la Luna salga exactamente por el
Este y se ponga por el Oeste estando teóricamente el mismo tiempo por encima y
por debajo del horizonte (aparte del efecto de la refracción), en realidad
tarda apreciablemente más desde el orto hasta el ocaso que desde el ocaso hasta
el orto.
Y por ello como siempre que la podemos observar está en el
primer caso (de orto a ocaso), la velocidad con la que la vemos moverse
respecto a las estrellas es siempre más rápida que lo que cabría esperar
haciendo la media.
Parece que la Luna presume de rapidilla (respecto al fondo estrellado)
cuando es observada, pero cuando no la vemos se toma un descanso.
O todo lo contrario, considerando su movimiento aparente en
nuestro cielo prescindiendo de las estrellas.
O por poner un poco de humor entre tanta aridez, parece que es verdad eso que dicen que la Luna es presumida, pero no solo porque mira su imagen reflejada en el agua, sino porque, estemos donde estemos aunque parezca extraño, apreciaremos que pasa más tiempo por encima del horizonte que debajo de él retrasando su puesta y acelerando su salida, lo que parece indicar claramente que quiere que la vean.
O por poner un poco de humor entre tanta aridez, parece que es verdad eso que dicen que la Luna es presumida, pero no solo porque mira su imagen reflejada en el agua, sino porque, estemos donde estemos aunque parezca extraño, apreciaremos que pasa más tiempo por encima del horizonte que debajo de él retrasando su puesta y acelerando su salida, lo que parece indicar claramente que quiere que la vean.
Lo siento. Espero que después de todo esto todavía seas
capaz de discernir qué es más lento o más rápido, o que pienses que todo
depende de la referencia que se tome.
Prometo que el siguiente post será mucho más “agradecido”.
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