Con esta entrada
comienzo una serie de artículos sobre cómo se ve el cielo desde otros astros del Sistema Solar, tal como prometí
el mes pasado en el post “Cielos de otros mundos”.
La mecánica celeste y
el espectáculo que hipotéticamente podríamos observar desde esos lejanos lugares, en ocasiones son
muy distintos a lo que vemos desde la Tierra. Algún ejemplo concreto ya ha
aparecido en este blog de manera aislada, pero ahora voy a recorrer de forma más
sistemática algunos cielos del Sistema
Solar y el primero debe ser el de Mercurio, mi planeta preferido.
Irán apareciendo luego
los de otros astros, pero alternados con otros temas porque en la variedad está
el atractivo de este tipo de blogs.
Mercurio y |
Si Mercurio es el planeta más esquivo, y en parte por ello
su localización y observación en los cielos crepusculares siempre es muy
llamativa, mucho más lo sería la observación del cielo desde allí a pesar de no
tener satélites, no cambiar el color de su cielo, ni verse ningún astro en
fases tan fotogénicas como la
Luna de la imagen
Un planeta con un cielo paradógico
Un planeta con un cielo paradógico
Mercurio es un planeta muy especial y en muchas
circunstancias diferente de los otros 7 debido fundamentalmente a su proximidad
al Sol.
Es el único que prácticamente no tiene atmósfera
(posiblemente por haber sido barrida por la radiación solar), sus dos
movimientos tienen duraciones extremas: el periodo de traslación más rápido de
todos y una lenta rotación (solo Venus gira sobre su eje más despacio) y
también tiene la órbita más excéntrica. Así mismo es el único planeta cuyo eje
de rotación no está inclinado.
Ello da lugar a que se produzcan unas cuantas paradojas, la
mayoría de ellas en la mecánica de su cielo que ahora es lo que nos interesa
A continuación aparecen varias de estas circunstancias. La explicación de algunas, que están relacionadas
con los movimientos del planeta, las dejo para el habitual anexo después
del rombo (que en este caso publicaré de manera separada dentro de unos pocos
días) porque pueden ser algo técnicas. Las marco con un asterisco (*)
1- Mercurio es el lugar
del Sistema Solar en cuyo cielo el Sol brilla con más fuerza y aparece más
grande, pero a pesar de eso pueden verse las estrellas también de día.
El tamaño del Sol evidentemente es debido a la cercanía. A
causa de la excentricidad de la órbita, varía bastante, entre 1,14º y 1,73º. El
que se vean siempre las estrellas y el brillo excepcional del Sol (además del
tamaño) es debido a que no tiene prácticamente atmósfera que difunda la luz
solar. Lo mismo ocurre en la Luna ,
y tanto en eso como en el aspecto de su superficie son astros muy similares.
2- En algunas zonas del
primer planeta el Sol sale dos veces cada día pero en la mayoría de los lugares
solo sale una vez cada dos años.
La extraña circunstancia de los dobles amaneceres y dobles
puestas de Sol en las cercanías de los meridianos 90º y 270º lo explique en el
post “Algo extraño está ocurriendo en Mercurio”, y la segunda parte de esta paradoja aparecerá
en el anexo de este post.(*)
3- La duración del día
en Mercurio según algunas fuentes es el triple de lo que se dice en otras, y
ambas podrían considerarse “correctas” siendo benévolos. (*)
Ambos datos contradictorios se repiten en otras muchas webs |
4- Es el planeta más
rápido, pero desde su superficie se verían moverse los astros en su cielo más
lentos que desde la de cualquier otro planeta.
La
primera circunstancias es debido a que tiene la órbita más pequeña que es recorrida en solo 88
días terrestres, y la segunda a que su rotación es muy lenta.
En este segundo aspecto he hecho un poco de trampa para
redondear el enunciado. En el cielo de Venus los astros se mueven aún más
despacio, pero debido a su densa atmósfera no son visibles desde la superficie del planeta
5- Aunque todos los astros en su cielo se desplazan de Este a Oeste, el más brillante de todos a veces se mueve para atrás, y en total tarda tres veces más en cruzar el cielo que las estrellas (*)
6- Aunque Venus y
Marte se acercan a la Tierra
mucho más que él, si en un viaje imaginario en una fecha elegida al azar
llegásemos a otro planeta (bien a su superficie o en una órbita baja para
evitar las nubes) provistos de un telescopio para observar el cielo, lo más probable es que ese día fuera en
Mercurio desde donde se viese más grande nuestro planeta azul.
Esta circunstancia es consecuencia de que en la mayoría de
las ocasiones Mercurio es el planeta más cercano a la Tierra como expliqué en la entrada más leída de este blog.
7- Desde la Tierra , Mercurio es el más
difícil de observar, pero desde allí nuestro planeta brilla espectacular en su
cielo y es visible todas las noches y todos los días.
Mercurio es difícil de observar desde aquí por ser el planeta más
interior, pero desde allí la
Tierra es planeta exterior, se verá en plena noche, magnífico
cuando esté en oposición. Además y por lo dicho antes también se verá de día,
moviéndose delante o detrás del Sol. Sin embargo también aquí hay una pequeña
trampa en el enunciado porque las noches y los días son tan largos que en la mayoría de ellos la Tierra
pasará por su oposición.
Por supuesto, no será visible cuando se encuentre
exactamente al otro lado del Sol (en conjunción vista desde allí) o muy próximo
a esta posición. Pero eso solo ocurre durante una pequeña parte de la noche o del día.
8- Aunque es el planeta que se
mueve de manera más irregular alrededor del Sol, visto desde cualquier lugar de
Mercurio, el astro rey describe todos los días el mismo recorrido respecto al
horizonte, sale (y se pone) siempre por el mismo punto y no hay estaciones.
La segunda parte es consecuencia directa de que su eje está
situado perpendicular a su plano de traslación, siendo el único caso entre los
planetas del Sistema Solar.
Su movimiento irregular en velocidad y en distancia al Sol
es consecuencia de la excentricidad de su órbita y no tiene nada que ver con la
posición del eje.
9- Hay lugares en
Mercurio desde los que nunca se ve el Sol, y otros desde los que se ve siempre.
La rotación de un planeta origina el día y la noche. Pero
visto desde el polo, el Sol se mueve paralelo al horizonte siempre a la misma
altura y es día perpetuo en primavera y verano y noche perpetua en otoño e
invierno.
Como se acaba de mencionar, en Mercurio el eje no está
inclinado, no hay estaciones y desde el polo el Sol se mueve siempre rozando el
horizonte. En el fondo de un cráter situado cerca del polo nunca llega la luz
solar y en la cima de un monte de esa zona de altura mayor que otros cercanos,
siempre será de día.
El eje de la
Luna está muy poco inclinado respecto a la eclíptica (solo 1.5º, y eso a pesar de que la inclinación de la órbita
lunar respecto a la eclíptica es de más de 5º), y en nuestro satélite se
han encontrado cráteres cuyo fondo siempre está en oscuridad, pero no picos de
luz perpetua.
En Mercurio necesariamente tiene que haberlos.
En algún
lugar cercano al polo (a cada uno de los dos polos) dependiendo de la orografía,
de la altura y situación de los montes o crestas de cráteres de la zona. Si
imaginamos un plano perpendicular al eje de rotación que toque al planeta, como
en la imagen, el punto de tangencia recibirá la luz del Sol siempre.
Situación esquemática de la iluminación que recibe Mercurio del Sol, su eje vertical y la seguridad de la existencia de lugares permanentemente iluminados. |
10- Aunque Mercurio es mi planeta preferido por su sorprendente mecánica celeste, tengo que
reconocer que tiene su parte negativa: (para mi una paradoja más) Es el único mundo del Sistema Solar cuyo
cielo nunca está adornado por ningún astro en fase apreciable.
Desde la
Tierra vemos las fases de la Luna , y con un telescopio también se aprecian las
fases de los planetas interiores, Mercurio y Venus. Los planetas exteriores
apenas tienen cambios en su fase siempre casi llena, como se aprecia en el siguiente gráfico.
Mercurio no tiene satélites ni planetas interiores y en su cielo no se pueden encontrar esos adornos que aparecen casi siempre ilustrando imágenes de supuestos mundos lejanos.
Incluso todos los satélites en el Sistema Solar ven a su planeta mostrando diferentes fases.
Incluso todos los satélites en el Sistema Solar ven a su planeta mostrando diferentes fases.
Debido a que estos días estoy muy atareado, de momento dejo aquí el tema.
El anexo (ya habitual, precedido del rombo) con las explicaciones que faltan, indicadas
con (*), aparecen en la segunda parte de este artículo.
Todas esas cuestiones están relacionadas con las especiales
circunstancias que se dan en los movimientos de rotación y traslación del
primer planeta, que en mi opinión originan las situaciones más sorprendentes.
Ya lo puedes leer esa segunda parte en este enlace.
Ya lo puedes leer esa segunda parte en este enlace.
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