Mañana, 8 de octubre se celebra el día internacional de
observación de la Luna.
Pero no es por eso por lo que voy a hablar de nuestro
satélite, ya que la fecha de hoy, y la idea de publicar este post, la tenía
apuntada desde mucho antes de que me enterase de lo de mañana, de que entre los
numerosos “dia mundial de …” (aunque en este caso en algunos lugares se habla
de “la noche mundial de“) que ya no caben en el calendario, a alguien se le
haya ocurrido éste, como suele decirse, como si los demás días “no hubiera que mirar
a la Luna ”
La razón de que dedique este post a la Luna es otra: Hoy 7 de
octubre se cumplen los años, exactamente 57 de que supiéramos cómo era “la otra
cara” que, por cierto, tiene un aspecto muy diferente a la que estamos
acostumbrados a ver.
La cara oculta apenas tiene zonas oscuras, los llamados "mares" que son amplias llanuras, por supuesto sin agua aunque antiguamente así lo creyeran y les dieran ese nombre |
Los miles o millones de personas que este 8 de octubre miren
Cara oculta y cara
oscura
A veces se confunde “la cara oculta” de la Luna con “la cara oscura”,
pero mientras la primera es una zona fija, la cara oscura es la zona que no
recibe los rayos solares y va variando, porque allí también hay días y noches.
En principio ninguna de las dos es visible. La primera porque está en el lado de atrás, y la
segunda porque no tiene luz propia, y su cambio origina las fases, aunque en
ocasiones se ve tenuamente la zona oscura en la llamada luz cenicienta sobre
la que escribí este post: La luz cenicienta de la Luna
Cuando hay Luna llena coincide la cara oculta con la cara oscura, en los cuartos creciente y menguante se solapan mitad con mitad, y en la Luna nueva la cara oculta coincide con la cara iluminada.
Pero …¿La Luna rota sobre su eje, o no
rota?
Me suelen hacer muchas veces esta pregunta porque “parece lógico
que si siempre le vemos el mismo lado, será porque no rota”.
Si. Como todos los astros, la Luna también rota, pero tarda
lo mismo en dar una vuelta sobre su eje que en completar su revolución
alrededor de la Tierra
y por ello desde nuestra perspectiva terrestre no la vemos girar.
A veces esto no es fácil de entender, pero hay un método
sencillo para visualizarlo con una escenificación: Una persona (o un objeto) hace
de Tierra, otra gira a su alrededor simulando la Luna moviéndose de manera natural.
La primera siempre le ve la misma cara de la otra,
pero la que ha representado la
Luna ha ido mirando en todas las direcciones y ha observado
todas las paredes de la habitación. Ha rotado. Esto se representa en la figura A del siguiente gráfico:
El gráfico representa (visto desde arriba) a una persona simulando los movimientos de la Luna. |
Después de esto siempre suele haber alguien que dice que eso
no es rotar sobre su eje, y la manera de convencerlo es que quien represente la Luna dé otra vuelta alrededor
de la Tierra
pero siempre mirando en una misma dirección. Con cuidado de no tropezarse porque en unos tramos caminará hacia atrás y de lado.
Si la Luna
no rotase, se movería como en la figura B), siempre mirando en la misma
dirección, pero en este caso desde la
Tierra se le han visto las dos lados de la Luna.
- “Pero eso no es rotar” me han insistido más de una vez.
Sí es rotar, porque los astrónomos definen la rotación y su
duración tomando siempre referencias externas (sidéreas). Incluso alguna vez mi
interlocutor no ha querido aceptar mi razonamiento, pero no hay problema: Lo
importante es conocer la situación, visualizar y entender cómo se mueve la Luna , y si a eso le quieres
llamar “no rotar”, pues cada uno en su casa le puede llamar a las cosas como
quiera.
Pero los astrónomos lo llaman rotar. En una ocasión, ante su insistencia (se trataba de un compañero de tareas docentes) no me quedó más remedio que ser un poco impertinente: -"En todos los libros leerás que eso es rotar. Si quieres encontrar uno en que ponga lo contrario, tendrás que escribirlo tú" - Le dije
Cuando la Luna se quedó mirándonos
Curiosamente la cara visible de la Luna , la que está
permanentemente dirigida hacia la
Tierra , tiene forma de una cara humana según muchas opiniones
y antiguas tradiciones. Es posible imaginar los ojos y la boca en los mares
lunares, de superficie sólida pero más oscura que el resto. La cara oculta es
mucho más uniforme, como el pelo por la parte posterior de una cabeza, el
cogote.
Pero hace miles de millones de años la Luna iba enseñando
sucesivamente toda su superficie a la Tierra. Hay varias teorías
diferentes que tratan de explicar el motivo por el que precisamente en la cara
visible haya esas grandes manchas oscuras y en la cara oculta no. La última de
ellas que, como es habitual, se ha postulado como la definitiva, se hizo
pública hace solo unos meses y le echa la culpa al calor que desprendía la Tierra todavía
incandescente cuando quedó sincronizada, como se recoge, junto a otras teorías, en este interesante artículo. http://danielmarin.naukas.com/2014/06/10/por-que-la-cara-oculta-de-la-luna-tiene-mares/
Pero el hecho, previo, de que la Luna tarde exactamente lo
mismo en completar su rotación y su traslación y por ello nos enseñe siempre la
misma cara podría parecer que es una tremenda casualidad, aunque lo cierto es
que ocurre en casi todos los satélites del Sistema Solar, y siendo así está
claro que tiene que haber un motivo.
Echándole imaginación alguien podría inventarse un cuento
infantil en el que la situación se fue adecuando para que la Luna , muy educada ella, se nos quedara mirando de frente, sin darnos nunca la espalda. Eso no estaría de
acuerdo con la teoría citada, pero sí con alguna otra.
Hace miles de millones de años la Luna rotaba mucho más rápido
pero se fue frenando por las fuerzas de marea. De la misma manera, aunque eso
parezca otro tema, también la rotación de la Tierra se está ralentizando a un ritmo muy leve
pero constante de 0.0017 segundos
cada siglo por el mismo motivo. En el
anexo después de rombo lo explico.
La Luna se ladea
A pesar de que está obligada a ser pudorosa y no enseñar lo
que no debe, como si fuera un juego de vanidad, “que no te puedo enseñar …,
pero me insinúo”, nuestro satélite se contorsiona ligeramente y a veces se
puede ver un poco más por uno de los lados o por arriba o abajo. A este
fenómeno se denomina “libraciones” y se debe por un lado a que la Tierra no está en el centro
de la órbita lunar y la perspectiva cambia ligeramente (libración en longitud,
lateralidad horizontal) y, así mismo, al hecho de que su órbita esté un poco
inclinada. (libración en latitud, vertical).
En total puede se conoce un 59% de la superficie lunar
mediante observaciones desde la
Tierra porque toda esa zona ha sido visible en un momento o
en otro.
Casi todos los
satélites enseñan siempre una misma cara a su planeta.
Para entender el proceso que modificó la rotación lunar y dejó a nuestro satélite enseñándonos siempre la
misma cara, y que es igual en la mayoría de los satélites del Sistema Solar,
conviene empezar por el final: También la Tierra se está frenando en su rotación, por el
efecto de las mareas. Precisamente por culpa de la Luna , principalmente.
Por la atracción lunar, se producen las mareas. La zona de
marea alta se va moviendo hacia el Oeste porque al rotar la Tierra hacia el Este, la Luna se va quedando atrasada
y con ello también la marea alta. (La
Luna también se mueve en la misma dirección de la rotación
terrestre pero mucho más lentamente)
Es como si una enorme ola se desplazase por el océano hacia
el Oeste. Esa ola, dos veces al día (cada día – salvo excepciones puntuales- hay
dos mareas altas en un lugar dado) choca contra las costas orientales de
América (la ola de marea del Atlántico) y Asia-África (la del Pacífico e
Indico) e intuitivamente se entiende que esto debe frenar la rotación de la Tierra , aunque el ritmo es
muy lento.
Hace miles de millones de años la Luna giraba mucho más rápido
que ahora, y también tenía mareas que se iban desplazando. ¡Pero si en la Luna no hay agua!. Pero se
producían mareas sólidas. Como también ahora ocurre en la Tierra (aparte de la subida
y bajada del agua de los océanos) el terreno rocoso subía y bajaba, y este
movimiento disipaba gran cantidad de energía y por ello la rotación también se
fue ralentizando. Pero este proceso terminó cuando la duración de la rotación
al irse acortando, coincidió con la de la traslación.
¿Por qué acabo? Porque en ese momento al enseñarnos la misma
cara, las mareas no se desplazan. La marea alta se quedó mirando a la Tierra y la Luna quedó ligeramente abombada (el diámetro lunar medido en dirección hacia la Tierra es ligeramente superior que su perpendicular) Al no moverse la marea, se acaba la causa del cambio de duración de
la rotación. Si hubiera seguido ralentizándose hubiera surgido una fuerza de
marea en sentido contrario que la hubiera devuelto a la misma situación de
acoplamiento.
Como se ha dicho, casi todos los satélites del Sistema Solar
tienen la rotación sincronizada y muestran la misma cara al planeta. Son
excepciones notables el satélite de
Saturno Hiperión, y los pequeños satélites de Plutón Nix e Hydra, y
probablemente también Kerberos y Styx que tienen una rotación caótica e
imprevisible porque sus ejes de giro oscilan muy rápidamente debido a la acción gravitatoria de otro satélites mucho más grande y de órbita relativamente cercana.
Tierra y Luna se
encararán
Dentro de varios miles de millones de años, a la Tierra le ocurrirá lo
mismo. Como su rotación va ralentizándose, llegará a coincidir también con la
traslación Lunar y desaparecerán las mareas debidas a la Luna (las más evidentes y
efectivas)
Aunque posteriormente las mareas solares, mucho más pequeñas,
seguirán modificando muy levemente la duración de la rotación terrestre y con
ello también la rotación y traslación lunar, la Tierra y la Luna habrán quedado ya
encaradas para siempre: La Luna
seguirá mostrando la misma cara y también la Tierra mostrará una misma cara siempre a la Luna.
Aquí no quedará nadie para verlo, pero la Luna se quedaría clavada en
el cielo, y todavía no se puede calcular si será visible desde Europa, desde
América o desde Australia.
Visto desde la
Tierra , el Sol se moverá (habrá días y noches), las estrellas
también se moverán, pero la Luna
no. De la misma manera que ahora desde la Luna , la Tierra se ve prácticamente inmóvil, tal como
conté en este post: El cielo de la Luna
En el Sistema Solar hay un caso muy significativo donde esto
ya ha ocurrido: Además de algunos asteroides binarios (hace poco
hablaba de los asteroides Antíope A y B y sus amaneceres), Plutón y su gran
satélite Caronte constituyen el único ejemplo conocido de un astro de tamaño
considerable que está mirándose cara a cara con su satélite.
Este proceso que se ha descrito tiene otra consecuencia
importante: Mientras la rotación de la
Luna fue disminuyendo, y ahora mientras lo hace la rotación de la
propia Tierra, ambos astros se están alejando como consecuencia de ello.
Paradógicamente, la atracción gravitatoria mutua hace que cada vez estén más separados, cual amantes maldecidos por los dioses.
Paradógicamente, la atracción gravitatoria mutua hace que cada vez estén más separados, cual amantes maldecidos por los dioses.
Hay un principio físico, la conservación del momento
angular, según el cual un cuerpo (o un sistema de varios cuerpos) que esté
girando, cambiará su velocidad de giro si cambia la distancia de sus puntos al
centro del giro. Es el típico caso de un patinador que se impulsa para girar
con los brazos extendidos, y posteriormente sin coger más impulso, consigue
aumentar la velocidad del giro al acercar os brazos al cuerpo.
Los físicos utilizan una fórmula: L=rxmv cuyo resultado se mantiene constante. Si la
distancia r disminuye, la velocidad v aumenta (en el caso del patinador) o si la
velocidad disminuye, la distancia tiene que aumentar, en el caso del sistema de
un planeta y su satélite porque el otro factor la masa total m no varía. En este caso el momento angular L del sistema, sería la suma de los momentos de ambos astros, y la variación de la velocidad de rotación de cualquiera de ellos originaría una modificación de la distancia entre ambos, r.
Como la rotación de la Tierra está disminuyendo, la distancia de la Luna debe aumentar y así
nuestro satélite está cada vez más lejos. Cada año se aleja 3.8 centímetros .
Al ser la traslación lunar más lenta que la rotación terrestre,
la marea producida por
|
En la mayoría de los satélites del Sistema Solar ocurre esto
mismo, pero hay excepciones:
A) Si la traslación del satélite es más rápida que la rotación del planeta, las mareas se mueven en sentido contrario e impulsan la rotación del planeta en vez de frenarlo, y por tanto el satélite debe acercarse (si el patinador gira más rápido es porque ha acercado los brazos.). Este caso se da en el satélite Fobos de Marte, que acabará cayendo e impactando en el planeta rojo.
B) Si la traslación del satélite tiene sentido contrario a la rotación del planeta, las mareas frenan la rotación de dicho planeta. Pero como el movimiento es en sentido contrario, en la fórmula aparece un signo negativo. Disminuir el valor absoluto de un número negativo significa aumentar el valor real. Si la velocidad angular aumenta, para conservarse el momento angular debe disminuir la distancia, y el satélite se acercará cada vez más al planeta.
La inmensa mayoría de los astros del sistema solar rotan y
se trasladan en el mismo sentido (vistos desde el Norte en sentido contrario a
las agujas de un reloj), pero hay algunas excepciones, entre ellas la
traslación de Tritón, el gran satélite de Neptuno, que por lo tanto también
está condenado a impactar con su planeta en un futuro lejano.
Hay una regla nemotécnica muy sencilla para recordar estas circunstancias de los satélites que se acercan e impactarán con su planeta: Un satélite, al igual que un coche que va por la autopista, si
va demasiado deprisa o en sentido contrario, acabará chocando.
Tritón gira alrededor de Neptuno en sentido contrario que la rotación del planeta y también acabará impactando con él. |
Betikolez oso ona. Los chinos quieren mandar un rover a la cara oculta el 2018. Veremos si aclara el tema de la ausencia de mares.
ResponderEliminarEskerrik asko, Ruben. No sabía lo de los chinos. Es interesante que se vuelva a investigar sobre el terreno.
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