Si cumples los años estos días o en los primeros de agosto y
leíste este blog el pasado diciembre ,
ya sabes que los astrólogos te engañan porque te dicen que
eres “Leo” cuando en realidad tu
constelación es “Cáncer”, y que este
desajuste que se produce en el 90% de los casos, se debe a “la precesión de los equinoccios”.
Es posible que ya lo supieras antes, porque es el típico
ejemplo que suele ponerse de los efectos de ese fenómeno de nombre tan raro y
que pocas veces suele explicarse en qué consiste y cómo afecta a estos temas.
Pero este fenómeno de la precesión tiene otras
consecuencias, y como precisamente tengo intención de citarlas en varias
entradas del blog este próximo mes de agosto, voy a dedicarle este artículo
ahora aunque no parezca el momento más adecuado por ser un tema técnico y poco
constatable.
Ahora mismo en el hemisferio Norte es Verano. Vacaciones, calor,
días largos,…. Pero cuando la
Tierra estaba en el mismo punto de su órbita que ahora, aquí
mismo, hace 10000 años estaba acabando el invierno.
La situación ha cambiado debido precisamente a la precesión
de los equinoccios, que tiene efectos en la variación de las fechas en que
ocurren determinados fenómenos astronómicos
La precesión de los equinoccios es uno de los 4 movimientos principales
de la Tierra :
Rotación, traslación, precesión, nutación, … y a veces se cita alguno más de
muy pequeña entidad.
Consiste en la oscilación del eje de rotación de nuestro
planeta, tal como lo hace un trompo debido a que la Tierra no es totalmente
esférica y a que el eje de rotación está inclinado respecto a la vertical al
plano de su órbita de traslación. Las fuerzas de marea tienden a llevar el
exceso de masa presente en las proximidades del ecuador hacia el plano de la eclíptica
y esto origina el paulatino cambio de dirección del eje, lo mismo que la
gravedad terrestre afecta al eje del trompo.
En el caso de nuestro planeta el movimiento es muy lento. Se
completa cada 25776 años, o cada 25775
vueltas de la Tierra
alrededor del Sol.
El extraño nombre “precesión de los equinoccios” proviene de
que, a causa de esta oscilación, los lugares que ocupa la Tierra en su órbita cuando
cada año se produce el equinoccio de primavera (este es el que se toma como
referencia, pero en realidad ambos equinoccios) van cambiando hacia atrás,
ocurren en un punto anterior en la órbita, van “precediendo”.
Sin investigar en razones lingüísticas, que no es mi campo,
parece muy probable que este término “precesión” con origen astronómico diese
nombre al fenómeno físico de los cuerpos giratorios que “preceden” como la Tierra o el trompo.
Este movimiento de precesión tiene varios efectos, que
citaré en el anexo, pero el que ahora me interesa es el hecho de que el lugar
que ocupa la Tierra
en su órbita en una determinada fecha no sea fijo, sino que vaya cambiando
ligeramente a lo largo de los siglos.
La fecha no depende del lugar en que estéla Tierra en
su camino alrededor del Sol sino de los días que hayan pasado desde una referencia
concreta que va moviéndose respecto
a un punto concreto de la órbita. Podría tomarse el comienzo del año, o el equinoccio de primavera que es la
referencia clásica y la clave histórica de la manera de realizar el
ajuste.
Porque eso que aprendimos en la escuela de que el año es la duración de la traslación dela Tierra alrededor del Sol no
es del todo correcto. La diferencia es muy pequeña (el año es 20.4 minutos más corto que la taslación) y para un
niño sería muy complicado entender la definición exacta de año, por lo que hay
que enseñarlo así.
La fecha no depende del lugar en que esté
Porque eso que aprendimos en la escuela de que el año es la duración de la traslación de
El concepto de año es muchísimo más antiguo que el conocimiento de que la Tierra girase alrededor del Sol. Es algo observable en la naturaleza, desde la antigüedad estaba definido, y se había calculado su duración exacta.
Tal como expliqué en otro artículo (Midiendo el tiempo),
tanto la duración del año como la del día son circunstancias observables que
están relacionadas con los movimientos de la Tierra y son consecuencia de ellos pero ninguno
de los dos coincide con la duración de éstos.
El año es la duración
del ciclo de las estaciones. Las estaciones se deben a la inclinación del eje de la Tierra. En breves periodos de tiempo (una vida) este eje apenas se mueve, y por eso casi coinciden ambos periodos. Pero con el paso de los siglos se van desajustando.
En la antigüedad casi todas las civilizaciones tomaban como
inicio del año el comienzo de la primavera, cuando la naturaleza resurgía de su
letargo invernal y comenzaba un nuevo ciclo vital. Astronómicamente también el
equinoccio de primavera es el momento de referencia. En esa fecha el Sol sale
exactamente por el Este en un horizonte plano, por el punto intermedio
considerando todos los días del año, y eso es consecuencia de que el astro rey
se encuentra en el plano del ecuador terrestre. Ocurre el 21 de marzo, con
ligeras variaciones por el arreglo de los años bisiestos y esa fecha quedó
fijada en el concilio de Nicea en el siglo IV como se vio en ésta entrada.
Pero si el eje terrestre va girando, el lugar de la órbita
en que ocurre el equinoccio también se va moviendo, y por ello la posición que
ocupa la Tierra
en la fecha del 21 de marzo irá variando (y con él todas las demás fechas), como se puede apreciar en este gráfico,
que ya lo puse en el citado artículo sobre la medida del tiempo.
Aunque sea muy poco a poco (cada siglo casi un día y medio)
la posición que ocupa nuestro planeta en cualquier fecha se va desplazando, y la fecha en que ocurren los fenómenos
astronómicos que dependen de la posición de la Tierra en su órbita, irá
cambiando según van pasando los siglos.
En la antigüedad era imposible calcular la duración de la
traslación de la Tierra ,
pero era posible medir exactamente la duración del ciclo de las estaciones a
partir del Sol o de la posición de las estrellas respecto a él, como se hizo en
el antiguo Egipto, sobre lo que escribiré próximamente.
Hoy en día, podría tomarse como año la duración de la
traslación, y no plantearía problemas a corto plazo. Las estaciones se irían
desplazando respecto al calendario pero de una manera tan leve que en toda una
vida no sería apreciable porque el error sería apenas de un día y las sucesivas
generaciones se adaptarían de manera natural a su situación.
Con lo caprichoso que es el ser humano, hasta sería posible
que algún mandatario con gran influencia mundial decidiera hacerlo. Pero la
iglesia católica fijó las normas de elaboración del calendario para mantener la
fecha de la muerte de Cristo según el calendario judío, ello implica utilizar
el ciclo estacional, y seguramente se opondría al cambio.
Al margen de esta cuestión que altera el calendario, hay
otros efectos que se deducen más directamente del movimiento de la precisión de
los equinoccios, incluso más inmediatos.
Varios son los aspectos que van modificándose poco a poco
debido a la precesión de los equinoccios.
- La estrella polar, que está en la proyección del eje
terrestre y por lo tanto la vemos fija en el cielo en el giro aparente debido a
la rotación terrestre, va cambiando a lo largo de los siglos.
La estrella a la que actualmente apunta el eje, la que
llamamos Polar (Polaris, alfa de la Osa Menor ) irá perdiendo esas características y dentro
de unos 13000 años (como también ocurrió hace 13000 años) la nueva estrella
polar será Vega (alfa de Lira), mucho más brillante y será una referencia muy
sencilla para orientarse, en el caso muy poco probable de que en esa época quede alguien a quien le interese o necesite
orientarse con las estrellas.
- El ecuador celeste,
circulo máximo cuyos puntos son equidistantes con el polo celeste, va cambiando
de posición respecto a las constelaciones al cambiar éste. Actualmente la línea
del ecuador celeste corta casi exactamente por la mitad a la llamativa
constelación de Orión, que casualmente es simétrica y se reparte casi por igual
entre los dos hemisferios, pero esta referencia tan significativa se perderá
totalmente y esta espectacular constelación pasará, dentro de los citados 13000 años, a estar totalmente en el
hemisferio Sur celeste y será visible mucho más alta y durante mucho más tiempo
desde el hemisferio austral.
En compensación, la espectacular zona de Sagitario y Escorpio en la dirección del centro galáctico dejará de ser lugar
privilegiado para observar desde el Sur y las condiciones serán mucho mejores
desde el Hemisferio Norte.
Sagitario y Escorpio
desde Araúzo de Torre, 25-7-2016
|
Gracias Esteban por esta clara explicación del movimiento de precesión de los equinoccios.
ResponderEliminarMe asalta una duda: ¿en qué medida pasados esos 11000 años las constelaciones zodiacales se verían afectadas para “cambiar” nuestros signos de forma que entraran nuevas constelaciones?
Seguro que sería un aliciente encontrar nuevas constelaciones para los crédulos en el horóscopo ;-)
Un saludo y gracias por todo tu trabajo veraniego.
Hola Rafa. Hay una explicación más detallada de ese tema en este otro post: http://www.tercerplaneta.net/2015/11/en-el-dominio-de-ofiuco.html
ResponderEliminarCon el paso de los siglos las fechas se van desplazando por el efecto de la precesión y en 11000 años habría dado media vuelta desde que hace unos 2000 años se fijaron las fechas de los signos zodicales (2000+11000 son 13000 que es la mitad del ciclo de precesión). A causa de este efecto la eclíptica no atravesará nuevas constelaciones. El que ahora recorra 13 constelaciones (también Ofiuco) en vez de 12 no es consecuencia de ello, sino de que en 1930 se fijaron fronteras concretas entre las constelaciones.
Hay otras modificaciones de la órbita terrestre que sí podrían cambiar ésto pero en muy pequeña medida: el cambio en la inclinación del eje (el valor ángulo, no la dirección)y la modificación del plano de la eclíptica. Ambas son muy leves, sus periodos son mucho mayores (41000 y 100000 años respectivamente) y como mucho podrían ocasionar que el Sol penetrase en la constelación de Cetus -la ballena- ligeramente a finales de marzo, lo que según algunos mapas de constelaciones ya ocurre(en la mayoría de los trazados la frontera toca justo la eclíptica.
es muy bueno
ResponderEliminarMuchas gracias, Oscar
EliminarLos signos son lugares vacíos x decirlo así más basados x el movimiento de traslación de la Tierra en ciertos lugares del espacio con respecto al sol, dividido en 12 lugares pero son vacíos y fijos, NO son las constelaciones aunq tengan el mismo nombre, en la antigüedad coincidían el lugar q se encontraban pero no son las constelaciones, los signos x lo tanto no cambiarán
ResponderEliminarEs x eso q tampoco hay el signo de Ofiuco xq los signos no son las constelaciones aunq tengan el mismo nombre. Y para el movimiento de presecion más bien lo dividen en eras, q como dijeron son de 25776 años aprox, estos se dividen en 12 q son más de 2000 años y esas son las llamadas eras astrológicas.
ResponderEliminarVale. Gracias por tus comentarios.
Eliminar