Se ha comenzado a emitir nuevamente en televisión la mítica serie
COSMOS, para muchos la mejor serie televisiva sobre el universo o incluso sobre
ciencia, al menos en la primera versión de Carl Sagan y teniendo en cuenta el momento
en que se hizo. Lo que no se puede negar es que sembró en muchas personas la afición por este apasionante mundo de los astros. En esta ocasión se emite la versión
nueva, con una presentación al principio de cada capítulo a cargo de Carlos
Sobera.
Pero a pesar de que todo son parabienes, y de las magníficas
descripciones e imágenes que aparecen, en ella se comete una vez más el error
(se supone que intencionado para darle mayor espectacularidad) de representar
el cinturón de asteroides de una manera muy alejada de la realidad. Un montón
de rocas cercanas unas a otras que la nave de Cosmos va esquivando dificultosamente
casi teniendo que hacer un slalom.
No recuerdo cómo representaba Sagan este aspecto, ni si yo sabía en aquella época cómo era esa zona del Sistema Solar; pero tenía la vana esperanza ahora, de que cuando la imaginaria nave fuese de Marte a Júpiter no encontrara tantos pedruscos. Y me he llevado una desilusión.
No recuerdo cómo representaba Sagan este aspecto, ni si yo sabía en aquella época cómo era esa zona del Sistema Solar; pero tenía la vana esperanza ahora, de que cuando la imaginaria nave fuese de Marte a Júpiter no encontrara tantos pedruscos. Y me he llevado una desilusión.
Es curioso constatar que prácticamente ninguna imagen de
esta zona del sistema solar que podamos encontrar en cualquier lugar se ajusta a la realidad.
En el cinturón de asteroides hay millones de estos astros. Pero la
inmensa región en la que están distribuidos y el pequeño tamaño de la mayoría
hacen que si estuviéramos en uno de ellos lo normal es que no viésemos ningún
otro. Su cielo sería como el nuestro, las mismas constelaciones y planetas (uno más, la Tierra ), y quizás muy de vez en cuando algún débil puntito si casualmente algún otro asteroide pasase por las cercanías. Nada más.
Pero existe un estereotipo de zona repleta de obstáculos y
parece que atravesarlo sería casi una misión suicida. En realidad una nave que
viajara al azar hacia la órbita de Júpiter, atravesando esta zona, tendría
mucho más peligro de chocar con Marte que con algún asteroide. Marte tiene una
superficie mucho mayor que la de todos los asteroides juntos.
Sin embargo en casi todas las ilustraciones, en webs, comics, e incluso libros de texto se representa de otra manera. Quizás el motivo es que no hay
alternativa si lo quiero representar, porque hacerlo tal como es, sería no
dibujar nada.
Incluso la
NASA lo hace de esta manera en carteles y anuncios, y evidentemente saben que no es así.
Uno de los carteles "oficiales" elaborados por la NASA para ilustrar la misión DOWN a los asteroides Vesta y Ceres tomada de http://pics-about.space/dawn-of-the-nasa-space-mission-photos?p=1 |
No se trata de poner pegas a una serie como COSMOS, que es magnífica y
que tomándose este tipo de licencias hará los vídeos más espectaculares, más
atractivos y seguramente conseguirá más audiencia y con ello difundirá más la
ciencia. Pero eso suena a maquiavelismo, porque si se trata de informar y enseñar, y las cosas son de una manera ¿puede algún objetivo justificar la mentira? ¿Y lo puede hacer una serie tan prestigiosa como Cosmos?
Quizás sea cargar las tintas en un asunto sin importancia, pero se trata de constatar cómo para hacer atractivo algo a veces hay que engañar, y cómo hay ideas que todos las tenemos incorrectas porque nos lo contaron mal.
Quizás sea cargar las tintas en un asunto sin importancia, pero se trata de constatar cómo para hacer atractivo algo a veces hay que engañar, y cómo hay ideas que todos las tenemos incorrectas porque nos lo contaron mal.
La inmensa mayoría de la gente piensa que el cinturón de
asteroides es de otra manera diferente de como es, y no es culpa suya.
Hay algunas excepciones de asteroides tales que desde su
superficie se verían claramente otros asteroides. Son aquellos que tienen satélites.
El primero descubierto fue Dáctil, satélite de Ida, en 1993 cuando la sonda espacial Galileo pasó
cerca de Ida, y sorpresivamente en la fotografía que envió de este mundo
aparecía un pequeño compañero. Ahora ya se conocen muchos.
Imagen de Ida y Dáctil, foto tomada de https://es.wikipedia.org/wiki/(243)_Ida |
Algunos opinan que en realidad el primero fue Caronte el
satélite de Plutón si al explaneta lo consideramos como un asteroide del
cinturón de Kuiper.
Existen también casos de asteroides casi gemelos como
Antiope, que están muy cercanos entre sí.
El asteroide doble Antiope en una imagen artística tomada de http://www.le-ciel.eu/passage_asteroide_1998_qe2.html |
Los dos asteroides tienen sus rotaciones sincronizadas, de manera que podríamos
situarnos en un punto de uno de ellos y tendríamos permanentemente al otro
sobre nuestra cabeza ocupando casi todo el cielo.
Se han encontrado también varios satélites de un mismo
asteroide. El primer caso fue
Sylvia, circundada por Rómulo y Remo.
Imagen artística de Sylvia con sus dos satélites tomada de http://www.ecured.cu/index.php/Asteroide_Silvia |
La historia de sus nombramientos fue cuando menos curiosa, si no
sorprendente. La recojo aquí porque a veces es bueno y relaja mezclar
tecnicismos con chismorreos.
Sylvia fue descubierto por el astrónomo Pogson, discipulo
del gran astrónomo francés Camille Flamarion. Pogson propuso el nombre de
Sylvia, y el astrónomo estadounidense Paul Herge publicó que lo había hecho
en honor de Sylvie Patiaux, primera esposa de Flamarión. No se sabe si había
algo raro en ello porque Pogson se apresuró a negar esa intención y dijo que no era por la mujer de Flamarion, sino por el personaje pseudomitológico romano Rea Silvia (lo cual resulta algo extraño porque lo lógico habría sido
proponer el nombre completo o solo el primer nombre pero nunca el segundo) Resulta que Rea Sylvia tenía dos hijos gemelos, los conocidos Rómulo y Remo, y una rocambolesca casualidad le proporcionó una cohartada a Pogson casi 140 años después cuando se descubrió que este asteroide tenía dos
pequeños satélites (Sylvia fue el primer asteroide con 2 satélites), que lógicamente recibieron esos nombres. Pero para acabar de
enmendar la plana a Pogson, hay ahora una propuesta de cambiarle el nombre a
Sylvia y llamarle Rea Sylvia.
Lo que también debe ser chocante es estar en uno de los dos
satélites de Kleopatra y observar éste, con esa forma tan extraña.
Imagen artística de Kleopatra tomada de https://www.flickr.com/photos/mhammergren/2003344861 |
Y más que chocante, sería emocionante el practicar un nuevo
deporte de riesgo, el asteroiding, o salto (con o sin cuerda) entre 2001 SN 263 de
apenas 2 km
y sus cercanos satélites.
Esquema de los tamaños y distancias a la escala que aparece, de este trío de asteroides |
Su pequeño tamaño, y por tanto pequeña atracción gravitatoria, haría que con un salto se pudiera
vencer su velocidad de escape y salir al espacio. Y si se ha calculado bien la dirección, llegar a
otro de los componentes del trío. Habría que calcular donde estaría nuestro destino cuando llegásemos a él, porque el tiempo de viaje puede ser largo.
Hay algunos otros casos de los que ya hablaremos, que hacen de los asteroides un mundo increíble y fascinante, pero en la inmensa mayoría de casos, no te dejes engañar por tu agencia de viajes si te propone un viaje de aventuras a esos lugares. Sería una travesía tranquila y el destino sería un lugar sin vistas cercanas, solo adecuado para descansar y aburrirte SOBERANAMENTE.
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